El Ministerio de Sanidad está comprometido a comenzar con la vacunación contra la COVID-19 en España en las fechas avanzadas este jueves por la Comisión Europea para todos los países miembros: del 27 al 29 de diciembre. Así lo aseguran fuentes del Ministerio, que reconocen, sin embargo, que todavía desconocen cuántas dosis llegarán en la primera remesa. Aduce Sanidad que aún depende de dos cosas no cerradas: la liberación de dosis que hagan las compañías Pfizer/BioNTech, las desarrolladoras de la primera vacuna que llegará; y el primer fraccionamiento que de ellas haga la Unión Europa, que será equitativo entre los 27.
Tampoco sabe el Ejecutivo el día que se recibirán en España. La Comisión Europea tiene que dar su autorización a la comercialización 48 horas después de que lo recomiende la Agencia Europea del Medicamento (EMA, en sus siglas en inglés), algo que previsiblemente sucederá el 21 de diciembre en un comité extraordinario. Así que según esos plazos a España podrían llegar entre el 23 y el 27. La idea de Sanidad es mantener a nivel nacional el mismo espíritu de coordinación y armonización que la UE busca entre sus 27 países miembros: que todas las comunidades autónomas reciban sus dosis a la vez. Aunque el día que empiecen dependerá de la logística y organización de cada una.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado este jueves que las fechas previstas de comienzo de vacunación en la Unión Europea serán el 27, 28 y 29 de diciembre. El visto bueno de la EMA se ha acelerado al día 21, aunque en principio estaba agendada una reunión para decidir el día 29. La del día 29 se mantiene, pero es altamente improbable que la decisión se postergue hasta ese encuentro ni que haya un rechazo porque el análisis de los datos sobre eficacia y seguridad que ha aportado Pfizer ya está muy avanzado, y ya tienen la autorización de otras agencias como la británica, la estadounidense y la canadiense. El anuncio comunitario, “protegemos a nuestros ciudadanos juntos”, llega un día después de que Alemania anunciara sus planes para comenzar la vacunación el 27 de diciembre. El Gobierno de Angela Merkel ha sido el que más ha presionado a la Comisión para que los plazos se adelanten una semana.
Equitativo, pero gradual
España contará con alrededor de 50 puntos de entrega a los que Pfizer hará llegar las dosis, distribuidos por las comunidades autónomas, abundan las mismas fuentes de Sanidad. El reparto final será equitativo entre las comunidades por población, pero la cantidad se modulará de manera gradual. Los primeros grupos poblacionales a los que se les administrará si se efectúa el plan consensuado entre Sanidad, las comunidades y expertos como está diseñado, serán usuarios de residencias, sanitarios y grandes dependientes, en total unos 2,5 millones de ciudadanos inmunizados entre enero y marzo. Luego irán los otros grupos poblacionales, 15 en total, en otras dos fases hasta verano.
Así que las primeras remesas podrán repartirse no exactamente de manera proporcional a la cantidad de población total de las comunidades, sino teniendo en cuenta proporcionalmente la cantidad de población diana –esto es, una comunidad con más gente en total pero con menos usuarios de residencias podrá recibir menos vacunas que otra con menos gente pero más en residencias–. Si todas las vacunas que tiene firmadas o apalabradas la UE salen adelante, a lo largo de 2021 España contaría con dosis suficientes para vacunar a unos 80 millones de personas. Las que sobren, de cumplirse esas cifras serían más de 30 millones, podrán guardarse, venderse o donarse.
Suministro semanal
Sanidad prevé que, tras la primera remesa de finales de diciembre, el suministro de dosis de Pfizer sea aproximadamente semanal, de manera continuada. Las dosis de las vacunas llegarán en neveras porque el suero necesita una conservación de alrededor de -80 grados. Esas neveras, con nieve carbonizada, podrán contener hasta cinco bandejas con 1000 viales cada una, es decir, con lo suficiente para 5.000 pinchazos –se necesitan dos dosis para ser inmunizado frente a la COVID-19 con Pfizer, puestas con una distancia de 3 semanas–. Pero eso es un máximo. Si la logística así lo requiere, porque haya puntos de vacunación que vayan a atender a menos personas, por motivos de conservación podrán guardarse menos dosis, por ejemplo una nevera con 1.000. Para vacunar a la gente o bien se desplazarán los sanitarios al lugar –especialmente en el caso de las residencias de ancianos– o bien los pacientes a los centros de salud. Siempre, en todo caso, se hará en entorno sanitario.
España tiene preparado un plan de vacunación que ahora se adelanta. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, comentaba esta misma semana que esperaba recibir las primeras dosis antes del 4 de enero, también lo creía así la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), María Jesús Lamas. Con el anuncio de Europa esa fecha ya queda obsoleta. Previsiblemente será unos días antes. Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, ha explicado a este periódico que esa aceleración no es relevante científicamente: “No va a impactar epidemiológicamente que se adelante 8 días, pero tampoco pasa nada por adelantarlo, no afecta científicamente a la autorización porque es un producto que ya está autorizado por muchos organismos y analizado”. No se debe a criterios de salud pública sino, en su opinión, “a la imagen emocional impulsada fundamentalmente por Alemania, que está en una mala situación y quiere lanzar optimismo. Es un arma de doble filo, porque es muy bueno pero puede relajar a los ciudadanos. La vacunación tiene que ir acompañada del mensaje de que esta crisis todavía sigue por un tiempo”.
La vacunación comenzará en España coincidiendo, según las proyecciones de las últimas tendencias, con un nuevo repunte de contagios y el inicio de lo que amenaza con convertirse en una 'tercera ola'. La incidencia acumulada, a las puertas de la Navidad, fechas de mucho riesgo por los viajes y encuentros familiares, vuelve a ir en ascenso después de semanas en bajada, y ya ha vuelto a superar los 200 casos por cada 100.000 habitantes. Esto no paraliza los planes y la vacunación seguirá adelante sin modificaciones, aunque sí puede suponer algún obstáculo. Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, apuntaba principalmente a que puede haber problemas por cómo se entienda “que haya casos de COVID-19 entre personas recién vacunadas”. Con una incidencia alta es probable que esto ocurra porque la persona se pudo haber infectado antes de vacunarse. Y habrá que tener “muchísimo cuidado” con cómo se transmite a la ciudadanía esta coyuntura, porque “hay que comunicar que es seguro y eficaz, sin que haya dudas”.