La sala está preparada para la entrevista –luces, cámaras, micrófonos, apuntes– pero el ministro se retrasa. Acaba de llegar de la sesión de control en el Congreso y tras la última pregunta se apresurará a posar para las fotos antes de volver a la sala para una reunión por videoconferencia con la OMS. El ritmo de la agenda de Salvador Illa (La Roca del Vallès, Barcelona, 1966) no le resta amabilidad. Tampoco paciencia para esquivar cada posible reproche a la gestión de Madrid, convertida en el epicentro de la COVID-19 en España.
Con el mismo tono reposado con el que ha surfeado los meses más difíciles de la pandemia –la que le convirtió en el ministro con más poderes de la democracia apenas dos meses después de asumir una cartera 'menor'– defiende que no es momento para criticar sino para actuar juntos y doblegar una curva de contagios que crece cada día. Cuesta que se encienda ante una pregunta –“cuando no informamos porque no informamos y cuando contamos las cosas, porque creamos falsas expectativas”, se queja ante las dudas sobre la llegada de la vacuna– tanto como sonsacarle alguna crítica concreta a su gestión, pero también a la de sus adversarios políticos: “Parece que hay gente que está obsesionada en ver qué errores se han cometido, y yo estoy obsesionado con combatir el virus”, zanja.
España es, de lejos, el país de Europa más afectado por la COVID-19. ¿Qué ha pasado en el verano para que estemos así?
En toda Europa estamos experimentando un crecimiento de casos que podemos llamar una segunda ola. También en España. Es verdad que tiene unas características diferentes de lo que vivimos en marzo y abril. En aquel momento detectábamos un 10% de los casos; ahora estiman nuestros técnicos que detectamos entre un 60 y un 80% de los casos, la mitad de los cuales son asintomáticos. Con una edad media más baja y con una letalidad del 1%; en marzo era del 12%. Y con una presión hospitalaria que se ha ido incrementando pero que no presenta los niveles de aquel momento. Pero es verdad que es preocupante en la medida en que va creciendo de forma sostenida la incidencia acumulada y por tanto hay que tomar medidas. ¿Qué medidas? Las que están previstas en el plan de respuesta temprana que acordamos con las comunidades autónomas.
La presión hospitalaria ha crecido mucho: las UCI de Madrid al límite, también problemas en Aragón, La Rioja… ¿Estamos realmente tan lejos de la situación de marzo en este tema?
Es verdad que ha ido creciendo. Quizá la comunidad donde se presentan unos índices más altos es Madrid. Todas las comunidades autónomas tienen planes de contingencia para escalar las capacidades asistenciales, pero eso no nos tiene que tranquilizar. Lo que hemos de hacer es poner todo el esfuerzo en estabilizar el crecimiento de casos y doblegar la curva, que es lo que están haciendo las comunidades autónomas y lo que también estamos haciendo en Madrid, con un mecanismo de coordinación reforzada que hemos puesto en marcha este lunes.
Madrid tiene una incidencia de 330 casos por 100.000 habitantes los últimos 7 días mientras que Milán, una ciudad equiparable, está en 16. ¿Qué ha puesto a Madrid en esta situación?
Los escenarios en los que nos movemos son inestables, cambiantes. Es una característica de esta pandemia. Nosotros, por ejemplo, vimos aparecer los primeros brotes en España tras el fin del estado de alarma en Aragón y en Cataluña, muy vinculados a actividades de empresas hortofrutícolas. Luego hemos visto cómo se ha ido desplazando a otras comunidades autónomas. El segundo foco de rebrotes importante tuvo que ver con el ocio nocturno. Bien, esto ha llegado a Madrid, que presenta unas características especiales de densidad y de movilidad. Lo importante ahora, lo que yo quisiera resaltar, es que es muy importante la reunión que tuvo el presidente del Gobierno y la presidenta de la Comunidad Autónoma. Estamos trabajando en múltiples reuniones para revisar las medidas, complementarlas si hace falta y actuar desde la unidad, desde la lealtad, para conseguir estabilizar y doblegar la curva en Madrid.
Ayer recomendó a los madrileños salir lo mínimo posible de casa, a todos, no solo a los de las 37 zonas sobre las que se tomaron medidas. ¿Debería regresar toda la Comunidad de Madrid a algo parecido a la fase 1 de la desescalada?
Esto lo están trabajando los técnicos. Es verdad que nosotros pensamos que es bueno tener un esquema de trabajo en etapas. De hecho esto está recogido en el Plan de Respuesta Temprana. Podemos llamarle fases, para ir viendo los sucesivas escenarios a los que tendríamos que ir haciendo frente. Yo hice una recomendación que me parece que es de sentido común. Con una incidencia acumulada superior a 700 casos por 100.000 habitantes en 14 días, yo creo que hay que pedirle a la ciudadanía que limite al máximo la movilidad. Y hay zonas donde por orden del consejero de Sanidad ya está limitada la movilidad.
¿Pero es suficiente con poner medidas solo en esas 37 zonas?
Bueno, es un paso adelante muy relevante. Los grupos de trabajo que hemos creado y que están ya en marcha van a ver si hay que complementar estas medidas o no. Vamos a esperar a que los expertos, los técnicos, nos acaben de dar su recomendación. Yo creo que habrá que complementar las medidas de alguna forma, pero ocurra lo que ocurra, reitero la recomendación de reducir al máximo la movilidad a todos los ciudadanos de la Comunidad Autónoma de Madrid. Y, por descontado, cumplir estrictamente la orden de no reunirse más de seis personas, excepto en el trabajo y los ámbitos que suponen excepciones.
Han hecho un grupo de trabajo especial con Madrid y no con ninguna otra comunidad autónoma, aunque algunas otras también tienen muy alta incidencia. ¿Por qué? ¿Hay algo que Madrid no estaba haciendo?
Pues porque Madrid presenta unas características muy especiales de densidad urbana, de movilidad, es un hub de movilidad muy importante en nuestro país. Y porque la situación epidemiológica aconsejaba una máxima coordinación reforzada en este caso. Yo celebro que se haya tomado esta medida, porque me parece muy necesaria y conveniente para combatir el virus juntos y con lealtad. Con el resto de comunidades autónomas tenemos una relación muy fluida. Cada semana hacemos una reunión del plenario de la Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Aparte de esto, por ejemplo, hemos hecho cuatro reuniones con las dos Castillas y la Comunidad de Madrid.
Precisamente por eso, nos consta que se han reunido mucho con todos los gobiernos. ¿Por qué hacía falta un grupo especial con Madrid?
Insisto, las especiales características de la comunidad han aconsejado hacer esta coordinación reforzada. Con el resto, aparte de los foros colectivos en los que estamos conjuntamente, hay una relación constante a nivel de los técnicos del país y también mía con los consejeros. Cada semana, como mínimo, hablamos una vez.
El hecho de formar esta comisión especial supone una corresponsabilidad en lo que se haga a partir de ahora en Madrid. ¿El Gobierno asumirá los errores que se pudieran cometer a partir de ahora?
Nuestra prioridad es doblegar la curva de Madrid. Cada uno tiene sus competencias, que van a ser respetadas, pero vamos a trabajar juntos en esto. Yo el acento lo voy a poner aquí y creo que todos haríamos bien en ponerlo aquí. Hay que actuar con determinación, hay que tomar el control del virus en Madrid, hay que estabilizarlo y bajarlo. Ahí vamos a poner todas las energías. Yo no voy a gastar ni un segundo en esos momentos en entrar ni en reproches ni en valoraciones. En su momento, lo haremos.
Si no llegaran a ponerse de acuerdo con el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso para tomar medidas más contundentes, ¿el Gobierno estaría dispuesto a tomarlas unilateralmente o a forzarlas de alguna manera?
Estamos trabajando bien y con lealtad, y no contemplo este escenario.
Su compañero, el ministro José Luis Ábalos, dijo en una entrevista que una de las claves de lo que está pasando ahora es no haber culminado la desescalada, que se aceleró por la falta apoyo al estado de alarma. ¿Está de acuerdo con que se precipitó el paso a la nueva normalidad por presiones políticas?
Todo el mundo sabe cómo fue la desescalada, qué proceso tuvo, qué decisiones tomó cada quien. Yo lo único que puedo decir es que la segunda ola la estamos viendo no en España sino en toda Europa. Y, por tanto, ya sabíamos que estas cosas podrían ocurrir.
La desescalada tuvo como objetivo llegar a un estadio que en su momento llamamos de ‘nueva normalidad’, que significa aprender a convivir con un virus, estar en una situación de control, tomar medidas que permitan que su incidencia, su índice de contagiosidad, no ponga en peligro el nivel asistencial de nuestro Sistema Nacional de Salud. Esto, con carácter general, se ha ido consiguiendo.
Lo que hay que hacer es tomar medidas para mantener este estadio de control donde no existe, que es básicamente en este momento en la Comunidad de Madrid. El resto de comunidades ha conseguido estabilizar. Es verdad que algunas presentan incrementos, pero son mucho más acotados, mucho más vinculados a brotes con trazabilidad conocida, y se están tomando las medidas para estabilizarlos.
¿Usted cree entonces que la desescalada se hizo en tiempo y forma y no tuvo nada que ver con las presiones políticas o económicas de cara a la temporada turística?
Yo no voy a entrar en eso. Todo el mundo conoce perfectamente las posiciones que cada uno defendió. Las hemerotecas están al alcance de cualquiera. Yo no voy a añadir nada nuevo a esto. Tiempo habrá de valorar, de analizar. Hay muchas iniciativas en ese sentido, las vamos a apoyar porque es de justicia hacerlo. Pero ahora no, no hay que confundir los tiempos. Ahora mi tarea principal, la encomienda que yo tengo de presidente del Gobierno, es centrar todas las energías en controlar y doblegar la curva.
Ha dejado claro que no quiere entrar en reproches, pero la Comunidad de Madrid pasó de fase prometiendo 400 rastreadores que finalmente nunca tuvo. ¿Les engañó el Gobierno de Madrid en la desescalada?
Vamos a ver, en el documento que acordamos con las comunidades autónomas el 16 de julio, que es el plan de respuesta temprana, está contenido todo lo que hay que hacer. Entiendo que formulen las preguntas y entiendo, además, el interés que puede tener, pero yo ahora no voy a entrar en ningún tipo de reproche. Yo voy a concentrar todas las energías en aunar esfuerzos y en combatir, porque ahí nos va mucho. Me gustaría que las valoraciones se hicieran siempre con un espíritu constructivo, pero cada uno será responsable de la forma en que haga las cosas. Yo ahora me hago responsable de mis palabras y de mis actos y no quiero entrar en esta dinámica. Créame, no aportaría nada.
En primavera repitió muchas veces que el confinamiento domiciliario había sido lo que había logrado frenar el virus. ¿Lo descarta ahora para toda España, o concretamente para Madrid?
En aquel momento era absolutamente imprescindible, a mi juicio. Creo que la forma en que se desarrolló la pandemia una vez se tomaron esas decisiones, que fueron muy duras y que fueron ejemplarmente seguidas por la población, da la razón a las medidas que tomamos. Pero como he dicho antes, lo que estamos viviendo ahora no es lo que vivimos en marzo y abril. Afortunadamente. En estos momentos hay que tomar medidas muy adaptadas con los territorios. Hay que actuar muy proporcionalmente a lo que ocurre en cada sitio con las medidas adecuadas, y en algunos casos ya se han tomado estas medidas, no son nuevas. Cuando ha sido posible por la configuración geográfica del territorio en cuestión, hemos ido a confinamientos perimetrales.
Pero en el caso de Madrid hablamos de transmisión comunitaria descontrolada. ¿Por qué cree que esta vez lograremos frenarla sin confinamiento domiciliario?
Porque se han tomado medidas adecuadas que estamos viendo cómo hay que complementar, porque la población es una población responsable y adulta, porque si se le dan unas indicaciones a la población, las sigue. Y porque yo confío que con estas medidas y las que podamos adoptar en sucesivos días, vamos a conseguir estabilizar y doblegar la curva, no tengo ninguna duda.
¿Descarta entonces un nuevo confinamiento obligatorio en las casas este otoño?
Yo digo que en esos momentos, por lo que me comentan los expertos y por la información que recibo, no es necesario. No lo es si se toman las medidas adecuadas, las que se han tomado y algunas que podamos tomar. En un futuro… La experiencia nos ha enseñado que de este virus hay que hablar con mucha prudencia y que no hay que perderle el respeto.
Dijo alguna vez que a la primera ola llegamos tarde a tomar las medidas porque no sabíamos lo suficiente sobre el virus. Ahora sabemos mucho más. ¿Hemos llegado tarde otra vez en Madrid?
Creo que si hacemos lo que tenemos que hacer, no va a ser necesario volver al confinamiento. Usted puede decir que esto es un desideratum. No, esto está apoyado en lo que hemos hecho en otras partes. Hemos visto que la Comunidad Autónoma de Aragón tenía incidencias muy altas, las han estabilizado. Lo hemos visto también en el área metropolitana de Barcelona. Lo hemos visto en ciudades también importantes de nuestro país. No hay razón para pensar que no lo podemos hacer en Madrid. Es verdad que adaptando las decisiones a la comunidad autónoma. Nosotros vamos a desplegar toda esta acción. Yo quiero enfocar mis energías aquí.
¿Nos ha mostrado esta pandemia que España era un poco peor de lo que creíamos, que el sistema autonómico no funcionaba tan eficientemente, que nuestro sistema de salud no era tan bueno?
La pandemia supone una cura de humildad para todo el mundo, porque esto ha afectado a todos los países. Yo creo que hemos de tener todos un punto de cura de humildad, de modestia, y de que cuando esto acabe, que todavía va a tardar unos meses, sacar las lecciones oportunas.
Dicho esto, creo que nuestro país ha funcionado razonablemente bien. El marco institucional ha dado una respuesta razonablemente adecuada, el Sistema Nacional de Salud, también. Tenemos, afortunadamente, un sistema de salud público y universal. Observo y respeto algunas opiniones vinculadas a veces a alguna formación política, que tienen mucho empeño en poner el acento en lo que hemos hecho mal y en señalarlo. Yo pongo el acento ahora en unir fuerzas para seguir luchando contra el virus. Ya haremos la evaluación. Del Gobierno por descontado, de las comunidades autónomas, del mundo académico. De todos. Pero en mí van a encontrar siempre un esfuerzo por hacerlo de forma constructiva.
¿Qué destacaría entre lo positivo?
España es el primer país y creo que el único que ha hecho un estudio de seroprevalencia. Yo pregunto cuál es el alcance de la primera ola de la pandemia en otros países y no tengo respuesta. Sin embargo, se sigue diciendo que en España… Bueno, aquí hicimos esto, colaborando el Estado y todos los gobiernos de las autonomías. Tres oleadas, un estudio que ha recibido una acogida unánimemente favorable de la ciencia. Por lo tanto, hemos hecho cosas bien, cosas regular y cosas que hay que mejorar. Por más comentarios que haya de ciertos sectores, yo no voy a despistarme del objetivo que creo que me corresponde como ministro de Sanidad, que es tener el empeño en atajar este incremento de casos en todo el territorio de España.
España ha apostado mucho al uso de mascarillas en todos los espacios, pero en otros países europeos con actualmente menos incidencia no son obligatorias. ¿Se replantean la estrategia?
No, el uso de la mascarilla es esencial. Al principio las opiniones científicas de los expertos no eran ni mucho menos unánimes, pero ahora sabemos que hay tres cosas que son esenciales y muy efectivas para combatir y cortar la transmisión. Una es el uso de la mascarilla; otra es la distancia, los metros entre personas como las que estamos teniendo en el transcurso de esta entrevista; y la tercera es las manos. La mascarilla es muy importante.
¿Cree que han podido generar una sensación de falsa seguridad en algunos contextos?
Entre las tres medidas que he mencionado, ninguna sustituye a otra. Porque me lave las manos, no puedo dejar de usar mascarilla y no respetar las distancias. Siempre hemos dicho que el uso de mascarilla es un cambio de hábito importante para la ciudadanía. Y no nos debería generar una sensación de falsa seguridad, de que porque llevo la mascarilla ya puedo no mantener la distancia. No. Es importante resaltar que es esencial usar mascarilla, pero también mantener una distancia siempre que sea posible y de dos metros. Hay veces que no es posible, pero siempre que sea posible. Y una higiene de manos muy, muy constante.
Ayer Boris Johnson anunció en el Parlamento medidas muy restrictivas para Reino Unido porque prevén que los próximos seis meses van a ser muy complicados. ¿Cómo se prepara España para el invierno? ¿Cuál va a ser el papel del Gobierno de España y del Ministerio?
El Gobierno de España va a seguir el plan de respuesta temprana que acordamos, está fijada la estrategia nacional y los escenarios.
¿No está desfasado ahora, con la actual incidencia?
Hemos ido tomando acciones coordinadas en salud pública. Adoptamos una el 14 de agosto sobre el ocio nocturno y fumar en la vía pública. Una segunda a principios de septiembre acerca del reinicio de la actividad educativa presencial. Otra de la vacunación de gripe para la primera quincena de octubre. Y otra acción coordinada para reconocer el papel de los entes locales y en materia de vacunación del COVID-19. No se habían planteado este tipo de acciones nunca en España, en 40 años de democracia. Y todo esto tiene como base la Estrategia Nacional del Plan de Respuesta Temprana. Este plan, insisto, se ha puesto, se ha desplegado y en muchas comunidades autónomas se ha demostrado eficaz. Hay que ir viendo. Pero yo creo que son los instrumentos necesarios para hacerle frente.
Estamos casi en octubre. ¿De verdad cree que tendremos vacuna para final de año? ¿Teme estar creando unas expectativas que no se van a cumplir?
Bueno, cuando no informamos porque no informamos y cuando contamos las cosas, creamos falsas expectativas. La decisión que ha tomado el Gobierno es dar información veraz a la gente. España participa en una estrategia europea que garantiza que compramos conjuntamente con los socios europeos un portfolio de vacunas. Son un mínimo de siete vacunas distintas a las que vamos a tener acceso equitativo los países de Europa. De momento se han firmado dos contratos, uno con la empresa AstraZeneca y otro con la empresa Sanofi. De acuerdo con el primer contrato, si se superan todas las fases de validación de la vacuna, que van a ser estrictas y que van a garantizar su eficacia y su seguridad en el uso, la compañía entregaría al conjunto de la Unión Europea 30 millones de dosis el mes de diciembre, y a partir de ahí cada mes sucesivamente hasta llegar a 300 millones de dosis. De esos primeros 30 millones, a España le corresponderían aproximadamente unos tres. Esto es lo que está firmado y lo que hay. ¿Van a salir bien todos los procesos de validación? Vamos a verlo. Se está informando cada vez que hay un percance. Pero esto es lo que está firmado.
¿Qué pienso yo que va a pasar? No lo sé. No va a depender de mí que la vacuna supere los análisis. Con la compañía Sanofi se ha firmado otro contrato de suministro de dosis de vacunas y las entregas serían a partir de mitad del año que viene, también si supera todos los análisis. Y se está en proceso de negociación o de cierre de contrato con otras cinco vacunas. Esto es lo que tenemos. Personalmente creo, por la información que recibo, que a finales de este año o a principios del año que viene habrá vacunas disponibles. Hay que ver los criterios de eficacia que demuestran y los criterios de seguridad, y eso es lo que trasladamos a la ciudadanía. Ni más, ni menos.
¿Cuánto tiempo calcula que nos costará vacunar a la población de riesgo y conseguir una mínima inmunidad de grupo?
Bueno, no va a ser una tarea de una semana. Estamos trabajando, adoptamos también una coordinación en salud pública con las comunidades autónomas, en un plan de vacunación COVID-19. Es muy importante crear un registro de vacunas, pero es una tarea que va a llevar meses.
Recomienda a todos los madrileños salir lo mínimo de casa, pero mientras, hay empresas que están obligando a sus empleados a ir presencialmente a trabajar. ¿Están siendo responsables estas empresas?
Ayer justamente el Consejo de Ministros aprobó una ley de teletrabajo, una norma pionera y muy importante. Han hecho un magnífico trabajo ahí los colegas del Gobierno, en particular la ministra de Trabajo. Yo hice una recomendación de limitar al máximo la movilidad siempre que sea posible. No voy a entrar en la casuística de cada empresa, pero en estos momentos todo lo que pueda evitar desplazamientos de movilidad es aconsejable en Madrid.
Usted ha aceptado reunirse con los científicos que le propusieron una auditoría en The Lancet. ¿Cómo quiere que sea esa evaluación? ¿Qué haría si la conclusión es que el Gobierno cometió errores graves?
Creo que es bastante irreprochable y conocida la actitud y el esfuerzo que ha tenido el Gobierno en cuanto a transparencia, de dar cuentas en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno, cada 15 días durante el estado de alarma fue a solicitar refrendar la prórroga en el Congreso de los Diputados. Yo he comparecido semanalmente durante el estado de alarma. El Gobierno está realmente dispuesto a que se haga una evaluación. Pero parece que hay gente que está obsesionada en ver qué errores se han cometido, y yo estoy obsesionado con combatir el virus. Ahora mi prioridad no es pensar en errores. Ni tan siguiera señalar los que puedan haber cometido otros, los que puede haber cometido la oposición. Y cuando veamos, que va a llegar el día, que hemos derrotado al virus, que será cuando tengamos una vacuna eficaz y se la hayamos podido administrar a la gente, haremos las evaluaciones y veremos lo que hay que hacer. Y nos plantearemos todos cómo podemos mejorar los sistemas de nuestro país para combatir pandemias.
El 13 de enero de 2020 usted asumió su cargo como ministro de Sanidad de España. Aquel día la OMS también informó del entonces primer caso confirmado fuera de China. Si volviera atrás, con lo que ahora sabe, ¿volvería a decirle que sí a Pedro Sánchez?
Sí, sí, sí. Yo considero que es un honor ser ministro de España. Me siento muy orgulloso, muy reconocido por que el presidente del Gobierno me confiara una tarea en su gabinete, y me confió esta tarea. Intento hacer las cosas lo mejor posible, pero no acostumbro a arredrarme ante las dificultades, y por lo tanto volvería a hacerlo. Claro que nadie esperaba esto. Yo desde luego, no. Pero las cosas vienen como vienen. Pero no me arrepiento en absoluto.
¿Cómo cree que ha podido ocurrir que en esta situación tan compleja usted haya mejorado su imagen y sea una de las personas mejor valoradas del Gobierno?
Pues no lo sé. Pero voy a hacer una confesión. Me ha preocupado muy poco mi imagen en estos días. Muy poco. Me ha preocupado hacer las cosas bien, dar apoyo al equipo magnífico que tenemos en el Ministerio de Sanidad. Poner de relieve el trabajo que ha hecho toda la sanidad española y todo el conjunto de personas de actividades esenciales. Eso es lo que me ha preocupado. Mi imagen, no sé si ha bajado o ha subido. Me ha preocupado esto y actuar en conciencia, haciendo lo que pensaba que tenía que hacer en cada momento.
¿Será el candidato del PSC en Catalunya?
No. Yo tengo una tarea muy específica y muy concreta como ministro de Sanidad y voy a intentar corresponder a la confianza que en su día me dio el presidente del Gobierno.