El último CIS arroja algo de luz sobre los cuatro millones de personas que deberían haberse vacunado en España y no lo han hecho. Según los datos del Ministerio de Sanidad sabemos que son sobre todo jóvenes –en el grupo de edad entre 20 y 49 años la cobertura vacunal es menor–, pero la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas permite trazar un perfil más detallado cruzando datos de recuerdo de voto, de ideología, de identificación de clase o de estudios.
Los datos dibujan un retrato muy heterogéneo del no vacunado en España: presentes por igual en zonas rurales y urbanas, clase alta y baja, hombres y mujeres o distintos niveles educativos pero más numerosos en los ambientes conservadores o apolíticos, jóvenes y población migrante. Hay que tener en cuenta que los no vacunados en España suponen un porcentaje muy pequeño respecto a la mayoría de países del mundo. Además, los resultados se basan en lo que han contestado los encuestados. De partida ya se ve que las personas que declaran haberse vacunado (94,9%) son superiores a los datos que aporta el Ministerio (90%). Según el CIS, solo el 4,8% de los encuestados admitió que no se había puesto la vacuna.
Las diferencias más evidentes están marcadas por la ideología: tanto por el partido al que votaron en noviembre de 2019 como por la declaración de si son de izquierdas o de derechas en una escala. Frente al 4,8% que admitieron no haberse vacunado todavía a nivel nacional, entre los votantes de Vox este porcentaje sube hasta el 10,5%. En comparación, solamente no se ha vacunado el 4% que votó al PP o a Unidas Podemos y el 2,1% que eligió al PSOE. Otro dato interesante: un 9,5% de los que se abstuvieron declaran no haber recibido ningún pinchazo.
No se incluyen las comparaciones con otros partidos regionales o minoritarios como la CUP o EAJ-PNV por tener muestras poco representativas de menos de 100 personas en el barómetro del CIS.
Las posturas se relacionan directamente con los mensajes políticos. Los dirigentes de Vox han mantenido una posición muy ambigua con las vacunas, pese a su probada efectividad. “No ponen en riesgo la vida de los demás si están vacunados, suponiendo que la vacuna sea efectiva”, dijo en septiembre el portavoz parlamentario del partido, Iván Espinosa de los Monteros, sobre los ciudadanos que no se habían inmunizado y apelaba a la “libertad” para decidir.
No es un fenómeno solamente español. En Estados Unidos pasó algo similar aunque con unas diferencias de población sin vacunar mucho mayores que en España: los estados con las tasas de vacunación más bajas el verano pasado eran en su mayoría republicanos, aunque políticos de alto nivel –incluidos el propio Donald Trump– animaron en un viraje de postura a la gente a vacunarse. Parece que con poco éxito.
La razón mayoritaria entre los que dicen votar a la extrema derecha para quedarse al margen de la campaña de vacunación es que no se fían de los fármacos (uno de cada tres), mientras que los votantes de Podemos, los socialistas y los populares refieren, en más porcentaje, “miedo a que tengan riesgo para la salud o efectos secundarios colaterales”. La proporción supera los ocho de cada diez en el caso de Unidas Podemos.
En cuanto a escala ideológica, los encuestados que se sitúan a sí mismos en el centro (del 1 al 10) son los más favorables a vacunarse. Los que menos –siempre dentro de porcentajes pequeños– son los que se ubican más a la derecha, aunque porcentualmente también despuntan los localizados más a la izquierda.
Los resultados del CIS no muestran grandes diferencias entre los que viven en ciudades y en pueblos; tampoco entre sexos. Pero sí confirma que la edad es una variable determinante a la hora de identificar a las personas que no se vacunan. Destaca el grupo entre 25 y 34 años, y por detrás los que tienen entre 35 y 44, como ya apuntaban los datos del Ministerio de Sanidad. La cobertura vacunal de la población entre 20 y 49 años es la más baja de todas las edades y se sitúa en un 81,8%. Esto tiene que ver, según los expertos, con una menor percepción del riesgo que conlleva enfermar. El virus es mucho más letal cuanto mayor eres y si tienes patologías previas.
El último barómetro cruzó también la decisión o no de vacunarse con la religión de cada individuo. Uno de cada cinco encuestados creyentes de una religión diferente a la católica dicen que no se han vacunado (20,7%). Es el grupo demográfico con mayor porcentaje sin inmunizar con diferencia y correspondería, a priori, a personas extranjeras cuyo acceso a la sanidad puede estar condicionado por si tienen o no residencia legal en España. Algunos, aseguran las ONG, tienen miedo de acercarse al sistema. Ocurre también con otros colectivos vulnerables, como las personas sin hogar.
¿Influye la profesión y el nivel de estudios en la adherencia a la vacuna? En el primer caso, el grupo de no vacunados es muy heterogéneo: desde los directores y gerentes, a los parados o los vendedores o cajeros. Las muestras del resto de colectivos profesionales son pequeñas para ser tenidas en cuenta. Pasa lo mismo con la clase social en la que se autoinscriben los encuestados. La mayoría dicen de sí mismos que son clase media-media, lo que deja al resto de grupos con menos representación en la muestra.
El CIS también desmonta la creencia de que las personas con estudios se vacunan más. Según el barómetro, los que optaron por la Formación Profesional son los más resistentes a inmunizarse frente a las personas sin estudios (muestra muy pequeña), con Primaria o con Secundaria. Que esta variable no es determinante ya se ha revelado en encuestas anteriores: una publicada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología muestra que la percepción de que las vacunas son seguras es trasversal, independiente de los estudios.
Los motivos que mueven el rechazo a la vacuna frente al coronavirus no son tampoco homogéneos. El Instituto de Salud Carlos III lanzó una encuesta anónima hace unas semanas, cuyos resultados aún están por publicarse, para conocer esas razones y afinar el tiro en las campañas. El Ministerio de Sanidad aseguró a principios de año que registraría el porqué de las reticencias, pero en la práctica está resultando complicado. El departamento que dirige Carolina Darias deriva para conocer el detalle a las consejerías de salud de las comunidades autónomas y emplaza al fin del proceso de vacunación para tener los datos completos. El CIS revela que el 3% de los españoles no se vacunaría nunca (frente al 4,8% que no lo ha hecho todavía). Por desconfianza en la vacuna (28,3%), seguido del miedo sobre los efectos en la salud (17,7%) y la incredulidad sobre la eficacia (10,1%). Los que declaran no vacunarse nunca y podríamos identificar con los antivacunas son residuales (1%).