El Gobierno del PP ha recortado el dinero que se destina a Educación un 20%. Si en 2011, los últimos presupuestos de la legislatura socialista, se consignaban 2.840 millones de euros, en los que Cristóbal Montoro ha presentado este martes ante las Cortes esa cifra desciende hasta los 2.273 millones. Un tijeretazo de casi 570 millones en cuatro años. Y eso que en las cuentas de 2015 el presupuesto sube un 4,5% respecto al año anterior.
Las carteras de José Ignacio Wert son algunas de las que más han sufrido los embates de la austeridad. Tanto Educación como Cultura han sufrido enormes caídas presupuestarias. Esta última, casi un 50% respecto a 2011.
“Ese 4,5% es ficticio. Solo sube por la implantación de la LOMCE. Hay 98 millones más para Educación, pero la LOMCE se lleva 142,6. Está claro que hemos perdido 44,6 millones de euros respecto al año pasado”, critica Adrián Vivas, presidente de CSIF.
La presentación de las cifras de 2015 destaca el especial esfuerzo del Gobierno en aumentar la inversión en el capítulo educativo, como “motor del bienestar de un país y factor esencial de la capacidad de intervenir con éxito en el ámbito internacional”. Pero la realidad muestra que, en el medio plazo, la administración Rajoy ha pegado un bocado de nada menos que un cuarto de su asignación en 2011.
“¿Estos presupuestos cicateros van en consonancia con eso que dice el Gobierno de que hemos abandonado la recesión y que es el momento de recuperar lo perdido?”, se pregunta Adrián Vivas, presidente del sindicato CSIF. “Si gestionamos el dinero en favor de la excelencia, de unos ciertos centros de Bachillerato especializados, dejamos el grueso de la enseñanza, la compensación a las dificultades económicas y la diversidad bajo mínimos”, resume.
Sin ayuda para los alumnos pobres
Y es que en los presupuestos de 2015 destaca una bajada en particular. La que figura bajo el epígrafe de Educación Compensatoria. El texto del libro presentado por Cristóbal Montoro no se refiere en ningún momento a estos programas de apoyo a los estudiantes de entornos desfavorecidos. Y no es extraño, ya que el cuadro de inversiones da cuenta de que en 2015 se destinarán a ellos 5,2 millones de euros. El año pasado fueron 70 millones.
“No me extraña, es coherente con el espíritu de la LOMCE, que es la negación a la atención a la diversidad. En la Comunidad de Madrid, donde ya venía practicando esta política, la compensatoria se fue al garete. Es lamentable, una quiebra en la equidad del sistema”, señala Paco García, de CCOO.
Lo curioso es que en 2012, cuando sí se ensalzaba en los presupuestos la importancia de esta política “que tiene como objetivo compensar las desigualdades en educación [...] derivadas de factores sociales, económicos, culturales, étnicos...” esa partida trepó hasta los 169,8 millones de euros. Respecto de este pico –registrado ya con el Gobierno del PP–, el dinero que queda para clases y profesores de apoyo o aulas de enlace para inmigrantes y programas especiales se ha reducido un escandaloso 97%.
Un reciente estudio del Instituto de Evaluación Educativa, que depende del Ministerio de Educación, señala que los alumnos españoles de familias pobres no solo tienen muchas más dificultades para alcanzar ciertas competencias sino que, a igualdad de competencias, tienen muchas más probabilidades de fracasar en los estudios que sus compañeros de familias con un nivel de ingresos alto. “El Estado debería ser el garante de la igualdad de oportunidades, para que cualquier español pueda optar a las mismas metas que el resto, independientemente de su origen o situación”, señala Paco Vensalá, del sindicato ANPE.
La universidad, en horas bajas
Por partidas, una de las que se llevan la peor parte es la de Universidad, que en 2012 (los primeros presupuestos elaborados por Montoro) se dejaba ya 281 millones de euros. Este dinero se dedica sobre todo a la financiación de la Universidad de Educación a Distancia (UNED), la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Organismo Autónomo Programas Educativos Europeos. Además, comprende la dotación de centros y escuelas universitarias de Ceuta y Melilla. Este capítulo no incluye las compensaciones a las universidades por las matrículas que no pagan los becarios, que figuran en el presupuesto de becas y ayudas.
“Las universidades públicas han visto caer su financiación 1.500 millones de euros desde 2010, el 15,1% del total que reciben. La ecuación del Gobierno es reducir la financiación pública, pasar los costes a las familias y endurecer las becas, de manera que la universidad pierde calidad, pierde profesores –8.200 trabajadores menos en dos años– y se convierte en clasista y segregadora”, asegura Paco García, secretario general de Enseñanza de CCOO.
El sindicato calcula que las universidades han perdido 45.000 alumnos en estos años de Gobierno popular como consecuencia de las políticas de recorte. “Si las tasas eran el 16% en 2010, en 2013 eran el 22%,el resultado es evidente: se erosiona la igualdad de oportunidades y la diversidad”, resume.
En Educación Infantil y Primaria no van mejor. De los 263 millones con los que contaban en 2011, el Gobierno prevé para el año que viene 158 millones, casi un 40% menos.
En el apartado destinado a Secundaria, Formación Profesional y Escuelas Oficiales de Idiomas el salto entre 2011 y 2015 se nota menos: 10 millones de diferencia. Pero la explicación es también inquietante: se debe a la implantación de la FP Básica (la gran novedad que incorpora la LOMCE) y que obliga a una inversión muy importante. De hecho, este año se han presupuestado 237 millones de euros frente a los 100 millones del año anterior. Esos 100 millones de 2014 eran 147 millones menos que los de 2011, una bajada de casi el 60%.
Las becas, el eterno incendio de Wert
El apartado de las becas y ayudas merece un capítulo aparte. En frío, los números dicen que en esta legislatura han pasado de los 1.431 millones de euros que heredó el actual Gobierno del anterior en 2011 a los 1.469 presupuestados para el año 2015. Una variación del 2,6% que permite a Educación afirmar siempre que puede que la partida “es la más alta de la historia”.
Pero, siendo cierta esta afirmación, también es confusa. La partida a la que alude el Ejecutivo es el presupuesto anual. Y las becas se otorgan cada curso académico, que incluye dos presupuestos porque va desde septiembre hasta junio del año siguiente. Y esa partida, desagregada, señala que para el curso 2013-2014 las becas cayeron en 75 millones de euros respecto al anterior, al pasar de 1.483 millones a 1.408 millones. Y 210 millones desde su punto álgido, en el curso 2011-2012, cuando alcanzó los 1.618 millones, según datos del Ministerio. Además, el número de beneficiarios ha subido. Menos dinero y más personas para repartírselo sólo da un resultado: la cuantía media de las becas ha bajado.
Las ayudas para la compra de libros ha seguido el camino justamente inverso. La partida se mantiene más o menos estable (una subida insignificante de 64,2 millones a 64,7 millones) pero se ha desplomado el número de beneficiarios. En el curso 2012-2013 el dinero destinado a las familias se quedó exactamente en la mitad, de 130 a 64,2 millones. Esto ha supuesto que 700.000 alumnos se hayan quedado sin ayuda desde 2010, pasando de casi un millón a 300.000 en el último curso académico.
Formación del profesorado
Si el de las becas es un frente abierto para el ministro Wert, el del enfrentamiento con los profesores ha ido in crescendo en esta legislatura. Tras la polémica protagonizada por su 'número dos', Montserrat Gomendio, sobre el gasto en sueldos docentes y algunas veladas críticas a la calidad de la educación relacionadas con el profesorado, la formación para este colectivo reduce su presupuesto este año un 13,9%. Se queda en escasos 3,4 millones de euros. Una cifra ridícula si se compara con los 52 millones de 2011.
“Esta gente no cree en la formación del profesorado. Y lanza un mensaje muy negativo para ellos: clases masificadas, con más horas lectivas que nunca y sin ningún instrumento que permita abordar los retos de la profesión. Es despreciar a los docentes. Sin formación permanente están inermes”, destaca Paco García.
Esta reducción llega en medio de las continuas quejas de los funcionarios por las condiciones de trabajo (la alta interin¡nidad) y las exigencias de los horarios lectivos que, aseguran, no les permiten preparar correctamente las clases ni hacer un seguimiento personalizado de los alumnos.
“Los profesores están acostumbrados a formarse fuera de la jornada laboral y con su propio dinero. El ministerio está acostumbrado a esto, y saben que por vergüenza torera, por profesionalidad, ellos van a seguir formándose”, sostiene Adrián Vivas. “Nunca un sistema educativo será mejor que la calidad que tienen sus profesores. Hay que pensar en eso al decidir en qué se invierte el dinero”, conluye Paco Vensalá, de ANPE.
Nota: En una primera versión del texto se consignaba una cifra equivocada a la partida de Educación para 2015. La correcta es 2.273 millones de euros y la bajada desde 2011, del 20%.