El Ministerio de Derechos Sociales quiere acabar con los “espectáculos cómicos taurinos representados por personas con discapacidad, concretamente personas con displasias óseas (enanismo)”, lo que popularmente se conoce como el bombero torero. Los directores generales de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, y de Políticas de Discapacidad, Jesús Celada Pérez, han enviado una misiva al Ministerio de Cultura, de quien depende la normativa taurina, para pedirle “la eliminación de espectáculos denigrantes con personas afectadas de acondroplasia (trastorno causante de los tipos más comunes de enanismo)”, como un asunto “de vital importancia para preservar la dignidad de las mismas”.
La misiva de Derechos Sociales, área del Gobierno que gestiona Unidas Podemos bajo el mando del vicepresidente Pablo Iglesias, a la que ha tenido acceso este diario, emplea un informe del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), que “refleja la vulneración de los principios fundamentales de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad existente en este tipo de espectáculos públicos”. García Torres explica a este diario que “estos espectáculos siempre están subvencionados por administraciones públicas, normalmente locales”, lo cual confiere “más gravedad” a la situación. La carta añade que además “hoy por hoy, a esos espectáculos teóricamente cómicos asisten menores como espectadores, fomentando en los mismos la falta de respeto hacia [las] personas con discapacidad”.
El Ministerio de Cultura ha recibido la petición, según confirman fuentes de la cartera que dirige José Manuel Rodríguez Uribes, que informan de que también están en contra de estas prácticas, que forman parte de un espectáculo “denigrante” que “atenta contra la dignidad de las personas con discapacidad”. Las fuentes añaden que ya se está buscando una fecha para celebrar una reunión con Derechos Sociales para debatir la cuestión, aunque alertan de que en el mundo de la tauromaquia hay “competencia concurrente” con las comunidades autónomas y es necesario estudiar la normativa y tenerla en cuenta.
Según la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Cultura correspondiente a 2018, último año del que hay datos, en España había 174 toreros cómicos –categoría en la que se circunscriben los bomberos toreros– inscritos en el registro, el 1,1% del total de profesionales del toro. Esta cifra no ha dejado de crecer desde 2012, primer año del que Cultura ofrece datos, cuando había 145. Por edad, la mayoría tienen entre 30 y 44 años (90 de ellos), aunque hay 11 mayores de 65. En todo 2018 se realizaron 17 de estos espectáculos (un 1,1% del total de festejos taurinos), una cifra inferior a los 24 de 2012 pero que ha subido en los dos últimos años desde que tocara suelo en 2016 con dos.
En su informe, el CERMI recuerda que el Estado Español está obligado a cumplir la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que ratificó en 2008 y que como tratado internacional en la jerarquía normativa solo está debajo de la Constitución. Además, recuerda la organización, “el propio Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, en la segunda revisión al Estado Español [acerca del cumplimiento de la Convención] manifiesta su preocupación sobre este tipo de espectáculos” por “los continuos estereotipos negativos y la imagen degradante de las personas con discapacidad, por ejemplo la forma en que se representa a las personas con enanismo en las corridas de toros y en los programas de humor en los principales canales de los medios de comunicación”.
“Toreros pequeños”, según el Convenio
Buena parte del toreo cómico se basa en la burla producida al aparecer personas con displasia ante las reses y las dificultades y situaciones derivadas de eso. En una cuadrilla de toreo cómico aparecen, al menos, cinco personas con displasia ósea. Así lo indica el Convenio colectivo nacional taurino, que los denomina “toreros pequeños”. Es el propio Convenio el que especifica que una cuadrilla de esta variedad debe presentar toreros mayores, que define como “que tenga capacidad física autosuficiente para la lidia”, y toreros menores, que “por su estatura física” no puedan considerarse como los primeros. En estos espectáculo “bufos” no se da muerte a la res, pero sí es sacrificada luego, según indica el Reglamento Taurino en vigor.
No es la primera vez que se realiza esta petición. En febrero de 2020 el Cermi registró una solicitud en términos muy parecidos ante Cultura para que eliminara esta práctica. Un mes después se desató la pandemia. García Torres espera que “lo tomen con la importancia que tiene. Este gobierno tiende a abrir espacios de inclusión con todas las personas, en este caso con diversidad, y el pasado jueves fue el día internacional de las personas con diversidad. Entendemos que qué menos que hacer esto”.
El camino legislativo hacia una prohibición de estos eventos no parece sencillo. El CERMI explica en su informe que para prohibir esta práctica habría que modificar el Real Decreto 145/1996 del Reglamento de Espectáculos Taurinos, que define en su punto g) el toreo cómico como aquel “en el que se lidian reses de modo bufo o cómico”; la Ley Orgánica 4/2015 de protección de la seguridad ciudadana para prohibir espectáculos que denigren la condición humana; las leyes 10/1991, sobre potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos, y la 18/2013 para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio cultural; el Convenio colectivo nacional taurino, de 2014; y “promover cambios normativos, legislativos y políticas públicas orientadas a proteger la integridad personal de las personas con discapacidad”.