“El padre de mi hija dijo que prefería verla muerta a no verla, pero el Juzgado lo consideró normal”
[VIDEO: Extractos de la entrevista]
Susana y Julia, nombres ficticios, son madres cuyas hijas denuncian haber sufrido abusos sexuales por parte de sus padres. Han declarado ante los juzgados, pero la justicia considera que sus testimonios son insuficientes y que deben seguir viendo a sus padres todas las semanas. “Las condenan a estar con sus maltratadores”, explica Susana.
Tanto ella como Julia están desobedeciendo el dictamen judicial, arriesgándose a multas e incluso a perder la custodia de sus hijas. Sus casos no son únicos.
“Cuando denuncias al padre de tu hija por abusos comienza un proceso de humillación en el que nadie te cree”, señala Susana.“Estás siempre cuestionada, tu entorno no te comprende porque son situaciones incomprensibles, cuando narras esto piensan que estás loca, que es imposible que un Juzgado no haga nada”, añade.
“Mi hija escapa de su padre cuando él va al colegio, ha llegado a encerrarse en el baño. Hay un atestado policial que incluye que su padre dijo que prefería ver a mi hija muerta que no verla. Pedimos medidas urgentes, pero la respuesta del Juzgado fue que esa frase no denota deseo de causarle mal a su hija”, denuncia Julia.
Desde diversas organizaciones, como Infancia Libre, se alerta de que equipos psicosociales y juzgados están atribuyendo de forma sistemática el síndrome de alienación parental a las denunciantas. Es decir, que se atribuye a las madres intentos de manipulación a sus hijos para que estos acusen de abusos a sus padres.
Pregunta: ¿Cuál es su caso?
Julia: Mi hija ya empezó con tres años a cerrar las piernas, después se lo contó a mi madre en 2014, la llevamos al pediatra, tenía infección de orina, y tras su relato empezamos a estar alerta.
Un día volvió de vacaciones, venía con toda la cara señalada. Le preguntamos y nos dijo: “Papá me pegó un bofetón ayer; es que me sigue haciendo cosquillas”. Nos alarmamos, fuimos al hospital, nos dijeron que no veían nada pero que nos derivaban a la trabajadora social. Le contamos la situación y ahí fue donde nos dijeron que no podíamos dejarlo pasar.
Y denunció
Julia: Puse la denuncia, y en cuanto la puse comenzó el infierno, la pesadilla. Yo tenía miedo porque ya alguna vez me había amenazado diciéndo que quería ir a por mí. El caso es que pedí una orden de alejamiento y me la denegaron.
Me llamó la policía para que les llevara a la niña, hablaron con ella, le tomaron testimonio y a él le imputaron por abusos sexuales. Después me denegaron las medidas de protección.
¿Qué edad tenía su hija cuando le tomaron testimonio?
Julia: Siete años. Después mi hija volvió a contar ya en el juzgado de Plaza de Castilla lo que él le había hecho. Le preguntaron, la machacaron, venga a preguntarle lo mismo. En noviembre el equipo psicosocial de Plaza de Castilla volvió a hablar con ella y emitieron un informe en el que decían que era psicológicamente increíble, y eso transmitieron al Juzgado. Así que estoy incumpliendo porque tengo miedo...
¿Y su caso, Susana?
Susana: Mi hija me cuenta un día un abuso sexual de su padre. Pido unas medidas cautelares y pongo una denuncia en penal. Cuando acudo al juzgado por esta medida de protección, ya de primeras, al entrar yo a declarar, dejan a mi hija sola con su padre. Y sin embargo, cuando entra el padre a declarar, a mi hija no le permiten estar sola conmigo, me ponen una funcionaria.
Su hija declaró ante el juez y una fiscal
Susana: Sí, en el Juzgado de instrucción de Plaza de Castilla contó el abuso, que está recogido en auto, pero el forense considera que sus declaraciones son imprecisas y el juez dice que como las navidades están próximas la niña debe irse con su padre.
¿Qué edad tiene su hija?
Susana: Siete años.
Y declaró ¿con qué edad?
Susana: Con seis años. Sigo: rápidamente sobreseen el caso, presento más pruebas y tardan como nueve meses en volver a archivar el caso. Mientras, acudo a los servicios sociales y allí dicen que es compatible con abuso sexual, informan a la Fiscalía de menores y de momento está archivado penalmente y estoy a la espera de juicio civil.
En todo este tiempo he incumplido el régimen de visita, he tenido juicios de faltas continuos, algunos con penas económicas.
Usted, Julia, ¿también está incumpliendo el régimen de visitas?
Julia: Sí. El padre se presenta en el colegio cada vez que le toca, mi hija escapa de él, ha llegado a encerrarse en el baño. Él le dice “pero ¿qué te he hecho?”, y ella le contesta “tú lo sabes”. Hay un atestado de la policía que recoge lo que él dijo: que prefería verla muerta a no verla. Pedimos medidas urgentes pero la respuesta del juzgado fue que esa frase no denota que hubiera intención de causarle mal a su hija y que probablemente estaba producida por la desesperación de no poder verla y por estar imputado por presunto delito de abuso sexual.
Luego llegó el informe psicosocial
Julia: Sí, el informe donde dicen que es psicológicamente increible, y con eso lo han archivado. El archivo viene a decir que yo tengo una voluntad férrea o un temor y que por eso la niña lo ha ido interiorizando y que dice esas cosas porque así me veo yo fortalecida para luchar contra el deseo de verle.
¿Cuál es la situación ahora?
Julia: Yo sigo incumpliendo, él se ha querellado contra mí, me han imputado delito de sustracción y desobediencia, hemos tenido vista en familia porque nos opusimos a que se llevaran a cabo las penas coercitivas que me imponían en el convenio de ejecución de medidas, pero todavía no sabemos nada.
Y ¿su situación, Susana?
Susana: Sigo incumpliendo el régimen de visitas. La Audiencia Provincial ha desestimado el recurso de apelación, uno de los argumentos es que estoy celosa de que el padre de mi hija tenga una novia y parece ser que he visto unas fotos, lo pone la Audiencia Provincial. Estoy divorciada desde hace 5 años; cuando denuncio los hechos llevaba 4 años divorciada.
Tengo el recurso cerrado y estoy a la espera de un juicio de familia de modificación del convenio. Lo que pedimos es que nos dejen proteger a nuestros hijos, que nos lo impiden.
Tengo entendido que usted, Julia, fue víctima de maltrato
Julia: Me separé cuando mi hija tenía 8 meses. Hasta entonces fue un machaque psicológico. Durante el embarazo él me amenazaba, me decía: “lo que tienes ahí dentro es mío”, y después: “si sales por esa puerta me llevo a la niña”. En una ocasión me cogió del cuello delante de su familia diciéndome “te voy a arrancar la abeza”. Mucho machaque.
En septiembre se presentó en el colegio hecho una fiera, insultándome, intentó soltarme un puñetazo, le sujetaron los papás, me dijo “eres una gilipollas, me llevo a la niña aunque acabe en el calabozo”, hecho una fiera.
Antes comentaban ustedes que es muy difícil dar el paso a denunciar por temor a la revictimización. ¿Cómo es ese proceso?
Susana: Mi hija lo cuenta delante de un juez cuando pide una medida de protección, y después de contarlo, ese mismo día, la obligan a irse con su padre, con lo cual hay un bloqueo emocional muy fuerte de mi hija cuando la vuelvo a ver. Lo vuelve a contar en servicios sociales y coincide con una ejecución forzosa, por lo que tiene que irse de nuevo con su padre.
Lo que mi hija necesita es tratamiento, ya lo ha contado, esto es un baile, un mareo. Si abriesen diligencias previas le obligarían otra vez a contarlo en los servicios psicosociales. No hay un organismo integrado, debería haberlo, que tratara el proceso desde el inicio y que protegiera al menor. Hay legislación, pero no se respeta.
¿Conocen más casos como los suyos?
Susana: Sí. He conocido a una madre que denunció hace diez años, lleva un proceso muy largo. Conocemos a algunas que han perdido la custodia.
Queremos decir qué juzgados han llevado nuestros casos. En mi caso las primera medidas cautelares que pedí fueron en el Juzgado 40 de Plaza de Castilla. La denuncia sobreseída provisionalmente en el 54, y el Juzgado de familia es el 27.
Julia: En mi caso el que me denegó la primera orden de protección que pedí fue el 6 de Arganda, se inhibió al 17 de Plaza de Castilla y allí se llevó hasta que fue sobreseido y ahora estamos en el Juzgado de familia 2 de Arganda.
Ante la afirmación de que ustedes como madres hacen este tipo de acusaciones por un objetivo personal, ¿qué responden ustedes?
Susana: Es imposible. Como madre no sometes a tu hijo a semejante barbaridad, esto es una pesadilla, es un proceso kafkiano, ya no es solo lo brutal que es para tu hijo, todo el proceso es la humillación continua que sufres como madre y mujer, donde nadie te cree.
Estás siempre cuestionada, tu entorno no te comprende porque es incomprensible, cuando narras esto piensan que estás loca, que como puede ser que un juzgado no haga nada. Es una pesadilla. ¿Qué madre va a meter a su hijo en semejante pesadilla?