El postureo terapéutico de la sueroterapia, la pseudomedicina que se extiende por España

Esther Samper

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Diversos medios de comunicación están promoviendo la sueroterapia con publirreportajes y cada vez más influencers y famosos la anuncian en sus redes sociales. Este fue el caso de Kiko Matamoros y su mujer, Marta López. A mediados de julio la pareja protagonizó un contenido patrocinado en el que aparecían inyectándose suero por vía intravenosa a través de goteros en su casa, como si se encontrasen en un hospital. “Sueroterapia a domicilio adaptada a tus necesidades”, escribía Matamoros en su publicación en Instagram. Esta tendencia llegó mucho antes a Estados Unidos. Ya en 2019 famosas como Miley Cyrus, Cara Delevigne y Chrissy Teigen aparecían en las redes sociales conectadas a bolsas intravenosas.

Como una más de las muchas pseudoterapias que aparecen cíclicamente en los países occidentales, las empresas contratan a personas mediáticas para promocionar entre la población general sus productos o servicios para la salud sin aval científico. Ante la ausencia de evidencia, los testimonios de famosos son un recurso valioso para convencer sobre su supuesta eficacia, aunque se trate de una práctica que en España destierra el Real Decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria. 

Esta norma jurídica prohíbe cualquier clase de publicidad de productos “que sugieran o indiquen que su uso o consumo potencian el rendimiento físico, psíquico, deportivo o sexual”, que sugieran “propiedades adelgazantes o contra la obesidad” y “en general, que atribuyan efectos preventivos o terapéuticos específicos que no estén respaldados por suficientes pruebas técnicas o científicas acreditadas y expresamente reconocidas por la Administración sanitaria del Estado”. Es un campo que debería estar controlado por las administraciones.

¿En qué consiste?

Cada vez más clínicas de estética y antienvejecimiento están ofreciendo en nuestro país la administración intravenosa de sueros en sus propias instalaciones o a domicilio, desplazando a su personal. Los sueros contienen, además de agua, diferentes combinaciones de minerales, vitaminas y diversos nutrientes. No incorporan medicamentos. El precio de estos productos va desde los 60 euros hasta los 400 más los costes de desplazamiento. Por ejemplo, el preparado “TurboBoost”, supuestamente para reforzar el sistema inmunitario, cuesta 99 €.

En las páginas web de las clínicas se puede encontrar un amplio surtido de sueros, supuestamente ajustados a las necesidades de cada cliente ya sea con fines deportivos, estéticos o sanitarios. Algunos ejemplos de ofertas concretas: el preparado Power Drip (“Ideal para aumentar el metabolismo y la vitalidad sexual, y es excelente para la fatiga suprarrenal, los bajos niveles de energía y las largas horas de trabajo”), la solución Detox Drip (“Ayuda a metabolizar y eliminar los residuos tóxicos producidos tanto por nuestro propio organismo como los que proceden del exterior”) o el producto Post-Surgery Drip (“Tratamiento indicado para aquellos clientes que se han sometido a una cirugía, promoviendo así una recuperación efectiva al aumentar la energía, la inmunidad y reponer los nutrientes que el cuerpo necesita”).

Los peligros de la sueroterapia

Los sueros tienen su utilidad terapéutica en el ámbito sanitario para unas indicaciones muy concretas, que poco o nada tienen que ver con estos reclamos: hidratación de pacientes deshidratados, administración rápida o controlada de medicamentos, aporte de nutrientes cuando no está aconsejada o no es posible la vía oral... En cambio, no existen pruebas científicas de los supuestos y amplios beneficios que se atribuyen a la sueroterapia. En ese sentido, no es más que una estrategia de “postureo terapéutico”, en el que se pretende hacer pensar al consumidor que recurrir a estos productos típicos de hospitales va a tener realmente alguna eficacia.

Además, las personas que suelen recurrir a estos productos (normalmente, de clase socioeconómica alta) están sanas y no sufren déficits nutricionales. Así que administrar vitaminas y antioxidantes de forma puntual no va a ofrecer ningún beneficio a este colectivo. El efecto más evidente de estos productos se detectará en la orina de los clientes: eliminarán a través este líquido gran parte de lo administrado a partir de los sueros porque no se absorberá en el cuerpo. 

Aún en personas que sufran deshidratación o déficits nutricionales, aplicarles suero es literalmente matar moscas a cañonazos. Ambos problemas de salud se pueden solucionar de forma tan sencilla como la ingesta adecuada de líquidos y una dieta saludable.  No tiene ningún sentido que las personas se expongan a los riesgos de la administración intravenosa de un suero para los fines anteriores. 

Precisamente, en el ámbito sanitario solo se emplean los sueros cuando su uso es estrictamente necesario porque es un proceso invasivo con posibles efectos perjudiciales para la salud. Su administración implica cierto riesgo de infección de la zona de la punción, de producción de coágulos, de lesiones en la vena o en la piel de alrededor, aparición de desequilibrios hidroelectrolíticos...Además, los pacientes que tengan dolencias que afecten de forma importante a la función de sus corazones o riñones tienen un riesgo mayor de daño, al exponer a estos órganos a una sobrecarga añadida.