Hace un mes se cumplieron 37 años de la detección del primer caso de SIDA en España. El diagnostico se realizó en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona apenas cuatro meses después de que se describieran los primeros casos en EEUU. Poco después, se supo que la enfermedad la desarrollaban las personas que resultaban infectadas por el virus de inmunodeficiencia humano, más conocido por sus siglas, VIH. Durante los primeros años, la infección se consideraba prácticamente una sentencia de muerte y las tasas de mortalidad alcanzaron su máximo en España a mediado de los noventa. En la actualidad, sin embargo, los tratamientos hacen que el virus sea indetectable y que no se pueda transmitir, lo que permite a las personas infectadas llevar una vida completamente normal.
Este sábado se cumple el trigésimo aniversario del Día Mundial de la Lucha contra el Sida pero, paradójicamente, los avances médicos que han permitido controlar la enfermedad han provocado cierta relajación tanto en las administraciones como en buena parte de la sociedad, lo que ha propiciado que el número de nuevas infecciones se haya estancado. Hablamos con la doctora María Luisa Montes, miembro de la junta directiva del Grupo de estudio del SIDA, sobre los problemas actuales de esta enfermedad, las expectativas de futuro y los muchos mitos que aún persisten sobre ella.
¿En qué situación se encuentra España con respecto al VIH?
La semana pasada se publicaron los datos del 2017, que nos sirve para hacernos una idea de cómo estamos. El año pasado se confirmaron 3.681 nuevas infecciones, una cifra muy similar a la de los últimos 4 años. Estamos estancados en unas 3.400 nuevas infecciones diagnosticadas cada año y no somos capaces de bajar de esa cifra.
¿El tratamiento llega a todo el mundo?
En España somos bastante eficientes a la hora tratar a las personas una vez han sido diagnosticadas, con porcentajes por encima del 90%. El hecho de que la medicación sea gratuita hace que sea muy fácil aplicar el tratamiento. Además, la medicación es muy eficaz y se tolera muy bien, con lo que las personas que la toman están perfectamente controladas. Por ahí vamos bien.
Entonces ¿por qué nos hemos estancado?
Uno de los factores más importantes es la falta de diagnóstico. Los datos con los que trabajamos indican que uno de cada cinco infectados desconoce que lo está y eso es mucha gente. Además, de los nuevos diagnósticos aproximadamente un 35% se detectan en fase tardía, es decir, ya con defensas bajas y habiendo desarrollado alguna de las infecciones graves asociadas a la inmunodeficiencia.
En otros países, como en EEUU, se hacen pruebas para detectar el VIH a todas las personas entre 15 y 35 años que tengan contacto con el sistema sanitario, pero eso aquí no lo hemos conseguido implantar. Además, otras medidas que podemos tomar, como la profilaxis preexposición, tampoco la tenemos disponible en España.
¿Qué es la profilaxis preexposición?
La PrEP es un tratamiento para prevenir la infección en poblaciones de riesgo, pero que en España aún no está autorizada, a pesar de que sabemos que es una medida que ha disminuido mucho los nuevos casos de infecciones en otros países. Llevamos varios años luchando con la administración pero no hemos conseguido que se apruebe. Da la sensación de que se puede conseguir algún avance con este nuevo ministerio, pero la realidad es que no tenemos nada cerrado y seguimos sin la PrEP.
¿La falta de concienciación también es un problema?
Sí, creemos que se le ha perdido el miedo, especialmente entre las generaciones más jóvenes que no vivieron la época dura en la que muchísimos enfermos se morían. La edad mediana de los nuevos infectados es de 35 años, pero hay un porcentaje muy alto de pacientes que tienen menos de 30 años y ya incluso estamos empezando a ver infecciones por debajo de los 20 años. Las generaciones jóvenes, a pesar de tener acceso a mucha información a través de internet, está claro que no la están recibiendo de la forma adecuada.
Hace años que no se ven campañas de concienciación ¿cree que vuelven a ser necesarias?
Las autoridades sanitarias no hacen campañas desde hace décadas. Llevamos muchos años sin campañas informativas de ningún tipo. No se habla de la enfermedad, ni se recuerda la gravedad potencial que tiene, porque a pesar de ser una enfermedad que se puede controlar perfectamente con la medicación, todos los años mueren personas en nuestras consultas por problemas relacionados con el VIH. Además, tampoco se habla sobre lo que supone la convivencia con las personas infectadas y creemos que ahí hay una laguna muy grande.
En caso de convivencia ¿qué información debería llegar a la población?
Fundamentalmente que una persona tratada no puede transmitir el virus. Ahora mismo está la campaña internacional Indetectable = intransmisible, para informar a la población de que un paciente tratado no transmite el virus. Esto es algo que la gente no sabe y que incluso a los propios pacientes les cuesta creer. Continuamente vienen a mi consulta y preguntan: “¿Pero yo entonces no puedo transmitir la enfermedad?”. Es algo que escucho a diario y cuando les digo que no, les cuesta creerlo, y si ese miedo lo tienen los propios pacientes imagínate el resto de la sociedad.
¿Qué otros mitos existen sobre las personas con VIH?
El otro mito más frecuente es si las personas con VIH pueden tener hijos y la respuesta es que sí pueden. Hay muchas mujeres con infección por VIH bien controlada que tienen sus hijos libres de la enfermedad. Debemos acabar con el mito de que el VIH es una limitación, porque no lo es. Tener VIH no es una limitación para tener hijos. Ni por parte de mujeres, ni de hombres.
Tampoco tienen restricciones para ejercer ningún tipo de trabajo, que es otra duda frecuente. Aunque hagan trabajos en los que pueden sufrir cortes o heridas con las que sangren, si están tratados no transmiten la enfermedad.
Y otra cosa que vemos a menudo es a pacientes que cuando se les diagnostica una infección por VIH piensan que van a morir, hasta que les explicas que estar infectado por VIH es mejor que tener un cáncer o una diabetes, porque es una enfermedad que tomando bien la medicación estarás perfectamente y podrás hacer una vida normal.
¿Qué limitaciones tiene una persona que esté recibiendo tratamiento?
Ninguna. Hoy en día, ninguna. Bueno, la única limitación es que tienen que venir a la consulta y hacerse sus análisis periódicamente y que cada dos meses, aproximadamente, tienen que recoger su medicación en una farmacia hospitalaria.
¿Se están investigando otros tratamientos?
Sí, lo que primero va a llegar son los tratamientos inyectables, que esperamos que lleguen en los próximos dos años. En lugar de tomar pastillas a diario, los enfermos tendrán la posibilidad de ponerse dos inyecciones intramusculares cada dos meses.
Y la deseada vacuna ¿es una utopía?
Ahora mismo se está trabajando en paralelo en dos estrategias. Por un lado, tenemos una especie de vacuna terapéutica, cuyo objetivo es entrenar al sistema inmune para controlar la infección sin necesidad de medicamentos y, por otro, tendríamos la vacuna preventiva. Ninguna de las dos va a llegar mañana, pero creo que estamos en el buen camino y que ambas podrían llegar en esta década.
Hace unos años se empezaron a detectar cepas de VIH resistentes a algunos fármacos ¿es algo preocupante?VIH resistentes a algunos fármacos
El porcentaje de virus resistentes está diminuyendo en España y las resistencias han dejado de ser un problema real en nuestras consultas desde hace ya años. Fue algo muy preocupante hace unos diez o quince años, pero ahora hemos mejorado mucho y los tratamientos son tan eficaces, tan bien tolerados y tan fáciles de tomar que no se están desarrollando resistencias. Pero esto si hablamos de occidente, porque en África es otra cosa.
¿Qué sucede en el resto del mundo?
Estamos en torno a los 39 millones de personas infectadas en todo el mundo, pero más de 20 millones están en África. La ONU está trabajando para que lleguen los mejores medicamentos y es cierto que ha aumentado la tasa de personas en tratamiento, pero sigue habiendo unas limitaciones de accesibilidad muy grandes y las tasas de transmisión son enormes, especialmente entre mujeres. Este es un escenario en el que las resistencias sí son preocupantes. Todavía hay mucho por hacer.
También en Rusia y los países excomunistas, donde tienen una epidemia de consumo de drogas intravenosas, el VIH se está disparando. Mientras que en varios puntos de Asia también ha aumentado el número de casos, sobre todo por transmisión sexual. Estos son básicamente los sitios donde las cosas no van bien.