Ciudad del Vaticano, 30 ene (EFE).- El papa Francisco comienza mañana, y hasta el 6 de febrero, uno de sus viajes más difíciles, no sólo por sus problemas de movilidad, sino también porque la República Democrática del Congo (RDC) y Sudan del Sur son dos países golpeados por las guerras, el hambre y las catástrofes naturales vinculadas al cambio climático.
El 40 viaje internacional de Francisco, de 86 años, tenía que haberse realizado en julio del año pasado, pero el dolor en la rodilla hizo que se aplazase y desde entonces la situación se ha complicado, sobre todo en la RDC.
En estos meses se ha producido un recrudecimiento de la violencia en el este de la RDC, en la frontera con Ruanda y donde están las minas de coltán, imprescindible para fabricar teléfonos móviles, armas modernas y elementos de comunicaciones, y donde se cuentan más de 100 grupos armados, como el rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), por ello la etapa de Goma, prevista en el programa inicial, ha sido suspendida.
Juan Pablo II estuvo en 1980 y 1985, en tiempos muy diferentes, cuando el país se llamaba Zaire, mientras que ningún pontífice ha viajado a Sudan del Sur, escindido de Sudán en 2011.
ENCUENTRO CON LAS VÍCTIMAS DE LOS CONFLICTOS
El viaje comenzará con la llegada a Kinshasa y el traslado en papamóvil entre las calles de la capital al Palacio de la Nación para la ceremonia de bienvenida y la reunión con el presidente Felix Tshisekedi, antes de su primer discurso.
Su intervención se centrará en la petición de diálogo para conseguir la paz, después de que en las provincias de Ituri y de Kivu Norte hayan sido asesinados más de 200 civiles en las últimas seis semanas y cerca de 52.000 personas hayan huido de la zona, mientras más de un millón y medio de personas permanecen en la región como desplazados internos.
En este país donde la mitad de la población, cerca 45 millones de personas, es católica y la Iglesia tiene una enorme influencia, Francisco celebrará una misa en la zona del aeropuerto de Ndolo, en Kinshasa, en la que se esperan cerca de un millón de personas.
Ante la imposibilidad de ir a Goma, el papa se reunirá en la nunciatura con un grupo de víctimas llegadas del este del país que le darán testimonio de lo que han vivido y también habrá un encuentro con representantes de organizaciones benéficas católicas, como el proyecto “Dream” de la Comunidad de San Egidio, algunas personas sordomudas del pueblo de Mondeko o los voluntarios del Movimiento de los Focolares.
PEREGRINACION ECUMENICA A SUDÁN DEL SUR
El 3 de febrero, el papa viajará a Sudán del Sur, cuyo Producto Interior Bruto per cápita de 322 dólares lo coloca entre los más pobres del mundo y donde la mayoría de su población vive gracias a las ayudas internacionales, pues casi 8,3 millones de personas, el 75 % de la población tiene que luchar para encontrar suficiente comida cada día.
Se trata de una visita inédita para un papa, que viaja junto al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, Jim Wallace, pues el país cuenta con una importante presencia de anglicanos.
En abril de 2019, los tres líderes religiosos convocaron un retiro espiritual en el Vaticano para ayudar al proceso de paz en Sudán del Sur y durante esa iniciativa, en un gesto de humildad que conmovió al mundo, Francisco se arrodilló y besó los pies del presidente sursudanés, Salva Kiir Mayardit, y del opositor Riek Macharel, e instó a los dos líderes enfrentados a proceder con el acuerdo de paz firmado el año anterior.
El llamamiento a mantener este acuerdo de paz, que avanza lentamente, a pesar de algunos brotes de violencia, centrará su discurso a las autoridades en el palacio presidencial de Yuba.
El 4 de febrero tendrá lugar la reunión con los religiosos en la catedral de Santa Teresa, mientras que por la tarde se reunirá con los desplazados internos que son cerca dos millones y escuchará sus historias.
También celebrará misa en el mausoleo de John Karang y una celebración ecuménica con la participación de los tres líderes religiosos.
Cristina Cabrejas