A las 11 de la mañana del sábado, en la entrada del Valle de los Caídos, ha arrancado la concentración convocada por las Asociaciones del Foro Social de la Sierra de Guadarrama, el Foro por la memoria de la Comunidad de Madrid y la Comuna para pedir la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco y de Primo de Rivera, la desacralización de la Basílica, la retirada de la cruz y la conversión del espacio en un memorial antifascista.
En el breve recorrido desde el punto de encuentro hasta la zona permitida de concentración ha aparecido un grupo de ultraderecha con el propósito de hostigar a grito de “El Valle no se toca” o “Arriba España” y ensalzando el saludo fascista. Una provocación que no ha sido alimentada por los activistas por la memoria histórica, que han respondido con “fuera fascistas de nuestras tierras”.
Se trata de una protesta que estas asociaciones por la memoria histórica llevan celebrando cada 20 de noviembre, día de la muerte del dictador, pero que este año han considerado “oportuno cambiar la fecha” para “reforzar la idea de reivindicar la memoria histórica y aprovechar que se está hablando de sacar ya al dictador”, según explica Ana García, representante de La Comuna, Presos y Represaliados del Franquismo.
Y es que las reclamas vuelven a estar en la agenda mediática y política desde que el Gobierno de Pedro Sánchez prometiera en el Congreso retirar de la Basílica del Valle de los Caídos los restos del dictador. Una medida que se ha recibido como “un cambio positivo” entre los manifestantes, pero a la vez consideran que “falta mucho por hacer”.
“Basta de homenajes a un dictador genocida”
Siguiendo las pautas de la Guardia Civil, los manifestantes se han colocado frente a la entrada del actual monumento gestionado por Patrimonio Nacional y que fue construido por presos políticos entre 1940 y 1958. Allí han desplegado banderas republicanas, han coreado consignas como “verdad, justicia, reparación” y extendieron una pancarta en la que se podía leer: “Basta de homenajes a un dictador genocida”.
Los convocantes, desde que celebraran su primera protesta en 2007, siempre lo han hecho en la entrada del monumento. Lamentan que, aunque la Ley de Memoria Histórica prohíbe expresamente celebrar actos políticos, de exaltación de la Guerra Civil o de la dictadura en el recinto del Valle de los Caídos, la semana pasada se permitió una concentración ultraderechista como reacción a la iniciativa del Gobierno de exhumar los restos del dictador Francisco Franco. “No vamos a entrar en su dinámica de violencia”, sentencia Lizeth Valeros, del Foro Social de la Sierra.
Luis Miguel Gutiérrez lleva en sus manos una foto enmarcada. Es el retrato de su abuelo Francisco Gutiérrez, sindicalista de Málaga fusilado en la ciudad andaluza durante la guerra. “Es la primera vez que honro a mi abuelo en un acto así”, confiesa Gutiérrez, visiblemente afectado. “Cuando era joven no entendía muy bien a mi padre en su defensa por la memoria histórica, como mucha gente, yo creía que había que pasar página, pero luego comprendí que eso sólo se puede hacer cerrando las heridas”, dice este hombre.
Miguel Ángel García también es familiar de víctimas del franquismo. Su abuelo, Cecilio García, natural de Collado de Villalba, fue asesinado cuando terminó la guerra. “Antes de matarle, mi padre que tenía 11 años, pudo despedirse y cuando salieron, a menos de 500 metros, ya escucharon las balas”, relata Miguel Ángel recordando a su abuelo, enterrado en la fosa común de El Escorial.
“Que el Valle vuelva a ser campo”
Aunque la mayoría de los movimientos antifranquistas reclaman que el Valle de los Caídos se convierta en un “memorial para homenajear a las víctimas y en un centro de memoria histórica donde se trabaja en términos didácticos la enseñanza para las generaciones jóvenes y futuras para educar en democracia”, como explica Maite Gutiérrez del Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid; Miguel Ángel prefiere que “vuelva a ser como antes, que vuelva a ser campo” porque es “un símbolo franquista”, argumenta.
Durante la lectura del manifiesto en el cierre de acto, un aplauso espontáneo ha arrancado entre los asistentes al escuchar la propuesta que lanzaban a “todas esas constructoras que aparecen hoy en los papeles de Bárcenas y que se beneficiaron de contratos aquí con mano de obra esclava”, para que “carguen con los gastos de reconversión” del Valle “como un primer gesto de disculpa ante nuestro pueblo, por todo lo que han robado y roban aún hoy de él”.
En la clausura también han lanzado un mensaje al Gobierno, a quien piden que no siga “una política de gestos” y trabaje para conseguir “fondos para las exhumaciones, retirada de honores y medallas a torturadores, y que los mismos puedan ser juzgados en nuestros tribunales”.