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Fernando Simón: un portavoz científico convertido en icono pop de Internet

Fragmento del vídeo de Christian Flores sobre Fernando Simón

Felipe G. Gil

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Fernando Simón es sinónimo de actualidad. Durante la peor crisis sanitaria que ha conocido el mundo en un siglo, sus apariciones en televisión han disparado la popularidad del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, convirtiéndolo en objeto de todo tipo de contenidos digitales que han estado circulando durante estos dos meses.

Ya tiene hasta una canción, hecha con humor y admiración por Christian Flores, autor de otros éxitos virales como Velaske yo soi guapa?:

“Fernando yo te quiero, siento cosas por ti real, quiero dormirme acurrucado entre tus cejas y tu saber estar, y cuando todo esto pase volverás a desayunar tranquilo en un bar, mucha gente te va a pedir selfies y aunque se te vea tímido, tú los complaceras. Quiero ir al congreso y darte un beso, pero jamás te haría eso. Me tomo en serio tus consejos y están prohibidos los besos”, canta Flores.

“Hice la canción en su honor porque me parece un tío normal. Me parece digno de admirar esa entereza que tiene. Él hace su trabajo y se va a su casa. Creo que no quiere los focos sobre él y siente que ojalá no tuviera que estar ahí. Pero es su trabajo y lo hace perfecto. Siendo una persona normal”, nos comenta Flores.

El vídeo ha acumulado en menos de dos días casi 500 mil visitas entre Twitter e Instagram. Y ha conseguido generar muchos comentarios en la misma línea: gente que ama a Fernando Simón por parecer una persona normal en una situación absolutamente anormal. “Ya es mi canción del verano”, “El himno de España”, “Amo vivir en esta línea temporal” o “Eurovisión 2021”. Lo que ocurre se que Simón no solo tiene fans. También tiene haters.

En Youtube hay algunos contenidos con un impacto modesto (entre 10.000 y 20.000 visualizaciones) con títulos como “Yo acuso de Crímenes Contra la Humanidad a Fernando Simón con aportación de pruebas” u otro que documenta una querella presentada contra Simón a finales de Marzo por parte de una Asociación de Consumidores y Usuarios. En la mayoría de los casos las críticas provienen de un mismo sector mediático y político: aquel que critica al Gobierno su gestión y que utiliza a Simón como representante de la misma. Fernando Simón fue nombrado por la ministra Ana Pastor durante el gobierno del PP.

Desde Proyecto Una, colectivo que publicó el libro “Leia, Rihanna y Trump. De cómo el feminismo ha transformado la cultura pop” y que suelen analizar cómo se activan los mecanismos de polarización y odio en Internet y declaran: “Fernando Simón es más bien un meme del amor, es como una figura achuchable. Las muestras de odio hacia él van muy de la mano de una campaña de desprestigio del Gobierno, con el tono de VOX y la bandera en el nick. Al final en Internet la opinión te sale mucho más barata que en un entorno analógico (de trabajo o lo que sea) donde vas a tener que mantener una conversación o una convivencia”. Y apuntan hacia otra clave sobre su figura: “La ha cagado en ocasiones sí, pero creemos que es posible que a algunos le cause incomodidad su forma de estar, calmada, cercana y tan poco chulesca. O el hecho de que haya sido capaz de reconocer errores”.

Simón ha generado contenidos meméticos desde prácticamente el inicio de la pandemia y del confinamiento. En muchos de los casos, estos contenidos tenían un carácter ambiguo en lo político. La sobre-exposición lo ha transformado en una especie de fuente de inspiración para personas que crean contenidos para Internet.

Dos ejemplos: una futura rueda de prensa al más puro estilo Regreso al Futuro con la crisis del coronavirus siendo infinita o un fragmento de uno de los monólogos de Joker sobre un escenario en los que se atraganta con una almendra (como ocurriera en rueda de prensa recientemente).

Una conocida cadena de peluquerías y estética ha utilizado esta semana (sin permiso) un fotomontaje creado por el historietista e ilustrador Carles Ponsí, que compartió en redes una imagen de un Simón que había pasado por la peluquería (ahora que se puede, con cita previa).

El colectivo Filles D'Internet (organizadoras del 'Memefest, la fiesta del folclore digital y el humor en Internet' en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona) cree que esto tiene que ver con la democratización de las historias: “Internet permite dar voz no solo a los que tienen un canal de tele sino a los que tienen conexión a internet, un ordenador con programas que sabe usar y sobretodo inventiva. Y estas pequeñas obras, si se hacen fan virales, pueden afectar más la opinión pública que muchas noticias en medios tradicionales. A menudo porque exploran la parte más humana del personaje”.

No es la primera vez que Fernando Simón toma cierto protagonismo. Ya sucedió hace varios años y durante la crisis del Ébola. En aquella ocasión tuvo que intervenir públicamente para explicar el caso de una cooperante que iba a ser repatriada y estaba infectada.

En una entrevista con Manuel Campo Vidal como parte de actividades organizadas por la UIMP y después de reconocer abiertamente algunos errores en la gestión comunicativa del Ébola, Simón declaraba: “Yo nunca he tenido una exposición muy grande pero siempre he tenido clara una cosa: yo creo que hay que comunicar. Las dudas hay que resolverlas. Sean de la población, de los medios o de quien sean. Nuestro mundo, el de los científicos, es el de la duda. Y hay que cuestionarse las cosas, si no, no se avanza. Por tanto, las preguntas son buenas. Y cuando no se sabe algo, hay que investigar cómo resolverlas”.

Esta lógica aplastante es la que probablemente haya generado tanto amor sobre la figura de Fernando Simón. Un medio como La Razón, que no ha defendido precisamente al gobierno duranta la gestión de la crisis, ha publicado un perfil en el que además de recordar que se jugó la vida trabajando en otras pandemias en Burundi, Somalia, Mozambique o Tanzania, se destaca que “no se le conoce demasiada singularidad, excepto que duerme extremadamente poco, no come demasiado y trabaja entre 10 y 12 horas, quizá más en las últimas semanas. Ni fuma, ni bebe. Quienes le han tratado, y aún le tratan, hablan de él como un tipo corriente. Le gustan las caminatas diarias, aunque su medio de transporte más habitual sea la moto. Practica surf, senderismo y escalada siempre que puede en su Pirineo aragonés”.

Es decir, un tipo convencional lidiando con una situación excepcional. La normalidad convertida en pop.

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