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La Universidad Rey Juan Carlos de Madrid mantiene el doctorado Honoris Causa a Rodrigo Rato

Esperanza Aguirre felicitando a Rodrigo Rato por su 'honoris causa' de la Universidad Rey Juan Carlos.

Daniel Sánchez Caballero

Seis meses y varios escándalos después, la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) sigue evitando retirar el doctorado Honoris Causa a Rodrigo Rato. Allá por abril, en pleno apogeo del caso Rato y las tarjetas black, cuando el exvicepresidente fue detenido y comenzó su declive, la universidad anunció que abriría un expediente para estudiar la situación. La Inspección de Servicio –se anunció entonces– decidiría si se podía revocar o no el galardón otorgado a Rato, el máximo que una universidad otorga por cuestiones de honor. Sin novedad en el frente.

Ha pasado medio año y la situación del expresidente de Bankia, entre otros cargos, solo empeora. Prácticamente no hay día en el que no aparezcan nuevos indicios contra él, y ya va por su cuarta declaración ante el juez, que le ha retirado el pasaporte. Insuficiente para la URJC, según parece, que le mantiene la distinción pese a la petición firmada por 75.000 personas para que se le retire o la inquietud de algunos docentes. Fue la intervención de un profesor en el Consejo de Gobierno lo que motivó la apertura del expediente, aún sin resolver.

Este diario se ha puesto en contacto con la universidad, que mantiene silencio sobre el tema. “No es que exista voluntad de quitarle el doctorado Honoris Causa, hay voluntad de estudiarlo”, explicó un portavoz del centro en su momento.

Desde la asociación de estudiantes de la URJC Rise Up, promotores de la recogida de firmas contra la permanencia de Rato como Honoris Causa de la universidad, explican que el trámite está parado en la Inspección de Servicio, el órgano jurídico del centro. Y eso que, según algunas fuentes, esta no es la vía adecuada para avanzar en el proceso. “La Inspección de Servicio no puede hacer nada”, explican desde el Consejo de Estudiantes, porque Rato no tiene vinculación con la universidad y no puede por tanto ser sancionado. Según esta versión, la figura por la que podría revocarse el doctorado es a través de una revisión de oficio del acto administrativo por el que se le concedió en 2009 o revocando la investidura.

Alicante sí lo retiró

Rise Up cree que “la universidad pública tiene que ser el orgullo de la sociedad y, para eso, el imputado Rodrigo Rato tiene que ser despojado de todo honor y reconocimiento”, según sostiene en su solicitud. Algo que sí debieron considerar en la Universidad de Alicante, que también le había otorgado el doctorado en 2011 pero que nunca llegó a celebrar la ceremonia de entrega. Aprovechó los escándalos para zanjar el trámite administrativo y no otorgarle la distinción.

El doctorado Honoris Causa es la máxima distinción que concede una universidad por causa de honor. Para recibirlo no es necesario acumular méritos académicos; se obtiene en base al currículum y bajo propuesta de alguna persona, departamento del centro en cuestión o la firma de varios miembros. En el caso de Rato, fue distinguido con el Honoris Causa cuando era rector del centro Pedro González Trevijano, actual miembro del Tribunal Constitucional, y a su investidura acudió, entre otros, Esperanza Aguirre.

El de Rato no es el único caso de dudoso honor que sigue vinculado a alguna universidad a través de un Honoris Causa. Al calor de la bonanza económica se concedieron doctorados a nombres de prestigio en su momento que, años después, no gozan de tal prestigio social. Algunos de estos ejemplos son Mario Conde, el exbanquero, que pasó tiempo entre rejas por el caso Banesto pero mantiene su distinción, otorgada por la Universidad Complutense de Madrid. O Jordi Pujol, el molt honorable expresidente, declarado Honoris Causa por 11 universidades de todo el mundo (la Oberta de Catalunya y la Ramón Llull en España), que años después admitió que mantuvo una fortuna oculta en paraísos fiscales.

El empresario Gerardo Díaz Ferrán (encarcelado por fraude) también fue reconocido por causa de honor por la Universidad Miguel Hernández de Elche, hasta que fue condenado por fraude y con su libertad se fue su honor: en un caso único, la universidad le retiró el doctorado en cuanto el juez firmó la sentencia. Otro caso similar, aunque no tan definitivo como el de Díaz Ferrán, ocurrió en la Universidad de Salamanca, que “rechazó” (se evitó el término “retirar”) el Honoris Causa que le había otorgado a Franco.

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