Europa es incapaz de librarse del sarampión

La Organización Mundial de la Salud alertó con claridad hace 20 días: el sarampión sigue causando fuertes brotes epidémicos en Europa. Sin ir más lejos, Alemania ha vivido este año el más virulento en décadas: 574 casos y un bebé de 18 meses muerto en pocas semanas. El Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC) considera que esta infección “ha experimentado un resurgimiento drástico” en los últimos cinco años.

Los expertos del ECDC cuentan a eldiario.es que “estamos comprobando brotes en diferentes países. Entre 2009 y 2014 diversos estados han tenido picos muy fuertes en distintos años”. Picos que “se cuentan por miles de afectados”, añaden. Es decir, la enfermedad sube y baja por zonas pero siempre está al acecho. En España, por ejemplo, tras un brote de casi 2.000 casos en 2011 –que mulitplicaba por 6,5 el ejercicio de 2010–, ha ido descendiendo hasta contabilizar 135 casos en 2013 y 147 el año pasado.

Pero, a pesar de que 2014 fue un buen año en general (descendió un 51% el total europeo que quedó en 15.995 casos) algunos países han visto cómo el virus se ha reforzado en ese tiempo: Alemania registró 589 casos hasta diciembre –y otros 600 en lo que va de año– y Bosnia-Herzegovina ha informado de 5.340. De hecho, en el curso pasado se dobló el número de casos de 2009 –que se cerró con 7.892–. Rusia muestra los valores más elevados: 3.247 infectados este último año.

Estas subidas y bajadas se explican, analizan los epidemiólogos de la Unión Europea, porque “tras un brote se observan tasas más modestas de la enfermedad ya que hay más población inmunizada al haber estado en contacto con el virus aunque no se hayan vacunado”. También ocurre que, una vez pasado el pico, “el resto de población se vacuna más: los ciudadanos toman mayor conciencia de la importancia de inmunizarse. Además, las autoridades públicas incrementan los esfuerzos para parar esos brotes”.

Tanto el ECDC com la OMS apuntan a un “declive en la confianza pública en las vacunas” y la existencia de “bolsas de población sin inmunizar” como razones para lo que definen como un “problema continuo”. La directora de la OMS en Europa, Zsuzsanna Jakab, juzga como “inaceptable que después de 50 años de esfuerzos para conseguir vacunas seguras y efectivas el sarampión continúe costando vidas y dinero”.

En ese sentido, este mismo 2015, el Ministerio de Sanidad de Alemania ha sopesado instaurar el suero contra el sarampión como “obligatorio” tras el brote vivido en Berlín. El ministro Hermann Gröhe llegó a decir, después de fallecer un bebé por esta infección, que “hay un miedo irracional” a las vacunas.

Porque lo que sí atestiguan los datos es que, incluso en países con altas tasas de vacunación (como es España) pueden experimentarse estos brotes elevados “si hay bolsas de gente sin vacunar”, advierten los técnicos del centro europeo. Y ponen como ejemplo más cercano el caso de la República Checa. Un sólo pasajero que llegó de La India con sarampión en febrero de 2014 provocó 223 casos al llegar a una de estas bolsas desprotegidas. “El 40% de los afectados eran trabajadores sanitarios y el brote se extendió a áreas vecinas”, han explicado a este medio en el ECDC. “Todos los enfermos pudieron relacionarse con ese caso-índice que regresó desde Asia”.

Una idea que subyace en este declive a la hora de inmunizarse con sueros es que el 6,2% de todos los casos reportados en Europa pertenecen a menores de un año. A esa edad, los pequeños no pueden aún recibir las dosis de la vacuna y “se benefician de la inmunidad del rebaño” para no enfermarse. Es decir, las personas que los rodean son inmunes y hacen de barrera para el virus.

También la idea de que “el sarampión es una dolencia leve” ha contribuido, según el análisis oficial, a relajar las barreras. Pero la proliferación de casos suponen, también, una mayor carga económica sobre los sistemas de salud. Alemania estimó, en 2009, que cada caso le costaba 520 euros. También se ha calculado que las madres (cuidadoras habituales) deben renunciar a entre 8 y 24 horas de trabajo para atender casos de sarampión sin complicaciones.

Gigantes farmacéuticos

En España, las vacunas comercializadas contra el sarampión son producidas por los laboratorios Glaxo Smith Kline (cuya marca es Priorix) y Sanofi-Pasteur-MSD (que vende la Proquad). Esta última era uno de los sueros inmunes más vendidos en 2010 (la segunda vacuna más comercializada con 1.300 millones de euros). El mercado de las vacunas está moviéndose y creciendo de manera vertiginosa: se le atribuyen incrementos de negocio de entre el 10 y el 15% anuales. Así, dos años después, Proquad había desaparecido de los 20 primeros puestos. Por su parte, la división de vacunas infantiles de Glaxo Smith Kline, donde está inscrita Priorix, aportó a la corporación 2.600 millones de euros en ventas en 2013.

El objetivo concreto de la OMS para esta dolencia en Europa es la erradicación. El ECDC especifica que esto significa que desaparezcan los casos endémicos, “no se refiere a que pueda aparecer un caso importado”. Entre 1993 y 2007, la enfermedad cayó un 98%. Aquel año se tocó un mínimo histórico en el continente: 7.075 casos. Siete años después, el volumen fue más de un 100% mayor y “la transmisión continúa”, se queja la organización.