La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Riesgo de más circulación y menor inmunización natural: qué esperamos de la nueva epidemia de gripe

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ya ha puesto fecha al inicio de la campaña de vacunación contra la gripe. Las citaciones comenzarán en la segunda quincena de octubre y los grupos con vacuna gratuita no cambian, son los mismos que otros años: mayores de 65 años, población de riesgo por patologías, sanitarios y mujeres embarazadas. La campaña va a coincidir con los estertores de la pandemia de COVID-19, cuyas restricciones hicieron de la gripe una enfermedad testimonial el invierno pasado.

El Instituto de Salud Carlos III no ha publicado el informe anual de 2020-2021, pero los casos registrados fueron muy inferiores a los de años anteriores. La Organización Mundial de la Salud advirtió que había que interpretar los datos con cautela porque las medidas de higiene (lavado de manos), distanciamiento y mascarillas contribuían a reducir la transmisión también del virus de la gripe.

La última temporada antes de la pandemia se estimaron 619.000 infecciones confirmadas en Atención Primaria, 27.700 hospitalizados, 1.800 pacientes en UCI y 3.900 muertes atribuibles al virus. En 2020-2021 las precauciones a las que obligó el coronavirus arrinconaron también a la gripe, coinciden los expertos consultados. La pregunta es qué va a ocurrir este invierno.

El escenario es muy diferente. España está dejando atrás la pandemia, el 77% de la población está vacunada y, en consecuencia, todas las comunidades han relajado –hasta casi hacerlas desaparecer– las medidas restrictivas (aforos, horarios...), excepto la mascarilla en interiores. ¿Cómo va a afectar esto a la transmisión de la gripe? ¿Cambia algo en la campaña de vacunación? ¿Estamos menos inmunizados porque el año pasado apenas circuló el virus?

Más circulación del virus y menos inmunización natural

No hay certezas sobre cómo de intensa será la circulación de los virus gripales, aunque la evidencia científica demuestra que “después de las temporadas con actividad baja siguen otras de actividad mayor”. Es el diagnóstico que hace el director del Centro Nacional para la Gripe, José María Eirós. “No tenemos elementos que nos permitan predecir con nitidez. En la temporada anterior, no solo en España sino en Europa la circulación de los virus ha sido pequeña. Y eso ha conllevado que en los centros hemos tenido menos posibilidad de caracterizarlos. Añade incertidumbre”, explica el también catedrático de Microbiología.  

La enfermera Inmaculada Cuesta, miembro de la Ponencia de Vacunas del Ministerio de Sanidad, piensa que el mantenimiento de la mascarilla en interiores y del lavado frecuente de manos puede amortiguar este año también el impacto de la gripe. “La bola de cristal no la tiene nadie y me parece atrevido hacer previsiones porque los virus de la gripe se comportan diferente cada año. Indudablemente las medidas de contención generales (distancia, mascarilla, lavado de manos) son beneficiosas”, apunta en conversación con elDiario.es.

Eirós señala también que la escasa circulación del virus hace que la posibilidad de inmunización natural sea menor y por tanto seamos más vulnerables al contagio. “Hubo menos infección natural, pero sin embargo las personas se vacunaron más. Es buena noticia”, matiza.

Los mismos grupos prioritarios, pese a la petición de los pediatras

La vacuna de la gripe solo está subvencionada para unos determinados grupos (por edad, por patologías y por profesión), pero pueden ponérselas todos los pacientes que quieran. Eso sí, pagando. Expertas como Inmaculada Cuesta abogan por un acceso universal a la vacuna: “Se identifica a los que más riesgo tienen, pero la vacuna es una herramienta de prevención para todas las personas por encima de seis meses de vida”.

A su juicio, se podría haber valorado incluir a los niños ente 5 y 59 meses, como recomendaba la Asociación Española de Pediatría. “Si no se incluyen es por un tema de recursos económicos. Los niños padecen la enfermedad y la transmiten. Normalmente no se complica en esas edades pero sí pueden contagiar a personas de riesgo de su entorno, como el coronavirus”, señala Cuesta. Eirós añade que “los niños son un segmento etáreo donde la gripe tiene una actividad importante”, recuerda que “son objeto de programas vacunales” en otros países como Reino Unido y respalda el criterio del colectivo de pediatras.

Comprar de manera individual la vacuna, previo pago, no fue sencillo el año pasado porque “las farmacéuticas estaban centradas en desarrollar la inyección frente a la COVID-19”, remata Cuesta con la incógnita de qué pasará esta temporada.

Captar a sanitarios y personas de riesgo para vacunarse

“La adhesión es relativamente buena en las personas por encima de los 65 años. Por debajo, sin embargo, en los grupos de riesgo prioritarios es baja o mala”, explica Cuesta. La sanitaria marca como objetivo “aumentar las coberturas”, especialmente en los sanitarios. “El porcentaje de vacunados es una vergüenza. Debemos tener un comportamiento ejemplarizante”, afirma.

En 2019-2020, solo el 39,4% de los sanitarios se vacunó contra la gripe. Un año antes el porcentaje era aún inferior, un 35%. Las cifras están muy lejos de lo recomendable por la OMS: un 65%.

La Comisión de Salud Pública es explícita en este sentido en sus recomendaciones, publicadas en junio: “Deberá reforzarse la captación de las personas incluidas en el grupo de edad mayor o igual de 65 años y en el personal sanitario y sociosanitario”. Y se marca como objetivos “alcanzar o superar coberturas de vacunación del 75% en mayores -en el último año con datos el porcentaje llega al 55%-, preferentemente a partir de 65 años y en el personal sanitario y sociosanitario, así como superar el 60% en embarazadas y en personas con condiciones de riesgo”.

Eirós es más optimista y espera un aumento de la cobertura. “Hay que fijarse en la tendencia. Veníamos de una situación de decrecimiento de los porcentajes de adherencia pero en la última temporada, con el coronavirus, hubo un aumento de la prevalencia de la vacunación, es muy buena noticia”, argumenta.

Síntomas parecidos a la COVID-19

La gripe ha puesto históricamente en jaque los sistemas sanitarios, aunque solo por unas semanas. Las imágenes de pasillos de hospitales llenos de camas en invierno eran habituales antes del estallido de la pandemia del coronavirus. Los expertos auguran que la llegada de casos de gripe y de COVID-19 puede confundir, en un primer diagnóstico a los sanitarios, porque “tienen síntomas muy parecidos”. “El cribado se hará mediante la prueba PCR”, zanja Cuesta, que matiza que la evolución de la gripe sin complicaciones es de 2 o 3 días mientras que el coronavirus se alarga más.

¿Hay temor a que el sistema sanitario vuelva a tensionarse? “Si se incrementa la frecuentación de los servicios de urgencias parece evidente que puede complicarse”, vaticina Eirós. El microbiólogo insiste en la importancia de hacer “un diagnóstico microbiológico de calidad” y para eso deben “mantenerse las dotaciones presupuestarias”. “Con esto quiero decir que si vas con neumonía a un hospital no te manden para casa. Que se puedan hacer valoraciones serias de la sintomatología respiratoria”, aclara.

Cuesta coincide en que en invierno se “pueden dar dificultades a la hora de organizar el sistema, por eso hay que insistir siempre en las medidas de higiene y en la vacunación de los grupos prioritarios”.

Administrar a la vez las dos vacunas

El Ministerio de Sanidad recomendó a las comunidades administrar a la vez la dosis de refuerzo de la vacuna frente al coronavirus a los mayores de residencias y la inyección contra la gripe. Científicamente esto se denomina “coadministración” (una vacuna en cada brazo) y pese a que fue lo recomendado, puesto que ya hay evidencia científica que demuestra que no hay más reacciones adversas que si se pusieran por separado, las comunidades autónomas han comenzado a poner terceras dosis a los ancianos institucionalizados sin esperar a la campaña de la gripe. La mayoría se ha precipitado porque tenía una gran cantidad de dosis almacenadas en nevera con riesgo de caducarse.

“A las personas que se les ha puesto primero la tercera dosis frente al coronavirus no deben esperar ningún tiempo para la administración de la vacuna contra la gripe. Ya no se recomienda espaciar”, explica la enfermera Inmaculada Cuesta, muy pendiente de los estudios para crear una vacuna que proteja simultáneamente de los dos virus. Moderna anunció hace unos meses que estaba inmersa en este proceso. “Los estudios van por buen camino, pero sin resultados definitivos y sin autorización. A favor –valora– tiene que con un solo pinchazo protegeríamos a la persona frente a dos enfermedades importantes”. Sobre la posible inmunidad cruzada, es decir, que los vacunados de gripe puedan estar más protegidos frente a la COVID-19 “aún no hay evidencia científica suficiente”, zanja la experta.