Tras las crisis de Grecia y los refugiados sirios, la Comisión Europea vuelve a perder. Los gobiernos de la Unión Europea han acordado este miércoles que los coches diésel puedan contaminar un 50% más que lo actual más a partir de 2019. Han aumentado un 25% el margen de tolerancia que había propuesto la Comisión Europea, según el documento que redactó la CE publicado por eldiario.es.
El comité técnico celebrado en Bruselas ha rebajado por mucho las pretensiones del plan presentado por el Ejecutivo comunitario. Ese plan recogía que los automóviles de gasóleo tuvieran un límite de emisiones de dióxido de nitrógeno de 96 miligramos por kilómetro recorrido. Eso supone un 20% más que los 80 Mgr permitidos hoy en día. Sin embargo, el grupo de países formado por España, Alemania, Italia o Francia han forzado la negociación hasta dejar ese límite en los 120 Mgr.
“Estamos muy satisfechos”, han contado a eldiario.es fuentes de la representación permanente española. El Ministerio de Industria había pedido unos márgenes bastante anchos muy parecidos a los que se han alcanzado este miércoles. El Gobierno español pedía que la cantidad final que los motores diésel pudieran expulsar a la atmósfera fuera de 128 miligramos.
También la fase de adaptación a estos nuevos umbrales se ha convertido en algo mucho más suave. Si el factor de corrección que proponía la CE era de 1,6, el obtenido por los países se va al 2,1. En este caso, Industria había propuesto un 2,3. Este periodo transitorio arranca para coches fabricados a partir de septiembre de 2017. “La sesión no ha sido muy beligerante, la Comisión quería alcanzar un acuerdo”, han comentado fuentes de la negociación.
Economía sobre salud
“¡Debe ser una alucinación”!, ha exclamado la eurodiputada ecologista francesa Karima Delli al enterarse de la decisión. “Mientras unos debatimos cómo poner fin a estafas como la de Volkswagen, los Estados Miembros por su lado urden un complot a espaldas de los ciudadanos y autorizan superar los límites de emisión autorizados para proteger al lobby del automóvil”. Este nuevo reglamento llega tras el escándalo Volkswagen que ha revelado cómo el grupo alemán trucaba sus motores con un programa informático para engañar los controles de emisiones. La normativa todavía tendrá que ser aprobada por el consejo político aunque los técnicos que han participado en el comité de hoy aseguran que “esta es ya una postura definitiva”.
Estos nuevos límites se han adoptado para tratar de medir la contaminación que producen los coches diésel en situaciones reales de conducción. Hasta ahora, los test se aplicaban en pruebas de laboratorio muy alejadas de lo que los tubos de escape lanzaban a la atmósfera en el uso diario. Sin embargo, para Greg Archer, encargado de Vehículos Limpios en la federación ecologista Transport & Enviroment, “los ciudadanos se preguntarán porqué sus gobierno prefieren ayudar a los fabricantes de coches más que al aire que respiran”.
El Gobierno español esgrimió una batería de argumentos para permitir que los automóviles contaminaran más basados en el peso económico de la industria del diésel en España y los “esfuerzos de los fabricantes”. Archer calcula que adaptar los coches técnicamente “costaría unos 100 euros de media”.