Castilla La Mancha, Castilla y León y la Comunitat Valenciana han pedido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que declare un toque de queda para frenar el avance del virus. Otras comunidades, como Galicia, no lo ven con malos ojos con la condición de que se defina su cobertura legal e incluso que se llame de otra manera. Andalucía ha pedido a los tribunales por su parte que lo decrete desde las once de la noche a las seis de la mañana en la provincia de Granada. La duración y vigencia de las restricciones nocturnas, sin embargo, será algo que traten en el Consejo Interterritorial que se celebra en la tarde de este jueves.
Fue la Comunidad de Madrid la que puso sobre la mesa la posibilidad de imponer esta semana un toque de queda, aunque no se lo ha pedido formalmente al Ejecutivo. Sin embargo, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, sí que precisó que esta medida requeriría un acuerdo con todas las comunidades autónomas y un estado de alarma aprobado en el Congreso. Sanidad ha modificado el borrador de las medidas para incluir estas opción “excepcional” en los casos más graves de nivel de transmisión de COVID-19.
En las últimas horas, a pesar de haber sido el principal escollo de las negociaciones en el Consejo Interterritorial, varios gobierno autonómicos han apostado por esta solución. La primera en pronunciarse ha sido la Generalitat de Valencia, donde Ximo Puig incluso valoraría prorrogar el toque de queda hasta el 9 de diciembre. Las restricciones nocturnas comprenderían el horario de entre la media noche y las 6 de la mañana, según han explicado los representantes sociales esta mañana. La medida cuenta con el apoyo de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) y de los principales sindicatos, que consideran que es “lógica” dado el avance progresivo de la pandemia. La coincidencia, expresan, ha sido “plena” y solicitan que se aplique “cuanto antes”.
Poco después, Castilla y León ha enviado una carta a Pedro Sánchez solicitando lo mismo, según fuentes de la vicepresidencia. Hasta ahora, la Junta se había mostrado favorable respecto a un toque de queda, pero no se había posicionado tan claramente. “El objetivo es limitar, evitar, prohibir, restringir ese contacto social. Tiene que ser en un horario que sea efectivo”, ha añadido el vicepresidente Francisco Igea, quien ha reiterado: “Está claro lo que queremos, lo que no queremos es jugar un día más a ver quién la lleva”.
Por último, Castilla La Mancha ha adelantado que lo pedirá expresamente esta tarde, pero que esperará a los planteamientos que se expongan durante la cita para hacer una propuesta concreta sobre los detalles de la medida, ya que quiere explorar acuerdos con el resto de comunidades autónomas para determinar el horario más eficaz. Por su parte, a la Xunta de Galicia le parece una “herramienta interesante” siempre y cuando haya criterios más claros sobre qué es y dónde se aplica y no se le llame toque de queda. Así, el consejero de Sanidad ha advertido que la postura del gobierno gallego es analizar pormenorizadamente la conveniencia de la medida y aplicarla donde esté justificado. “Hay que adaptar el marco regulatorio y no podemos tomar esta decisión”, pues es competencia del Gobierno central.
Además, de forma independiente, Andalucía ha presentado a su Tribunal Superior de Justicia la decisión de decretar toque de queda, de once de la noche a seis de la mañana, en Granada capital y treinta municipios de su área metropolitana.