El 28 % de los españoles fuma, lo que sitúa a ese país ligeramente por encima la media (26 %) de la Unión Europea (UE), según datos publicados hoy por la oficina de estadística comunitaria, Eurostat, la víspera del Día Mundial Sin Tabaco.
La población fumadora en España, no obstante, baja 1 punto porcentual respecto a los datos de 2014, aunque el descenso del número de adictos a la nicotina desciende con menor intensidad que en el conjunto de la UE, donde la diferencia entre 2014 y 2017 es de 2 puntos menos.
El 53 % de los europeos declara que nunca ha probado el tabaco y los países de la UE con más fumadores son Grecia (37 %), Bulgaria (36 %), Francia (36 %) y Croacia (35 %), mientras que en el extremo opuesto se sitúan Irlanda y Holanda (ambos con 19 %), Reino Unido (17 %) y Suecia (7 %), si bien el 23 % de los suecos reconoce que al menos una vez al mes consume tabaco oralmente.
Las cifras de España se enmarcan dentro de un contexto en el que los europeos de los países del sur fuman más que los del norte, precisó la Comisión Europea (CE), que recordó que el tabaco es responsable de 700.000 muertes al año y alrededor del 50 % de los fumadores muere prematuramente, con una esperanza de vida de 14 años inferior a la media.
Los datos de Eurostat muestran que el 52 % de los fumadores se iniciaron en ese hábito antes de los 18 años y el 76 % lo mantuvo al menos durante 10 años.
El 52 % de los fumadores de la UE ha intentado dejar la adicción al menos una vez en su vida y la mayoría de quienes lo consiguieron (38 %) tenían entre 25 y 39 años.
Según el perfil socioeconómico, entre los fumadores europeos hay más hombres (30 %) que mujeres (22 %) y el segmento más nutrido se encuentra en la horquilla de edad de los 25 a los 45 años (32 y 31 %, respectivamente) y hay más fumadores entre aquellos que dejaron los estudios entre los 16 y los 19 años (32 %).
Por categorías profesionales, casi la mitad de los desempleados fuma (46 %), dato que también es notablemente superior a la media entre los trabajadores manuales (38 %) y que cae significativamente entre el resto de asalariados (30 %) y pronunciadamente entre los directivos (20 %).
Respecto a los cigarrillos electrónicos, la proporción de europeos que ha probado esos productos aumentó del 12 % en 2014 al 15 % en 2017.