El pasado mes de septiembre se publicaron los resultados de un estudio español, liderado por el Hospital Universitario Puerta de Hierro, que adelantaba que el tratamiento con plasma sanguíneo donado por personas recuperadas de la COVID-19 podría ser beneficioso en pacientes que estén en etapas precoces de la enfermedad.
Esa investigación, basada en un ensayo clínico con 350 pacientes de 27 hospitales españoles, también indicaba que este tratamiento podría ser adecuado para personas inmunodeprimidas.
Precisamente, estas son también algunas de las principales conclusiones de un nuevo trabajo liderado por la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad Nueva York (NYU, en EE UU), que ha incluido los datos del estudio español y otros siete realizados en Estados Unidos, Bélgica, Brasil, India y Países Bajos. El estudio se publica hoy en la revista JAMA Network Open.
Con esta información, los autores han demostrado que entre los 2.341 pacientes, aquellos que recibieron una inyección de plasma de convalecencia poco después de la hospitalización tenían un 15 % menos de probabilidades de morir en el plazo de un mes por COVID-19, respecto a los que no se les suministró el tratamiento o a los que recibieron un placebo salino inactivo.
El nuevo trabajo, basado en datos de ocho estudios, demuestra que entre 2.341 pacientes, los que recibieron una inyección de plasma de convalecencia poco después de la hospitalización tenían un 15 % menos de probabilidades de morir
El equipo ha descubierto además que los mayores beneficios de la terapia se dieron entre los personas con mayor riesgo de sufrir complicaciones graves debido a enfermedades preexistentes, como la diabetes o las cardiopatías. También parece beneficiar a quienes tienen sangre del tipo A o AB, según el estudio.
El tratamiento con plasma de convalecencia sigue siendo considerado experimental por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU (FDA). Este fluido contiene anticuerpos, proteínas de la sangre que forman parte del sistema inmunitario. Según los investigadores, los anticuerpos se adhieren al virus, el SARS-CoV-2 y lo marcan para eliminarlo del organismo.
Este fluido contiene anticuerpos que se adhieren al virus SARS-CoV-2 y lo marcan para eliminarlo del organismo
“Nuestros resultados muestran que, en general, los pacientes hospitalizados con COVID-19 pueden obtener un beneficio modesto del plasma de convalecencia, y que algunos subgrupos de enfermos se benefician más que otros”, afirma Andrea Troxel, experta en bioestadística e investigadora principal del estudio.
Con respecto a los grupos con más probabilidades de beneficiarse, la FDA revisó el 28 de diciembre de 2021 la autorización de uso de emergencia para el plasma de convalecencia, limitando su uso a pacientes con enfermedades que reprimen su sistema inmunitario, o que reciben tratamientos médicos con el mismo efecto.
Troxel añade que “las personas con enfermedades coexistentes fueron los que mostraron mayor mejora con el plasma convaleciente, probablemente porque son los que tienen más dificultades en la producción de anticuerpos para combatir su infección. El plasma introducido potencia la capacidad de su cuerpo para luchar contra el virus, pero solo en la fase inicial de la enfermedad y antes de que la infección invada su organismo”.
La clave: identificar a los pacientes idóneos
Por su parte, Cristina Avendaño-Solá, experta en farmacología clínica en el Hospital Universitario Puerta de Hierro y una de las autoras principales del estudio español utilizado por la NYU, comenta a SINC: “La identificación de qué tipos de pacientes son los que más se benefician de la inmunoterapia pasiva [tratamiento con plasma] es una cuestión crucial que todavía no queda resuelta, tampoco con esta publicación”.
Considera que hay que seguir trabajando y comparando datos para poder dar una respuesta fiable. “Por el momento —añade—, los factores que mejor predicen un efecto que pueda ser relevante son el uso precoz del plasma tras la infección y la utilización en personas inmunosuprimidas y con riesgo de mala evolución”.
Avendaño-Solá señala que los resultados del nuevo trabajo son coincidentes con su estudio. “La principal aportación de este trabajo radica en la unión de los datos de los pacientes de los distintos ensayos en un análisis conjunto, lo cual proporciona una mayor seguridad sobre los resultados”, apunta.
El plasma convaleciente es un recurso de bajo coste, accesible y con la ventaja de que, si la donación es local, lo más probable es que la variante contra la que el donante ha fabricado anticuerpos sea la misma que causa la enfermedad en el receptor
Respecto a la idoneidad de este tratamiento, que hasta ahora ha presentado resultados modestos, la investigadora destaca que esto “depende de si hay accesibles alternativas mejores. Hemos visto que varios de los anticuerpos monoclonales desarrollados inicialmente no son útiles frente a la variante ómicron y todavía hay una disponibilidad limitada de otros antivíricos sintéticos”.
Eficacia modesta, pero relevante en casos concretos
También destaca que “el plasma convaleciente es un recurso de bajo coste, accesible y con la ventaja de que, si la donación es local, lo más probable es que la variante contra la que el donante ha fabricado anticuerpos sea la misma que causa la enfermedad en el receptor”.
“En pacientes con limitación para desarrollar su propia respuesta inmune, la eficacia modesta del plasma puede ser relevante si no disponemos de herramientas mejores y si la administración es precoz”, añade la experta.
Además, Avendaño-Solá resalta que otro aspecto que muestra el estudio de la NYU es la “magnífica colaboración e intercambio de información entre investigadores que esta pandemia ha impulsado a unos niveles que antes no hubiéramos imaginado”.