La Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) quiere que los medicamentos que no necesitan receta médica puedan ser vendidos en “dispensarios específicos, supermercados, gasolineras...” como ocurre en 16 países europeos. El Ministerio de Sanidad ha esgrimido razones de salud pública para oponerse a esos cambios.
La CNMV, en un Estudio del Mercado Minorista de Medicamentos, recomienda una batería de cambios en pro, dicen, del interés del consumidor: no solo permitir que ciertos productos se adquieran en comercios ajenos a las farmacias sino, también, liberalizar el comercio de medicamentos por internet y abrir la posibilidad de que las oficinas de farmacia estén a nombre de titulares de otras profesiones. Sanidad ha salido al paso de este informe y aseguró su “firme compromiso con el modelo español de farmacia, según el cual, para ser titular de una oficina de farmacia hace falta ostentar la condición de farmacéutico y la propiedad de éstas está regulada por las Comunidades Autónomas y por la legislación estatal”. Dos visiones opuestas.
Competencia analiza el sector desde su perspectiva y ha concluído que las restricciones de mercado “tienen impacto negativo sobre la competencia y, en consecuencia, perjudican a los pacientes como consumidores de estos productos, incrementan el coste de aprovisionamiento del sector público y reducen el bienestar general”.
Por su parte, el Ministerio entiende que que “estas prácticas pondrían en riesgo la salud de los ciudadanos, al no estar garantizada la asistencia profesional, además de fomentar prácticas fraudulentas, como la venta de medicamentos falsificados. Por tanto, y para asegurar la protección de la salud pública, defenderá el modelo actual ante cualquier propuesta en este sentido”.