Un estudio publicado el pasado lunes concluye que la erupción del volcán de lodo que se inició en 2006 en Indonesia, sepultando cientos de edificios, fue causada por los trabajos de perforación de una compañía petrolífera.
Tras casi una década de controversias sobre el origen de un suceso que provocó la muerte de 13 personas y el desplazamiento forzoso de cerca de 40.000, un equipo de investigadores ha concluido que la erupción del volcán de lodo fue originada por los trabajos de perforación realizados por la petrolera Lapindo Brantas y no por el terremoto ocurrido unos días antes en la región, tal y como defendían la propia compañía y las autoridades indonesias. “Nuestra investigación refuta el argumento de que el volcán haya sido generado por el terremoto y creemos que pondrá fin al debate”, asegura el principal autor del estudio, Mark Tingay, profesor de la Universidad de Adelaida (Australia).
El nacimiento del volcán Lusi
Los volcanes de lodo son formaciones que no emanan lava como los volcanes tradicionales, sino que expulsan lodo a poco más de 100 grados centígrados y se suelen originar por emanaciones de gases en regiones con yacimientos petrolíferos. Los gases de los yacimientos empujan los lodos formados por materiales arcillosos hasta la superficie, formando conos de pequeña altura, pero que cubren grandes extensiones de terreno. El mayor de estos volcanes surgió el 29 de mayo de 2006 cerca de la ciudad de Sidoarjo, en la isla de Java. Este gigante ha cubierto una superficie de más 12 kilómetros cuadrados y desde entonces no ha dejado de expulsar una mezcla de agua, tierra y gases que ha sepultado parcialmente la ciudad. En la actualidad, Lusi, nombre que se le ha dado al volcán y que resulta de la abreviatura de lumpur Sidoarjo (lodo del Sidoarjo en el idioma indonesio), continua expulsando barro a un ritmo de unos 10.000 metros cúbicos diarios.
Pero el origen de Lusi ha estado plagado de controversias desde que algunos estudios señalaran a la compañía petrolífera Lapindo Brantas como responsable del suceso, ya que el día anterior había comenzado a perforar un terreno adyacente a la ciudad en busca de un yacimiento de gas. Sin embargo, tanto la compañía como las autoridades indonesias, cuyo ministro de sanidad estaba relacionado con la compañía, concluyeron que el desencadenante había sido el terremoto que sacudió la vecina ciudad de Yogyakarta dos días antes.
La compañía perforó accidentalmente un acuífero
En el año 2008, un estudio publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters apuntó a las perforaciones como principal causa de la erupción. Según este estudio, el origen de Lusi estaba directamente relacionado con la perforación accidental de un acuífero realizado el día anterior. De esta forma, sería el agua de este acuífero saliendo a alta presión la que habría originado el lodo que comenzó a salir a la superficie.
Según concluyeron los investigadores, la zona donde está situado el volcán había sufrido durante los años anteriores más de 22 terremotos de intensidad superior al que se registró dos días antes de la erupción, sin que hubiera sucedido nada. “El terremoto de Yogyakarta parecía demasiado débil y distante en comparación con otros seísmos que han provocado volcanes de lodo”, ha asegurado a eldiario.es el profesor Tingay, que también participó en aquel estudio.
Sin embargo, otro estudio publicado en el año 2013 en la revista Nature Geoscience, concluyó mediante un método de cálculo más refinado que sí era posible que un terremoto como el de Yogyakarta pudiera desencadenar una erupción de este tipo. Según esta explicación, algunas capas de roca podrían haber amplificado el terremoto hasta causar la licuefacción de una gran capa de arcilla subterránea. Este tipo de fenómenos de licuefacción siempre van acompañados de una liberación masiva de gas, que habría empujado el lodo hacia la superficie, desencadenando la formación del volcán.
Pero si esto era cierto, lo único que había que hacer era revisar los datos de las mediciones de gas que se habían hecho sobre el terreno, algo que, hasta ahora, nadie había hecho. “Aún hoy me doy de cabezazos contra la pared por no haberme dado cuenta antes de que esos datos estaban ahí”, se lamenta Tingay. Pero una vez analizados los datos, las conclusiones de los investigadores han sido rotundas, “no hubo liberación de gases, por lo tanto no hubo licuefacción”.
Continúa la controversia científica
Además, el nuevo análisis de Tingay y su equipo, publicado también en la revista Nature Geoscience, muestra que los primeros lodos expulsados por el volcán se habían originado a más de 2.500 metros profundidad, lo que también entra en contradicción con la explicación del terremoto. “Hemos determinado que el origen del flujo inicial estaba a la misma profundidad que había alcanzado la perforadora, a mucha más profundidad de lo que plantean los modelos que relacionan la erupción con el terremoto”, afirma Tingay.
Sin embargo, este resultado no parece poner fin al debate. Stephen Miller, profesor de la Universidad de Neuchâtel (Suiza) y principal autor del estudio de 2013 que relacionaba el origen del volcán con el terremoto, ha asegurado a eldiario.es que “este nuevo estudio tiene muchas lagunas y no demuestra absolutamente nada” y se reafirma en que “este tipo de volcanes jamás se han producido por perforaciones petrolíferas”. Además, ha asegurado que ya se encuentra preparando una respuesta que enviará a la misma revista.
La determinación del origen de este suceso puede ser de gran importancia, ya que los gastos generados por la catástrofe, unos 2.400 millones de euros, han sido asumidos exclusivamente por el gobierno, que, de confirmarse este hallazgo, podría pedir una indemnización a la compañía petrolífera. Mientras tanto, Lusi continúa expulsando barro, algo que lleva haciendo 9 años de forma ininterrumpida y que, probablemente, continuará haciendo durante al menos 3 años más.