¿Tengo que llevar mascarilla en la playa? ¿Me pueden echar por exceso de aforo? ¿Hay balizas sobre la arena? ¿Quién está al otro lado del dron? La temporada estival avanza y las imágenes que dejan las playas en nuestro país varían dependiendo del tramo de costa. Las normas para controlar los contagios de COVID-19 entre los bañistas se han ido adaptando a la actividad del virus, sobre todo en aquellas comunidades autónomas que han registrado rebrotes. La última: uso obligatorio de mascarilla bajo sanción de 100 euros en regiones como Andalucía y Euskadi.
La noticia de que el agua salada neutraliza la propagación del coronavirus tranquilizó a muchos de cara a estas vacaciones. Sin embargo, los protocolos que han diseñado los ayuntamientos y gobiernos autonómicos a veces no son suficientes para garantizar un escenario seguro fuera del mar. El portavoz de Sanidad, Fernando Simón, advirtió de que el agua no es el único elemento al que hay que prestar atención, ya que el viento tiene “un peso importante” a la hora de diseminar la enfermedad. Por eso, resulta imprescindible mantener la distancia de seguridad y controlar el aforo.
Sobre el papel queda claro, pero en la práctica muchas provincias se están viendo sobrepasadas e incluso han tenido que cerrar sus playas, como ocurrió el pasado domingo en Málaga. En otras, las apps para el móvil, los drones, los informantes de la playa o los acomodadores son en lo que confían las autoridades sanitarias para mantener el control en la costa, aunque no todas cuentan con las mismas medidas.
Uso obligatorio de mascarilla
Es la norma más reciente a la luz del aumento de los contagios esta última semana. La Junta de Andalucía incluyó los paseos por la playa y por la piscina entre los escenarios obligatorios para el uso de las mascarillas, pudiendo sancionar con 100 euros a quienes lo incumplan. Catalunya y Aragón, principales afectadas por los rebrotes, marcan como excepción el momento del baño o cuando se tome el sol, pero sí lo exigen cuando haya otro tipo de movilidad.
En Cantabria, Galicia y Euskadi deberá llevarse en los accesos a las playas, pero una vez asentados, paseando por la orilla o durante el baño, no es necesario. Asturias establece que mientras se comparta espacio con los convivientes y se cumpla el metro y medio de seguridad con los demás, no es obligatorio. Las órdenes redactadas por Murcia, Baleares y Navarra explicitan que no habrá obligación de llevar esta protección facial en la playas. Por último, Canarias y la Comunidad Valenciana no imponen su uso en ningún supuesto.
Vigilantes o “informadores” de la playa
Este nuevo oficio, no exento de polémica, consiste en pasear por la orilla para dar parte tanto a los bañistas de las normas como a las autoridades de la actividad en las playas. Se diferencian de los socorristas en la indumentaria y en las funciones, aunque muchos se han quejado de que siguen sin tenerlas muy claras. En Andalucía, las irregularidades en el proceso de selección por parte de la Junta han abierto una caja de Pandora, pero, en definitiva, la labor de estos 3.000 auxiliares es “informar, no ordenar”.
Lo mismo que en la Comunidad Valenciana, donde la Generalitat ha contratado a 1.000 jóvenes en paro para informar sobre las medidas sanitarias por la pandemia. “En caso de producirse una emergencia contactarán con el 112 e informarán diariamente, y también sobre grado de ocupación e incidencias en la playa que les sea asignada”, informó Ximo Puig. Esta figura está presente en parte de Galicia (Sanxenxo), Cantabria (Santander y Castro Urdiales) y Euskadi. En el resto de comunidades, algunas han optado por convertir a sus socorristas en vigilantes de la “nueva normalidad”.
Control de aforo
El control del aforo fue la primera medida que preocupó a los municipios con playa para garantizar la distancia social de dos metros y el Gobierno, en su orden sobre el uso de las playas, amplió el espacio dedicado a cada bañista a cuatro metros cuadrados. Así pues, dictó que se podrían establecer también límites en los tiempos de permanencia y en las zonas de aparcamiento. En muchas, además, variará según el estado de pleamar o bajamar. Sin embargo, en la práctica estas normas no son tan fáciles de aplicar.
En Andalucía, la comunidad con más kilómetros de costa, la segunda quincena de julio ha puesto a prueba sus capacidades para frenar la avalancha. Por mucho que las apps, los informantes o los drones ofrezcan información útil sobre el aforo, la solución a veces solo está en el cierre. En Catalunya, un sistema de cámaras y videosensores monitoriza los espacios en algunas provincias. En Galicia, A Coruña ha instalado arcos y semáforos que limitan a 8.000 el aforo en las playas. Además, patrullas de policías o de vigilantes podrán restringir el acceso a más bañistas en varias comunidades cuando el espacio en la arena sea insuficiente. Otras, como Murcia, confían en la responsabilidad social y no han impuesto aforo ni vigilancia.
Acomodadores de toallas
Otro nuevo oficio surgido de la pandemia es el de acomodador de playa. En este caso, el procedimiento que se veía en las zonas de hamacas de pago será imitado para respetar las parcelas dispuestas sobre la arena. “¿Puedo ayudarte?”, expone la camiseta de los acomodadores de Galicia. En Gijón, el ayuntamiento contrató un “servicio de serenos” para atender el aforo de las tres playas urbanas. En la Comunidad Valenciana, un acomodador acompaña a los usuarios a su sector y a su parcela de cuatro metros cuadrados en las playas de Levante y Poniente.
El sistema de parcelas no ha sido implementado por demasiados ayuntamientos, por lo que el oficio de acomodador no es tan común como el de vigilante. En las playas en las que no haya balizas indicando la distancia, estos últimos pueden pedir a la gente que se desplace unos metros para separarse del de al lado.
Aplicaciones para el móvil
Relacionado directamente con el punto del aforo, muchos gobiernos y ayuntamientos han optado por llevar esa información al móvil del usuario y que este decida si quiere trasladarse a una playa o ir a otra más vacía. Casi todas las provincias y comunidades tienen la suya y, las que no, ofrecen esa información en sus páginas oficiales: AppForo Limitado (Aragón), Mi playa segura y app de la Junta (Andalucía), Nik Hondartzak (Gipuzkoa), BizkaiUp (Bizkaia), Social Beach (Benalmádena) e incluso una para pedir cita previa en Benidorm.
Drones
El uso de la inteligencia artificial para estimar el aforo de las playas es una de las prácticas más llamativas de este verano, aunque ya se usaba en otros contextos. Por medio de sensores, los drones son capaces de numerar la cantidad de individuos en un perímetro concreto sin recopilar datos de carácter personal. De esta forma, “los datos numéricos se recopilarán con el fin de dar parte a la Policía Local y facilitar los servicios de seguridad”, dijo el Alcalde de Sagunto (Valencia). Otros municipios de Málaga, Cádiz, Almería y Huelva, así como de Alicante y Pontevedra se han sumado a este método.
Normas en los chiringuitos
La situación de los chiringuitos no dista de la de cualquier bar del casco urbano. Hay que acceder con mascarilla -también a los aseos- y guardar la distancia de seguridad con las otras mesas o butacas. Sin embargo, ya han empezado a reportar infracciones en ciertos establecimientos de playa, como en Motril, que ha iniciado un expediente sancionador a un chiringuito por ejercer como discoteca al aire libre sin respetar las normas sanitarias.
Información realizada con ayuda de Maialen Ferreira (elDiario Norte), Carlos Navarro (elDiario Comunitat Valenciana) y Laro García (elDiario Cantabria).