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Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Todoque se conjura contra el olvido

Los Llanos de Aridane (La Palma) —

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Los Llanos de Aridane (La Palma), 5 oct (EFE).- La lava sepultó Todoque, un pueblo con vida que se apagó poco a poco, mientras resistió los embates de un volcán que no da tregua, hasta que no aguantó más.

Fue el símbolo de la resistencia durante cinco agónicos días, antes de que el magma retomara su camino hacia el mar.

Quien no perdió su casa, perdió una finca, una vivienda vacacional, un comercio o un negocio de restauración. En muchos casos fueron ambas cosas.

Y los pocos que aún conservan lo que tenían temen que las coladas se lo acaben tragando todo.

Sus habitantes, más de 1.200, han quedado desperdigados por toda la isla, acogidos en casas de amigos y familiares. Algunos se han marchado más lejos y no piensan regresar jamás.

Pero la mayoría resiste y espera a que escampe para algún día volver a reagruparse, mantener un vínculo más allá del emocional, de los recuerdos, vividos o retratados en fotos, que fue lo que antes rescataron -incluso antes que el dinero- en el poco tiempo que tuvieron para desalojar sus viviendas.

Hay quienes albergan la esperanza de poder construir algún día, en algún lugar, un nuevo Todoque. Otros incluso reconstruirlo, aunque solo sea parcial o simbólicamente, sobre la propia lava.

Sea lo que sea lo que depare el futuro y permita la naturaleza, quienes hasta hace poco más de dos semanas vivían en el pueblo se han conjurado para que la historia, su historia, la de toda una vida, no caiga en el olvido.

UN PUNTO DE PARTIDA

Ya han dado el primer paso creando grupos de whatsapp por calles y zonas: Camino El Pastelero, La Vinagrera, La Gata, Pampillo...

Cuenta Noelia García, la alcaldesa de Los Llanos de Aridane (el municipio al que pertenece Todoque), que estos días los vecinos le confesaban que “nunca habían hablado tanto como ahora”, en la diáspora, con quienes vivían en la misma calle.

Apenas ha habido tiempo para asimilar el golpe, pero ciertas rutinas ayudan, como la misa de los domingos a las diez, que ahora se celebra en la parroquia del pueblo vecino de La Laguna.

Un ritual que, más allá de la liturgia, está sirviendo de terapia emocional para saber que “otra gente siente tus mismos miedos, angustias, insomnio” y que también propicia el reencuentro, explica García, que es psicóloga de profesión.

En este templo se conservan las imágenes que fueron rescatadas de la iglesia de Todoque días antes del fatídico 26 de septiembre, cuando se produjo la icónica imagen de la caída de la torre que recorrió las televisiones de medio mundo.

Alberto Hernández, sacerdote de ambas iglesias, admite que ese instante “impactó a todos”, no tanto por la caída de un edificio, algo a lo que “estamos acostumbrados desgraciadamente” en esta erupción volcánica, sino por su ubicación, porque estaba “en el corazón” del pueblo, junto a la plaza, el colegio o el centro médico.

“NUNCA SERÁ LO MISMO”

Roberto Leal, presidente de la asociación de vecinos y nieto del propietario del suelo cedido para la construcción de la iglesia de San Pío, hecha a la manera del pueblo, con el sudor y el esfuerzo de sus gentes, se muestra tajante: “El volcán se llevó la historia. Si Todoque vuelve a existir nunca será lo mismo”.

Fue testigo de cómo la lava fue devorando casas, una tras otra, entre ellas las de sus padres y hermanos, y también las de amigos. La suya se ha salvado por poco. De momento.

“A veces me acuesto por la noche y veo en mi imaginación que el volcán se está comiendo cosas. Me cuesta conciliar el sueño”, confiesa Leal, para quien “lo peor” fue “la agonía” de los cinco días en los que la lava apenas avanzaba. Cuando la gente empezaba a tener esperanzas, “en diez minutos se lo llevó todo”.

A la alcaldesa de Los Llanos hubo quien le llegó a decir: “ojalá se lleve ya mi casa”. No soportaban tanta incertidumbre durante tanto tiempo.

VIVIR SOBRE LA LAVA

Roberto Leal teme que, psicológicamente, “lo más duro está aún por llegar”, aunque ya los mayores están acusando el golpe. Gente que no paraba quieta y que ahora apenas tiene fuerza y ánimos para levantarse de la cama.

A él particularmente le gustaría “vivir encima del volcán, para machacarlo todos los días -golpea la mesa mientras dice estas palabras-, como él nos está machacando con tanta desgracia. Vulgarmente, para cagarle encima”.

En Cabo Verde, en la isla de Fogo, se reconstruyó sobre la lava un pueblo, Cha das Caldeiras, arrasado por una erupción volcánica en 2014.

El director de ese proyecto, Rafael Daranas, anticipa que una intervención de este tipo implica “una enorme complicación” técnica y geotécnica, “pero en Cabo Verde se ha hecho”.

La alcaldesa de Los Llanos duda. “¿Cuáles son las ganas de la gente de vivir sobre la lava?”, se pregunta.

Eso sí, opina que a las familias que lo han perdido todo “no se les puede decir que ese espacio va a ser protegido, porque el sentimiento de pérdida sería mayor”.

UN NUEVO TODOQUE EN OTRA PARTE

Otra hipótesis que los vecinos plantean es replicar Todoque en otra parte, respetando la distribución y los nombres de las calles.

En este caso el problema es de suelo, apunta Noelia García. “El territorio es el que es, es limitado”.

Antes de tomar cualquier decisión, se consultará con los vecinos.

“Partimos de la base de que no vamos a poder cumplir sus expectativas, volver al 19 de septiembre a las nueve la mañana -antes de que estallara el volcán-, volver a sus casitas, con sus animales, viviendo junto a sus familiares”, indica la alcaldesa.

DE TODA LA VIDA Y UNA NUEVA VIDA

Cada caso es un drama, ya sea para el que nació, se crió y pensaba retirarse en Todoque como para el que eligió este lugar para iniciar un nuevo proyecto de vida.

Entre los primeros hay gente como Neri, como Baudilio, como Roberto, que levantaron sus casas trabajando a destajo en las plataneras o como transportistas.

Entre los segundos está Emanuela Arduini, que se instaló en Todoque junto a su marido Andrea y su hija Valentina, tras vender su casa y una panadería que regentaban en Parma (Italia), para “vivir una vida más tranquila... y de pronto pasó esto”.

EL SENTIMIENTO PERVIVE

Aunque ahora todo pinta de color negro, la alcaldesa de Los Llanos subraya: “tenemos lo más importante, el sentimiento y las ganas de la gente de que ese sentimiento de barrio perviva”.

“No será sencillo. Llevará años. Pero una cosa tengo clara: el sentimiento de Todoque no se va a perder. Ni ahora ni en generaciones futuras”, pronostica.

El párroco Alberto Hernández coincide en que los todoqueros son “un barrio muy de piña” y harán “lo posible” para que no se pierda la memoria y para “volver a vivir en un espacio común” en “algún enclave, sea el que sea”.

Ya lo dejó escrito Beatriz Leal, que se apellida como muchos en Todoque -además de Cruz, Ramos, Rodríguez, González, Acosta, Pérez, Álvarez, Pais, Páez y Suárez- y a quien la destrucción de la casa de sus padres, donde se crió, la sorprendió volviendo a Tenerife, donde trabaja como profesora.

“Todos estamos conectados. Todos lo estamos sufriendo. Algún día, en algún lugar, sus descendientes construiremos un nuevo Todoque. Cuando esto pare, cuando esto pase. Que pare pronto para empezar a pensar cómo volver a empezar”.

Jorge Morales