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El significado de ser musulmanas para las hijas de la inmigración magrebí

EFE

Alicante —

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Para desactivar prejuicios hay que conocer al otro. Una investigación de la Universidad de Alicante (UA) constata que las jóvenes estudiantes de origen magrebí que nacieron en España o llegaron a corta edad con su familia a nuestro país se sienten españolas y también musulmanas pero a su “manera”.

Este estudio “nace de la necesidad de escuchar a las hijas de la inmigración magrebí, con la intención de conocer qué significado tiene para ellas el islam, cómo se sitúan ante el hecho religioso y cultural, y cómo viven en la sociedad española”, ha dicho, en una entrevista con Efe, su autora, María Jiménez Delgado.

Se apoya en entrevistas en profundidad a jóvenes de origen magrebí que se declaran musulmanas y cursan estudios en cuatro institutos de educación secundaria de la zona norte de la capital alicantina y en la UA.

La investigación, publicada en la revista 'Feminismo/s', “sí que puede reflejar gran parte de la diversidad” que existe en España sobre este colectivo “teniendo en cuenta algunas variables como la edad, el origen familiar y el hecho de que siguen formándose”, según María Jiménez Delgado, profesora del departamento de Sociología I y directora del Observatorio Sociológico de la Educación de la UA.

Las entrevistadas forman parte de lo que Jiménez Delgado define como 'generación puente': “jóvenes que mayoritariamente han nacido en Marruecos o Argelia pero que han crecido y se han formado en la sociedad española, que siguen estudios postobligatorios y que están empeñadas en elegir su propia vida y en tender puentes, en vez de construir muros”.

“Son ellas, particularmente, quienes están produciendo cambios en la forma de vivir el islam”, ha subrayado.

“Se sienten españolas y también musulmanas pero a su 'manera'. Esto es importante, porque se alejan de una percepción colectiva y estática del hecho religioso”, al tiempo que “no rechazan la cultura de origen, en la mayoría de los casos, sino que reinterpretan y reconstruyen la herencia familiar”, ha precisado.

El estudio recoge testimonios de las jóvenes entrevistadas, una de las cuales dice: “Yo soy musulmana pero acepto también lo que dicen las otras culturas y me gustaría saber cómo son. A mí me gusta transmitir lo que sé y que la gente me transmita lo que no sé”.

Otra comenta: “A mí me gustaría ser algo más que una mujer y una madre, que un ama de casa, ser algo más que mi madre. Yo la respeto mucho (...) pero quiero ser algo más (...) Por eso yo todavía sigo soltera y estudio (...) para no depender de nadie”.

Además, reivindican “derechos individuales, la libertad de decidir la propia vida y de vivir la fe, las que se declaran creyentes, como algo íntimo y personal, sin tener que estar dando explicaciones, porque en demasiadas ocasiones se sienten presionadas por uno y otro lado, por la familia o la comunidad de origen, y por la misma sociedad”, según Jiménez Delgado.

La docente ha resaltado que todas las entrevistadas “consideran que estudiar les permite pensar y vivir con más libertad”, si bien “se quejan de que dentro del mismo sistema educativo no se trate la diversidad religiosa y cultural y el respeto a las creencias de cada una de ellas, de una forma muy similar a sus conciudadanos”.

No reclaman clases de religión islámica en las instituciones educativas, ni siquiera mezquitas en sus barrios, aunque sí la posibilidad de usar el hiyab (aunque la mayoría de las entrevistadas no lo lleven) y un mayor conocimiento por parte de la sociedad española del islam y de los contextos sociales y políticos de los que proceden sus familias, indica el estudio.

Para su autora, “la mirada social tiende a ser homogeneizadora y, en demasiadas ocasiones, prejuiciosa, en gran medida por desconocimiento sobre la pluralidad de maneras de ser o no religiosa siendo musulmana de origen”, por eso estas jóvenes “se sienten juzgadas a priori”.

En ese sentido, sostiene la profesora, esta investigación pretende “romper prejuicios mediante el diálogo y el conocimiento”, porque “tratar de conocer, de comprender, es fundamental si queremos vivir juntos”.

“Además, ello nos permite saber más sobre nosotras y nosotros mismos como sociedad porque el relato lo reescribimos sin cesar todos, ellas también. Esto es muy importante si no queremos que las identidades religiosas, culturales, nacionales... se conviertan en una bomba de relojería, como afirma el sociólogo Kaufmann”, ha añadido.