La apertura del ocio nocturno era para muchos la última fase de la desescalada, pero parece que ha llegado su hora. Después de un año y medio de pandemia, y de algunos intentos fallidos por reconvertir los locales en restaurantes y bares de tardeo, Sanidad ha anunciado este miércoles restricciones comunes al sector hasta que España alcance el 70% de población inmunizada. De esta forma, las comunidades con zonas en riesgo bajo de transmisión (nivel 1 o inferior) pueden abrir sus discotecas y pubs hasta las 2:00 de la madrugada (ampliable a las 3:00). Por ahora, estas serían Galicia, Cantabria, Navarra, Comunitat Valenciana, Baleares, Extremadura y Murcia.
Andalucía no entra en la lista, pero lleva un mes con el ocio nocturno abierto hasta esa hora, desde la misma noche en la que cayó el estado de alarma. Tanto esta región como Galicia y Madrid se han negado a firmar el documento. En el caso de la última, porque esgrime que está trabajando por su cuenta en una “desescalada paulatina con medidas controladas” para las discotecas madrileñas. Además, Catalunya y Euskadi se han abstenido por motivos de invasión de competencias.
“Nos llama la atención que el Gobierno centralice una decisión que afecta a miles de PYMES después de que delegara las competencias a las comunidades autónomas”, expuso Ramón Mas, presidente de la Federación España de Noche. La recuperación de la vida nocturna ha sido un eterno foco de debate epidemiológico y económico durante la pandemia, pero sobre todo tras el final del toque de queda en la mayoría de las comunidades.
Los empresarios de la noche se han presentado siempre como la “opción segura” frente a los botellones, las fiestas clandestinas o las reuniones en los domicilios, pero los expertos en Salud Pública advierten de que las discotecas y los interiores mal ventilados son más peligrosos que cualquier exterior. “La alternativa a que estemos cerrados es lo que vemos en la calle”, dijo Mas. “La gente quiere disfrutar y tenemos que darles una alternativa”, reclamó. El portavoz del sector se refiere a que, desde el pasado 9 de mayo, con la caída del estado de alarma, se repiten cada fin de semana imágenes de jóvenes bebiendo en las calles o en las playas y sin respetar las medidas de seguridad.
Los empresarios de la noche se presentan como la “opción segura” frente a los botellones y las fiestas clandestinas, mientras que los epidemiólogos advierten que las discotecas y los interiores mal ventilados son más peligrosos que cualquier exterior.
“Los botellones masivos siguen siendo más seguros que las discotecas”, rebate Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y autor de un estudio sobre el alto riesgo de transmisión en los interiores. “El ocio nocturno no se abre por un tema de sustitución de actividades, sino porque el escenario epidemiológico lo permite”, defiende. España tiene una incidencia acumulada de 118,5 y los indicadores mejoran poco a poco, aunque los contagios han repuntado esta semana en 45 grandes ciudades. Destaca la situación en Andalucía: allí se encuentran 13 de las 45. De hecho, el rebrote más grande ha ocurrido en Antequera (Málaga) y está asociado al ocio nocturno.
“Es como darnos un tiro en el pie. Si los empresarios están sufriendo, hay que ayudarlos con otras medidas, pero no creo que sea el momento de abrir”, propone Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirectivo de la OMS. Al otro lado, el sector agoniza tras varios meses en parada. Según el estudio propio Impacto del Coronavirus en el Ocio Nocturno y los Espectáculos, 5.000 locales, el 30% del total, no han podido retomar el vuelo y han cerrado de forma definitiva. Por su parte, los que han sobrevivido acumulan 16.800 millones de pérdidas en la facturación.
Todo ello ha hecho que durante este mes, y ante la mayor permisividad de Andalucía, los empresarios nocturnos se rebelasen contra las administraciones. El sector cántabro amenazó con demandar al Gobierno si no permitía su apertura, y en Asturias, Aragón y Catalunya se manifestaron para acelerar la toma de decisiones. De hecho, el Ayuntamiento de Sitges, en la provincia catalana de Barcelona, organizó una prueba piloto en la que el ocio nocturno abrió sus puertas por todo lo alto durante una noche. Test de antígenos, grupos de seis, mascarillas y pistas de baile hasta las 3:00 de la mañana que dieron como resultado cero contagios de COVID-19, según ha filtrado la patronal, aunque aún están a la espera de los datos oficiales.
“En este camino hacia la nueva normalidad, las aperturas son inevitables y las restricciones tienen que ir acabándose poco a poco”, entiende Pedro Gullón. Pero, en su opinión, hay que estar “vigilantes para que no se produzca un aumento de contagios y para dar marcha atrás si fuera necesario”. Sobre si está justificado con menos del 40% de la población vacunada con una dosis, cree que no procede “cerrarlo todo hasta que haya cero casos”. “Es insostenible, porque las presiones son las que son y vivimos en sociedad”, añade el epidemiólogo. Pero sí pide que, en este caso, la obligatoriedad de las reglas del semáforo se acate por todas las comunidades.
En este camino hacia la nueva normalidad, las aperturas son inevitables y las restricciones tienen que ir acabándose poco a poco. Pero hay que estar vigilantes para que no se produzca un aumento de contagios y para dar marcha atrás si fuera necesario
¿Qué propone Sanidad?
Lo que se conoce hasta ahora de la propuesta de Sanidad es que el aforo permitido será del 50% en interiores y del 100% en terrazas, que las bebidas tienen que servirse y tomarse obligatoriamente en las mesas y que el horario máximo de apertura son las 2:00 (y las 3:00 en zonas de riesgo bajo o nulo). No hay especificaciones sobre si se puede bailar. Esto se mantendrá invariable hasta que la inmunización no avance, pero a algunos les sigue pareciendo excesivo.
“Son lugares con aglomeraciones tanto a la entrada y salida como dentro, donde nos quitamos la mascarilla para consumir alcohol y para hablar, donde se baila, se canta, se grita, y hay mala ventilación. Todo eso son factores que contribuyen a la transmisión. Si tuviésemos incidencias menores a 25 casos, como el verano pasado, podríamos flexibilizarlo”, defiende Daniel López Acuña. “La actitud prematura es terrible, y nos está ocurriendo tanto con lo del ocio nocturno como con las mascarillas”, compara.
En opinión del epidemiólogo, esta medida debería haber sido la última en tomarse cuando la cobertura de la vacunación estuviese cerca del 70%. En especial porque los usuarios del ocio nocturno son, en su mayoría, personas que aún no han recibido ninguna dosis. “Una población desprotegida desde el punto de vista de la vacuna y con la mayor tasa de contagios, es un cóctel para los repuntes”, explica. “Quien no lo vea es que tiene una miopía terrible”.
Por su parte, Pedro Gullón entiende que las administraciones están en plena carrera “por ver quién se apunta antes el tanto”. “El rédito político de relajar restricciones es muy alto, y se ha visto en las elecciones de Madrid”, entiende. Por eso la decisión de quitar las mascarillas en los exteriores está ya sobre la mesa de Sanidad y de varias comunidades. “Son cosas que no aportan mucho beneficio pero que tienen gran visibilidad”, cree. “El caso del ocio nocturno es más delicado, por eso no se están peleando tanto por abrirlo primero”. De ahí que se esté optando por un modelo mixto y no de apertura total. López Acuña, en cambio, defiende que no es momento para eso, y que ni el Gobierno ni las autonomías deberían incurrir en decisiones “que abran las puertas de par en par a los contagios en grupos más expuestos, aunque no sean los más vulnerables”.