El pasado año se alcanzó el mínimo histórico de muertes por sarampión a nivel mundial, con algo menos de 90.000 fallecidos en todo el planeta, la mayoría de ellos niños menores de 5 años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es “la primera vez que el número de muertes por sarampión es inferior a los 100.000 por año”. Sin embargo, este dato se ha visto empañado por los brotes que se han dado en varios países de Europa y en EEUU, donde se han disparado los casos y han fallecido decenas de personas
“Tristemente, este excelente progreso amenaza con verse menoscabado por la baja cobertura, no solo en muchos países en desarrollo, sino también en algunos países ricos”, ha asegurado en un comunicado Seth Berkley, director ejecutivo de la Alianza Mundial para Vacunas (GAVI, por sus siglas en inglés).
Algunos de los mayores brotes de sarampión que se produjeron tanto durante el año pasado como en 2017 han tenido lugar en países de la OCDE como Italia, Alemania o EEUU. Además, en los últimos dos meses el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) ha emitido alertas por brotes de sarampión en Inglaterra, Grecia y Ucrania.
El brote más grave se inició a principios de 2016 en Rumanía, donde ya se han contabilizado 8.982 casos y 33 fallecidos, la gran mayoría niños menores de 2 años. Italia es el segundo país europeo con más casos, con 4.444 y tres fallecidos. La mayoría de los afectados en ambos países, un 88% en Italia y más de un 95% en Rumanía, no estaban vacunados.
La cobertura cae por debajo del 95% en la UE
“Debido a que el sarampión es tan infeccioso, se requiere un nivel mucho más alto de cobertura de vacunación para lograr la inmunidad colectiva que para otras vacunas”, explica Berkley. Esto implica que para que se consiga lo que se conoce como inmunidad de grupo y se pueda detener la enfermedad los porcentajes de vacunación deben estar siempre por encima del 95%, algo que no sucede en el conjunto de la UE, que solo alcanza el 90%.
Según el ECDC, “el sarampión continúa propagándose en toda Europa, ya que la cobertura de vacunación en muchos países de la UE no es óptima” y advierte de que “si se quiere alcanzar el objetivo de eliminación, las tasas de cobertura de vacunación para los niños deberían aumentar en varios países”. Además, recuerda que “la cobertura de vacunación de la segunda dosis debe ser al menos del 95% para interrumpir la circulación del sarampión”.
Los datos disponibles en la actualidad indican que hasta en 13 de los 27 países de la unión la cobertura de la primera dosis de la vacuna no alcanza el 95% y tan solo 7 países cumplen la cobertura recomendada para la segunda dosis, entre ellos España. En los dos países más afectados por los brotes, Italia y Rumanía, la cobertura ha caído por debajo del 86% en los últimos años.
“Estamos muy preocupados porque, aunque disponemos de una vacuna segura, efectiva y asequible, el sarampión sigue siendo una de las principales causas de muerte entre los niños de todo el mundo y, lamentablemente, Europa no se ha salvado”, aseguró el pasado mes de julio la directora regional de la OMS, Zsuzsanna Jakab.
Exclusión social y movimiento antivacunas
Según el ECDC, el sarampión ya no es endémico en la mayoría de los países europeos, donde casi la totalidad de los brotes son el resultado del sarampión importado de Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Polonia y Rumanía, únicos países de Europa donde se sieguen produciendo transmisiones endémicas de esta enfermedad.
Pero ya sea por transmisión endémica o importada, los brotes siguen siendo comunes en todos aquellos países donde hay subgrupos de población que tienen bajos niveles de inmunidad y, más concretamente, en las áreas de baja cobertura de inmunización en niños.
Los motivos para que las campañas de vacunación no alcancen a toda la población necesaria difieren mucho entre unos países y otros. En Rumanía, aunque algunas instituciones han señalado el afloramiento de los movimientos antivacunas en el país, la mayoría de los casos están relacionados con la exclusión social y la falta de un registro nacional de vacunación infantil. Gran parte de la población rural o gitana tiene grandes dificultes de acceso al sistema sanitario, a lo que hay que sumar la escasez de vacunas que afectó al país hasta mediados de este mismo año.
En Italia, sin embargo, también ha tenido un importante papel la desconfianza hacia las vacunas sembrada por algunos partidos políticos, como el Movimiento 5 Estrellas, que hizo campaña con un programa antivacunas, reiterando los inexistentes vínculos entre las vacunas y el autismo.
Donde más influencia han tenido los movimientos antivacunas ha sido en los brotes de sarampión que se han producido en los últimos años en EEUU. Un estudio publicado el pasado año señalaba a estos movimientos como los responsables de resucitar esta enfermedad en el país norteamericano, lo que llevó al estado de California a endurecer su legislación. Más recientemente, el estado de Minessota sufría su mayor brote en las últimas tres décadas.
La vacunación contra el sarampión ha reducido la mortalidad mundial por esta causa en un 84% entre 2000 y 2016. En 2016, aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió una dosis de la vacuna contra el sarampión antes de cumplir un año de vida. Un porcentaje que en el año 2000 era del 72%. Se estima que este aumento ha evitado más de 20 millones de muertes en todo el mundo.