Malestar entre los sanitarios. Varias organizaciones sindicales médicas acusan al Ministerio de Sanidad de incumplir su propio compromiso y no reformar (mejorar) el sistema de elección telemática de plazas para el MIR (Médico Interno Residente) que diseñó el departamento que dirige Carolina Darias el año pasado y que acabó, causalidad o correlación, con un gran subida en las renuncias a las plazas asignadas por el sistema coincidiendo con el cambio a un método que los aspirantes rechazaron desde el primer día.
El Foro de la Profesión Médica, que reúne a las principales organizaciones de sanitarios y asociaciones científicas de España, emitió un comunicado en el que muestra “su enorme preocupación” y “lamenta profundamente que se esté en la misma situación del año pasado”, y sostiene que “la situación es aún más grave si se tiene en cuenta que no se están cumpliendo los compromisos firmados (...) en junio de 2021. ”Con este sistema no se elige, se asigna“, explica Sheila Justo, vicepresidenta de AMYTS (Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid) y miembro de la Secretaría Técnica Nacional Médicos Jóvenes y MIR de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). ”La implementación de un sistema tecnológico ha supuesto un retroceso“, se sorprende. Tomás Toranzo, presidente del CESM, escribió en Twitter que es ”una auténtica vergüenza y una tomadura de pelo“ que el ministerio ahora decida no cambiar el sistema y acusa al departamento de mentir.
El conflicto viene porque Sanidad diseñó un sistema en el que un ordenador reparte las plazas diferido a partir de las preferencias de los candidatos, pero los sanitarios quieren elegir en tiempo real. El año pasado el choque entre los aspirantes y Sanidad acabó con manifestaciones multitudinarias contra Darias y un mini encierro de los representantes de los sanitarios en el ministerio que consiguió un compromiso de cambio. La sorpresa para los representantes sanitarios vino este miércoles, cuando se reunieron con el ministerio y se les informó de que la convocatoria de este curso “será en los términos similares a la convocatoria previa”, según informan desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
Sanidad confirma que no va a haber modificaciones en el sistema de elección de plazas. “En cuanto a los turnos de elección de plazas de Formación Sanitaria Especializada, el Ministerio mantendrá un planteamiento similar al de la Convocatoria 2020/21”, ha respondido a este periódico.
2021 trajo el choque
Tras una convocatoria rara en 2020 por la pandemia, con recursos judiciales de por medio, 2021 supuso trajo un choque frontal entre Sanidad y los colectivos de aspirantes a MIR, que contaron con el apoyo de los principales sindicatos y colegios profesionales médicos. El motivo fue que el ministerio diseñó un sistema de reparto de plazas de formación sanitaria especializada –incluye a los más conocidos, los MIR, pero también licenciados en Farmacia, Química, Psicología, Biología y los radiofísicos– telemático y, sobre todo, en diferido que los aspirantes rechazaron frontalmente.
Históricamente, las plazas se han repartido de manera presencial en tiempo real. Los aspirantes eran convocados en el salón de actos de la sede del ministerio y en orden según la nota obtenida en el examen de criba, los médicos (o enfermeras, etc.) iban eligiendo en directo especialidad y dónde cursarla a partir de la oferta disponible. Si, por ejemplo, la persona en primer lugar escogía Dermatología en el Hospital de La Paz (Madrid), esa plaza se tachaba de la lista. El siguiente candidato, a sabiendas de esa elección porque la había visto in situ, escogía otra, que a su vez se tachaba de la lista, y así sucesivamente se repartían las 8.000 plazas que se ofertan.
Pero el año pasado (para la convocatoria de 2020, porque va con un año de desfase), Sanidad decidió que no iba a juntar a los aspirantes en su sede por la COVID. Así se evita tener a gente desplazándose hacia Madrid desde toda España y no es prudente meter tantas personas en una sala cerrada, argumentaba el ministerio. Con esa idea, la cúpula del departamento diseñó un sistema por el que pidió a los aspirantes que elaboraran un listado de sus preferencias de plazas, por orden, con tantas entradas como personas tuvieran delante en la lista que luego un programa informático iría repartiendo por orden.
Los sanitarios no daban crédito. Si eras el número 7.000, por ejemplo (había unos 11.000 candidatos), te tocaba rellenar una lista con 7.000 entradas para asegurarte de que se te adjudicaba alguna. Pero, alegaban los aspirantes, de esa manera no existe control alguno de la plaza que le iba a tocar a uno. Y la elección tiene su relevancia: el MIR dura cinco años y no te puedes cambiar, excepto en circunstancias muy excepcionales. Si quieres probar otra especialidad tienes que hacer todo el proceso, examen incluido, de nuevo. “Va a haber muchas plazas rechazadas”, advirtieron entonces aspirantes y organizaciones profesionales y sindicales, y el problema de que esto ocurra es que esas plazas se pierden, no se recuperan.
Acertaron: en la convocatoria de 2017 hubo 44 personas que no se presentaron a su plaza; en la del 18 fueron 54; el año de la pandemia 113 y el pasado se dispararon hasta las 190. En cuatro convocatorias los rechazos se han multiplicado por casi cinco.
Para remate, el sistema colapsó y los aspirantes pasaron horas rellenando sus listas. Se manifestaron frente a Sanidad, exigieron un cambio. Y a última hora, el ministerio cedió un poco. En vez de tener que hacer una única lista cada vez, agruparía a los candidatos en grupos de 400 cada día, lo que suponía que en el peor de los casos la lista de cada candidato tendría 400 entradas. Pero le arrancaron otra promesa a Sanidad ese día: “Un compromiso para el perfeccionamiento futuro del sistema de elección de plaza con representantes de la profesión, aproximando el sistema a la elección en tiempo real”, se lee en el documento que firmó el director general de Sanidad, Vicenç Martínez.
No va a suceder. No este año al menos, según planea Sanidad. Los aspirantes han sido convocados otra reunión, pero parecen resignados. “No hay tiempo”, explica Justo. Se vislumbran protestas en el horizonte.