Sanidad llevará un registro de las personas que accedan a ponerse la vacuna contra la COVID-19 y de quienes la rechacen cuando les toque su turno. Así se extrae de la Estrategia de Vacunación que ha publicado este lunes el Ministerio y en la que se indica con más detalle quién estará dentro de los primeros grupos que recibirán el fármaco de Pfizer/BioNTech, recién aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EAM) y por la Comisión Europea, y que se empezará a suministrar en España presumiblemente el próximo 27 de diciembre.
Este plan incluye por primera vez el compromiso por escrito de que la vacunación no será un procedimiento obligatorio. Normalmente bastará con una autorización verbal, excepto en casos en los que sea imposible y para los que Sanidad ha dispuesto un formulario de consentimiento. Sin embargo, también se registrarán los casos de rechazo “con la finalidad de conocer las posibles razones de reticencia en diferentes grupos de población”.
Esta anotación tendrá lugar en el Registro de vacunación, según informan fuentes del Ministerio, pero no precisan de qué forma se recogerá, si será anónima o solo se mantendrá en la primera etapa del plan, dirigida a residencias de mayores, personal sanitario y grandes dependientes. Conviene recordar que el programa consta de 15 grupos poblacionales que se irán vacunando por orden de prioridad a lo largo del próximo año. Los detalles respecto a los siguientes estadios se siguen perfilando en los equipos de trabajo interterritoriales, cuentan estas mismas fuentes.
Este Registro de Vacunación será una manera de aligerar la comunicación entre las comunidades autónomas y el Ministerio, de forma similar a lo que ya se hace con las pruebas diagnósticas, y que pretende ir afinando el plan atendiendo a varios factores. Uno de ellos es el rechazo. “Registrarlo es de interés para ayudarnos a analizar las causas de determinados grupos de población y poder insistir en ellos en campañas de información y de divulgación para explicar el beneficio de las vacunas”, ha confirmado la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, en rueda de prensa.
Aunque “España tiene una tradición de buena adherencia a las campañas de vacunación”, ha dicho la portavoz, el escepticismo hacia el suero del coronavirus es un problema de Salud Pública que preocupa a los gobiernos y a la OMS. Tanto es así, que Sanidad está desarrollando una “encuesta cuantitativa” que explore “las opiniones de la población acerca de la vacunación frente a COVID-19 y que permita conocer mejor la aceptabilidad de la vacuna y las causas de duda o posible rechazo”. Dicha encuesta se ha llevado a cabo en varias oleadas: una en agosto, otra en noviembre y están a la espera de una tercera que muestre los cambios de tendencia. De nuevo, no se ofrecen detalles de en qué consiste ni si se realizará entre quienes se ausenten de sus citas para inyectarse el fármaco.
A su vez, el documento de la Estrategia de vacunación indica que se realizará un “estudio cualitativo” de la aceptación entre los profesionales sanitarios debido a “su papel en la pandemia” y por otro lado se recogerán los resultados de encuestas realizadas por diversos organismos o instituciones. Todo ello, además de la información de anteriores campañas de vacunación como la de la gripe, se usará para trazar las estrategias de comunicación y ha servido ya a Sanidad para anticipar la predisposición de cada grupo social a inocularse el suero.
Por ejemplo, respecto al personal sanitario, el informe señala que si bien “algunas son muy bien aceptadas, como la de hepatitis B, en otras como la de la gripe se observan reticencias que se reflejan en unas coberturas de vacunación que aún están lejos de ser óptimas”. Respecto a grandes dependientes, indica que “podrían estar más concienciados del riesgo de enfermedad grave y muerte y aceptar mejor la vacunación”. Entre las poblaciones vulnerables a nivel socioeconómico, Sanidad prevé que “las clases socioeconómicas medias y bajas aceptarían mejor la vacunación”. En cuanto a los niños, aún falta literatura científica, pero adelanta que “los padres podrían aceptar bien esta vacunación”, ya que “ayudaría evitar la disrupción familiar, social y laboral”.
No ocurre así con jóvenes o mujeres embarazadas. Sanidad reconoce que “la captación de la población adolescente y joven fuera del contexto escolar es más difícil, como indican las coberturas de vacunación en estas cohortes de edad”. Respecto a las segundas, comenta que pese a las recomendaciones, “la cobertura de vacunación durante la gestación en algunos casos es subóptima, principalmente por miedo y por falta de información”.
No obstante, todas las fuentes de Sanidad consultadas confían en una aceptación progresiva según avancen las semanas en la campaña de vacunación. Los sondeos así lo ratifican. Por ejemplo, los reticentes a ponerse la vacuna han descendido del 47% al 28% en menos de un mes, según los datos arrojados por el último barómetro del CIS. En el anterior, publicado en noviembre, casi la mitad de los encuestados se negaba rotundamente a inocularse el suero, algo que se ha reducido a medida de que hay más información acerca del mismo y avanzan los planes de del Gobierno para suministrárselo a la población.
El registro de los que sí se vacunan
Como ya había avanzado en varias ocasiones, el Ministerio de Sanidad llevará a cabo un registro de la vacunación en el Sistema Nacional de Salud con el objetivo “de tener constancia de las dosis y de los tipos de vacunas que se van administrando y en qué grupos de población”. Además, se recogerán algunas variables de las personas vacunadas, de su ubicación y del motivo por los que accede a ponérsela, al igual que en caso conteario. Toda esta información, aseguran en su estrategia, se usará bajo seudónimo y cumpliendo con la normativa vigente de protección de datos. También se cruzará con otras bases de datos puestas en marcha durante la pandemia, como el Sistema Español de Resultados de Laboratorio (Serlab).
Para homogeneizar la información obtenida de los registros y sistemas de información autonómicos, Sanidad pretende estructurar una base más amplia que albergue los datos de vacunación frente a COVID-19 de todo el país. Para ello, desarrollarán las estrategias necesarias y en colaboración con las comunidades autónomas, para que todos los actos de vacunación confluyan en este mismo registro.