Entre un 10% y un 20% de la población española padece el síndrome del intestino irritable. Esta dolencia, que afecta al aparato digestivo y se traduce en cólicos y distensión abdominal, gases y diarrea, estreñimiento o ambas, no tiene causa exacta conocida, pero en la lotería de la salud cuentan con más papelas de sufrirla las mujeres entre los 20 y los 50 años. Tampoco hay pruebas diagnósticas específicas, pero quienes lo padecen suelen controlar los síntomas con dieta, reduciendo los niveles de estrés y tomando probióticos y fármacos. En los últimos años, algunas investigaciones tratan de descubrir si el trasplante de microbiota fecal (TMF), que se muestra efectivo contra otras infecciones del aparato digestivo, funciona también contra patologías como la colitis ulcerativa y la enfermedad de Crohn.
Este martes se han publicado dos estudios que, en paralelo, analizan la eficacia de estos trasplantes para tratar infecciones por Clostridioides difficile y enfermedades del intestino irritable. Los resultados parecen prometedores en ambos casos, aunque existen diferencias. “En el primer caso, se observa que el trasplante fecal conduce a una mayor remisión de síntomas que con tratamientos alternativos (antibióticos), al menos en individuos inmunocompetentes. En el segundo caso, los resultados son más inciertos y se sugiere que puede haber un efecto positivo en colitis ulcerosa, sin que la evidencia se considere probada”, señala el jefe del grupo de genómica comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), Toni Gabalgón, al Science Media Centre.
Los metaanálisis publicados esta semana se basan, en el caso de las infecciones por C. difficile, en seis estudios en Europa y América del Norte con 320 adultos; y en los resultados de otros 12 trabajos con 550 participantes para la enfermedad del intestino irritable.
¿Qué es el trasplante de microbiota fecal?
El trasplante de microbiota fecal consiste en administrar al paciente heces tratadas de una persona sana, a través de una colonoscopia, mediante un enema rectal o en forma de cápsulas orales. La teoría es que la microbiota o flora intestinal de la muestra sana ayuda a equilibrar la del intestino enfermo. Esta estrategia es la más prometedora en el tratamiento de infecciones por C. difficile, uno de los principales responsables de la diarrea adquirida en pacientes de hospitales, que puede ser mortal, y se presenta como alternativa frente al riesgo que supone la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos. De hecho, los TMF están reconocidos en algunas guías clínicas como un tratamiento con una eficacia superior al 90%.
En España, la Agencia Española del Medicamento y los Productos Sanitarios reconoce en un informe que “el trasplante fecal ha sido exitoso en pacientes graves y con alto riesgo de recurrencia”, aunque indica que “la necesidad de una selección exhaustiva de los donantes, la complejidad del procesamiento de las muestras donadas y de la trasferencia de las muestras al receptor, las pocas certezas que hay sobre los efectos indeseables a largo plazo del trasplante y la lógica incomodidad del procedimiento hacen que sea infrautilizado por los facultativos para la prevención de las recurrencias en la práctica clínica”.
“Este tratamiento está llegando cada vez más a la clínica y estos resultados coinciden con las conclusiones de otros estudios”, explica Gabaldón, que considera que este procedimiento “puede funcionar en este tipo de alteraciones donde no hay tratamientos efectivos, pero existe mucha variabilidad interindividual, tanto en cuanto al donador del microbioma fecal como al receptor”.
El pasado mes de mayo, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ya indicaban que el éxito de la intervención en personas con síndrome metabólico dependía de la microbiota y de las condiciones fisiológicas del donante. “Según nuestros resultados, la elección de los donantes de microbiota para un determinado receptor requiere un análisis más exhaustivo, tanto de la relación de sus microbiotas como de las características demográficas y fisiológicas del donante, que puede aumentar su éxito en la práctica clínica”, indicaba la coordinadora del trabajo, publicado en la revista Gut Microbes, Yolanda Sanz.
Según sus resultados, “la elección de los donantes de microbiota para un determinado receptor requiere un análisis más exhaustivo”, aseguraba Sanz. Aunque hay en marcha decenas de investigaciones en este campo, los expertos consideran que aún queda trabajo por hacer. “Seguramente, la técnica evolucionará hacia trasplantes más selectivos, no ya de toda una microbiota fecal, sino de comunidades microbianas definidas, diferentes según el paciente y la indicación”, señala Gabaldón.