El ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Alfonso Alonso, ha anunciado la creación el próximo lunes de un comité que elaborará una estrategia integral para el abordaje de la hepatitis C, que determinará los pacientes a los que se deben prescribir los tratamientos más innovadores.
El comité estará coordinado por el hepatólogo Joan Rodés, ha señalado en una entrevista en TVE Alonso, quien ha incidido en que “los aliados” de los pacientes son los médicos, el Sistema Nacional de Salud y las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias en materia sanitaria.
Alonso ha explicado que formarán parte de ese comité expertos de ámbito nacional y representantes del Ministerio, de las comunidades autónomas y de los pacientes.
El ministro espera “que sea desde esa estrategia y la coordinación del doctor Rodés, una autoridad fuera de toda duda, quiénes nos digan de qué manera, a quiénes y cómo hay que prescribir esos tratamientos y nosotros podamos garantizar desde el Sistema Nacional de Salud que todos aquellos a los que se les indiquen lo van a recibir”.
Alonso ha anunciado que el Gobierno está negociando la incorporación de nuevos fármacos este mes o el mes que viene y ha advertido de que durante estas negociaciones, que “son delicadas”, las presiones “no son positivas” y “no ayudan”.
Preguntado sobre si se refería a presiones políticas o de los afectados, el ministro ha respondido que entiende a todo el mundo y ha insistido en pedir responsabilidad.
“No prescribamos los políticos, dejemos que sean los médicos los que prescriban”, ha dicho el ministro, quien ha insistido en pedir “calma” para que se puedan “hacer las cosas de manera seria”.
A su juicio, la incorporación de nuevos fármacos “no puede ser una cuestión de dinero”, a la vez que ha señalado que existen nuevas fórmulas terapéuticas que pueden ser más efectivas que las que se están utilizando y “abren una puerta distinta y una buena perspectiva” para los afectados.
El ministro ha dicho que los informes de posicionamiento terapéuticos ya determinaron que en torno a 6.000 pacientes se podían beneficiar de los nuevos tratamientos aprobados.