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Unicef detecta un “fuerte” deterioro mental y físico de los niños en la pandemia

Unicef alerta del agravamiento de la pobreza infantil y las desigualdades por la pandemia

Mónica Zas Marcos

28 de septiembre de 2020 17:46 h

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La pandemia de coronavirus en España ha sacudido con fuerza la salud mental y física de los menores más vulnerables. El 88,9% de los padres advirtieron cambios en el estado emocional de sus hijos y el 71% de las entidades del tercer sector constataron un deterioro físico derivado del confinamiento. Son datos ofrecidos por Unicef en su último informe, Impacto de la crisis por COVID-19 sobre los niños y niñas más vulnerables, que cuenta con información recabada durante los últimos meses por plataformas sin ánimo de lucro que trabajan codo con codo con familias en riesgo de exclusión.

En el caso de los efectos en la salud mental, el documento destaca cuatro problemas principales. Los relacionados con el uso excesivo de pantallas en el confinamiento -que Unicef ya pidió limitar a hora y media diaria en niños de hasta 12 años- los relacionados con el aburrimiento y la falta de estímulos, con la incertidumbre e incomprensión, y con la falta de relación con los amigos.

Todo ello, unido a los problemas de conciliación de las madres y padres, “se ha traducido en un mayor estrés y mal ambiente familiar ”que termina afectando a los pequeños de la casa, según el informe. Los síntomas derivados más habituales son “la dificultad de concentración, el desinterés, la irritabilidad, agitación, nerviosismo, sentimientos de soledad y preocupación”, enumera.

“Tengo familia en Perú y me he preocupado especialmente por ellos, porque la situación creo que está peor. Por mi familia es por quienes peor lo he pasado”, dice Pablo, de 12 años, en uno de los testimonios recabados por el Consejo de Participación de Vícar (Almería). Además, todas las entidades hablan de una exacerbación de síntomas en patologías previas de salud mental, fruto de la dificultad en su manejo por parte de las figuras parentales y la falta de “recursos de respiro”.

Sin embargo, Unicef también señala que debe “evitarse la excesiva patologización de las respuestas emocionales en muchos niños, niñas y adolescentes”, ya que la novedad en las circunstancias actuales pueden provocar comportamientos excepcionales que sean reversibles.

Exceso de sedentarismo y dietas poco nutritivas

Otro de los puntos que preocupa a la organización es el empeoramiento de la salud física, que han reportado un 71% de las entidades de primera línea con las que ha colaborado Unicef. “La falta de ejercicio físico tiene consecuencias negativas tanto para la salud física como la mental”, alerta informe. Asimismo, detectan un aumento en los problemas de alimentación, “especialmente debido a una dieta insuficiente y a un exceso de alimentación no saludable”.

Hace unas semanas, la misma organización de las Ncaciones Unidas advertía de que el sobrepeso era el punto débil de los menores españoles, lo que se había agravado durante la pandemia, ya que el 34% de los niños y niñas en España están por encima de su peso o tienen obesidad.

“No poder salir a la calle ha sido difícil para mí, porque estar 7 personas enclaustrados en un piso y sin poder ni casi salir al balcón ha sido un poco agobio. Físicamente, al no poder hacer deporte, también lo he notado, como me he aburrido estaba comiendo todo el tiempo”, admitió Hirut, de 18 años al Consejo de Participación de Ponteareas (Pontevedra). “De todas formas, si nos tenemos que volver a confinar, entiendo que haremos las cosas mejor”, admite la adolescente.

Familias monomarentales, las más perjudicadas

La situación económica y laboral de las familias también es un factor clave a la hora de analizar el bienestar de los menores. Centrándose en los hogares con niños, el informe infiere que los afectados por la pérdida de empleo de alguno o todos los miembros asciende a 250.000 hogares, “de los cuales un 6% serían monoparentales o monomarentales”.

Estos últimos, sin embargo ha sufrido un mayor impacto derivado de la pandemia, ya que en un 26% de estas unidades familiares, la persona adulta se ha quedado desempleada. “Teniendo en cuenta que tres de cada cuatro niños, niñas y adolescentes en hogares monomarentales se encontraban en los dos cuartiles de renta más bajos ya antes de la crisis, esta disminución del empleo está impactando de manera directa sobre las familias monomarentales más vulnerables”, especifica el texto.

Los datos varían considerablemente entre comunidades autónomas, siendo Andalucía, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla La-Mancha y Canarias las cinco en las que los niños, niñas y adolescentes se han visto en mayor medida afectados por la pérdida de empleo de sus progenitores.

La brecha digital y desventaja educativa continúa en este nuevo curso

El 86% de las entidades que han participado en el informe reportan que “los niños han tenido problemas para seguir con el curso escolar” debido al cierre físico de las aulas. La brecha digital fue un un baremo imprescindible para medir el desigual acceso de las familias a una educación a distancia, pero sus consecuencias, según el informe, han ido más allá. “No solamente en términos educativos, ya que se ha perdido uno de los principales mecanismos para su socialización, el acceso a una alimentación equilibrada y un lugar para detectar las situaciones de desprotección o violencia en el entorno familiar”, manifiesta Unicef.

“Me sentía más y más cansado cuando iban pasando los días. No todos los niños tienen las mismas posibilidades, porque es difícil hacer las tareas en un móvil o sin conexión a internet”, cuenta Isaac, de 11 años, a través de la Fundación Secretariado Gitano. Los responsables de las entidades creen que esta situación ha afectado sobre todo a familias extranjeras, con pocos recursos o las ya mencionadas monomarentales.

La conclusión del informe es que, antes de la COVID-19, ya había graves desigualdades que afectaban a la infancia. Sin embargo, la encuesta muestra que se están recrudeciendo debido a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia, que requieren de una acción monetaria y humanitaria. “Nos enfrentamos al reto del agravamiento de la pobreza infantil y las desigualdades, unido a los problemas de salud mental”, finaliza el informe, para lo que Unicef ha presentado también un plan de Acción trufada de recomendaciones “en el marco de la crisis que aún enfrentamos en la actualidad”.

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