Hace cinco años que Fernando Suárez, rector de la Universidad Rey Juan Carlos, hizo suyos cerca de treinta párrafos escritos por Luis Barbastro. Este catedrático de instituto se ha enterado este viernes del plagio a través de las informaciones publicadas por este medio. “Hablamos de corrupción en la vida política, pero esto es corrupción, es usurpar el trabajo”, asegura el experto en Geografía e Historia.
“Esto es muy gordo, esto es descarado”, repite al otro lado del teléfono. Pregunta una y otra vez si no hay citas, si Suárez no le cita ni una sola vez. “Como es la primera noticia que tengo, voy a consultarlo con un amigo jurista y ver qué puedo hacer, las cosas hay que mirarlas con calma y serenidad, pero no descarto llevarlo a los tribunales”, reacciona Barbastro. Otro investigador afectado por los copia y pega de Suárez, Miguel Ángel Aparicio, está ultimando –como cuenta en esta entrevista– una demanda civil en la que pedirá compensación al máximo responsable de la URJC por daños morales.
Luis Barbastro tiene 74 años y está jubilado, pero continúa investigando. Dice que se pondrá en contacto con la editorial que publica la obra para la que el rector de la URJC ha escrito un capítulo que tiene 43 de sus 45 páginas plagiadas.
Luis Barbastro no conoce a Fernando Suárez –“me suena el nombre, pero no tengo ni idea de quién es”– y asegura que nunca se puso en contacto con él antes de copiar y pegar parte de uno de sus artículos académicos. Pasa lo mismo con Emilio La Parra, catedrático de Historia Contemporánea de cuyo trabajo –en menor medida– también se ha apropiado Suárez. “Si tuviera honradez intelectual tendría que haber dimitido ya”, dice. Hay párrafos de uno y otro investigador en el mismo capítulo firmado por el actual rector que entonces, cuando se publicó en 2011, ya era vicerrector.
La Parra, con decenas de artículos publicados y al menos diez monográficos en su currículum, da clases en la Universidad de Alicante y supo del plagio hace unos días, a través de un tercero. Asegura que había hojeado el libro, pero se saltó ese capítulo porque “no aportaba novedad”. “Suárez no es especialista en la materia y no le daba mucha credibilidad. No es muy normal que reciba este encargo”. En este libro, el rector escribe sobre historia contemporánea cuando su campo de investigación y especialidad es la Edad Media.
Barbastro tampoco cayó en la cuenta de que ahí había líneas íntegras escritas por él en 2008. “Pensé que era una obra que daba solo una visión general para las personas que quieren tener una idea global. Por eso no me metí en capítulos concretos”, justifica el catedrático.
“Falta ciencia y sobra manejo”
Uno y otro investigador, autores de un buen número de publicaciones, recalcan que han dedicado años a elaborar las páginas que ha copiado y pegado Fernando Suárez. Emilio se refirió la semana pasada en el aula a este episodio: “Hablaba a mis alumnos y alumnas de la honradez intelectual. Ellos asentían y se quejaban de que luego a los estudiantes les exigen cosas que no cumplen ni los rectores”, reproduce La Parra, convencido de que estas formas de actuar “conducen al deterioro de la universidad, de su imagen”.
“En muchas universidades hay ligereza. Falta ciencia y sobre manejo, sobran artimañas, fontanería, politiquilla... Esos son los grandes males de la universidad española”, se queja el catedrático de Historia Contemporánea, favorable a que la institución tome acción ante estos episodios.
“A mí a título personal el plagio me toca las narices –de hecho, no va a demandar–. A mi obra, en el supuesto de que valga algo, no le aumenta ni le reduce ningún valor. Me trae sin cuidado, no me siento agraviado pero lo lamento. Aquí el tema –resume– no está tanto en lo que siente el autor plagiado, ni en los hechos en sí, sino en las consecuencias de esos hechos. Plagiar es importante, no terrible, pero los efectos sobre el prestigio y la confianza en la comunidad científica son devastadores”.
Qué ha hecho la universidad
La Universidad Rey Juan Carlos anunció esta semana que abriría una comisión académica de investigación sobre los plagios documentados del rector, que la universidad califica de “atribuidos al rector”. Esta comisión estará formada por miembros del propio centro público, sin expertos externos. La iniciativa de la comisión parte del Vicerrectorado de Profesorado e Investigación, que está en manos de Luis Miguel Doncel, justamente la persona a la que la justicia anuló la plaza por considerarla ilegal.
El mismo Suárez solo se ha pronunciado a través de un comunicado y una semana después de publicarse el primer plagio documentado en este medio. En la nota habla de “disfunciones [...] porque soy humano” y niega que sus prácticas sea un verdadero plagio aduciendo que sus publicaciones “no generan ningún beneficio económico” y que sus tiradas son cortas.