España se cuece por el día y se ahoga por las noches. La ola de calor que avanza por la península deja temperaturas máximas muy por encima de lo normal, pero unas mínimas también elevadísimas. Las noches no son ya tropicales (con 20ºC) sino tórridas (de más de 25ºC). Este tipo de noches se ha multiplicado por seis desde los años 80. Y son el preámbulo que se encamina hacia lo que empieza a llamarse “noches infernales”, cuando el termómetro no baja de los 30ºC. Una nueva realidad impuesta por el cambio climático.
La secuencia de datos de la AEMET en la capitales de provincia deja una evidencia: las noches tórridas en España han pasado de una media de 17 en la década de 1980 a 99 en la actualidad. La importancia de monitorizar los episodios en los que las mínimas no bajan de 25ºC surge debido a que el calentamiento global de la Tierra y las islas de calor urbanas ya han hecho que, desde el final del siglo XX y en lo que va de siglo XXI, más del 90% de las noches de julio y agosto en el litoral mediterráneo sean tropicales y hayan crecido mucho en las zonas interiores. Por eso el umbral de los 20ºC nocturnos empieza a no decir demasiado.
El incremento general de temperaturas está creando un nuevo escenario climático en el que deben vigilarse las noches tórridas, las más adversas. El pasado julio ha dejado ejemplos claros: todas las noches en la estación de Portopí, en Palma, superaron los 20ºC. Y hasta 18 fueron tórridas. Un récord absoluto. También el mes pasado, en la Comunitat Valenciana, “no hay precedentes con noches tan cálidas”, según el análisis de la AEMET. En València hubo 18 noches tórridas, en Castellón nueve y en Alicante seis. En Murcia se midieron 10 mínimas superiores a 25ºC y en San Javier doce (el anterior récord allí estaba en siete).
“La contribución del ascenso de temperaturas asociado al cambio climático es el factor más importante en aquellas noches especialmente adversas, que son las que las temperaturas no bajan de 25 ºC”, explica el jefe de Climatología en la AEMET-Comunitat Valenciana, José Ángel Núñez Mora. Es decir, aunque “no hay que perder de vista el efecto isla de calor” –añade Núñez Mora– es el calentamiento global causado por los humanos la causa principal.
La contribución del ascenso de temperaturas asociado al cambio climático es el factor más importante en aquellas noches especialmente adversas, que son las que las temperaturas no bajan de 25 ºC
“En esas noches se comprueba como en zonas llanas próximas a la costa la temperatura es muy similar tanto dentro de las ciudades como fuera”, cuenta el meteorólogo. Por ejemplo, en la ciudad de Valencia la temperatura mínima durante esos episodios es similar en la zona urbana y las estaciones en zonas de huertas y L'Albufera “lo que indica que es más importante el efecto global del cambio climático”.
Con una perspectiva temporal, en 29 de las 52 capitales de provincia se han registrado noches tórridas en los años analizados. Las que más han visto incrementados de media estos episodios son Almería (que pasa de una media decenal de 2 a 15) y Melilla (de 1 a 12). El promedio en Murcia ha pasado de cero a seis. Y esto sin tener aún en cuenta todo el verano de 2023 para el dato de la última década, que muy probablemente aumentará.
Javier Martín Vide, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Barcelona, detallaba a elDiario.es cómo noches así “hacen imposible conciliar el sueño” lo que deriva en problemas de salud sobre todo para aquellos “con enfermedades crónicas y en el umbral de la pobreza, sin aire acondicionado”, explicaba el catedrático en este análisis. El calor extremo que está trayendo la crisis climatica mata más a los pobres.
La tendencia hacia arriba es evidente: cada vez más noches tórridas y cada vez unas mínimas más altas. “Ya se ha empezado a usar el término de noche infernal, cuando la mínima no baja de 30 ºC”, avisa José Ángel Núñez Mora. Este mismo año se ha producido ya dos veces en Málaga, el día 20 de julio, con una mínima de 31,6ºC en el aeropuerto y el día 2 de agosto, con 30,3ºC. Es la primera vez que se registran dos de estas noches en un mismo año como puede verse en el siguiente gráfico.
Además, la correlación entre la temperatura de la superficie del mar, que en 2023 está pulverizando récords con olas de calor marina encadenadas en el Atlántico y el Mediterráneo, y la temperatura nocturna en verano es muy alta. “El aire se desliza sobre un mar muy cálido, de forma que no sólo adquiere su temperatura, sino que se carga de humedad”, explica el portavoz de la AEMET. Y esa humedad conlleva mayor riesgo ya que multiplica los efectos nocivos del calor sobre la salud.
Aunque el aumento y generalización de noches muy cálidas “constituye una evidencia importante de calentamiento global en la zona mediterránea”, el interior de la península ibérica no se ha salvado. El siguiente gráfico muestra cómo van creciendo estos episodios más extremos en las capitales provinciales. Ahí se comprueba cómo, hace solo tres años, había muchas con cero o una noche tórrida y, en lo que va de 2023, ya son 17 las que han registrado dos o más noches con mínimas por encima de los 25ºC.
El meteorólogo Núñez Mora lo explica así: “En el aeropuerto de Barajas, fuera de la ciudad de Madrid, el promedio de noches tropicales entre 1960 y 1990 era de tres. Y en el parque del Retiro, un observatorio urbano, estuvo en 16 noches de más de 20ºC. En los últimos 10 años, en Barajas el promedio es de 19, con el máximo absoluto de 40 noches que se registró el año pasado y en el Retiro, la media está en 47, con el máximo absoluto del año pasado de 59 noches tropicales”.
Con ese panorama, ya se ha producido una expansión en España de las noches tropicales hacia el mes de septiembre y de junio. De momento “resulta difícil que las noches tórridas, por lo menos actualmente, no se queden restringidas a julio y agosto”, analiza Núñez Mora.
Como escenario de fondo a las noches en vela con termómetros disparados, el recalentamiento del planeta que causa la costra de gases de efecto invernadero creada por las emisiones humanas sigue al alza. El pasado julio fue el mes más caluroso medido nunca. Se batió, de hecho, la temperatura máxima global media de la Tierra y se rebasó por momento el umbral del 1,5ºC extra respecto a la época preindustrial. Esta ola de calor está prevista que afloje el viernes 11 de agosto. “La previsión es que las dos últimas semanas del mes sean más cálidas de lo normal”, ha vaticinado la AEMET.
Metodología
Para este artículo se han usado los datos históricos de las temperaturas máximas recopilados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) desde 1950 (o desde el primer año disponible), extraídos de su API y analizados por elDiario.es.
Los datos de cada provincia corresponden a la estación meteorológica situada en la capital de cada una de ellas que disponga de observaciones actuales y de la serie histórica más antigua. En su ausencia, se ha usado otra estación de la provincia con las mismas características (por ejemplo, los datos de Palencia corresponden a la estación de Autilla del Pino).
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