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La inteligencia artificial también funde a los seres humanos en el póker

Final The Brains contra la Inteligencia Artificial en el Casino de Pittsburgh / Carnegie Mellon University

David Sarabia

Le pasó a Lee Se-Dol, a Gary Kasparov y a los concursantes Ken Jennings y Brad Rutter. A todos ellos la máquina les ganó. Los humanos sucumbieron, el reloj que marca la hora para el apocalipsis se adelantó un poco más y la comunidad científica se regodeó por ello. “Ver a Libratus ganar me produce un orgulloso sentimiento de parentesco”, ha dicho Noam Brown, uno de los padres de la primera inteligencia artificial capaz de ganar a cuatro profesionales jugando al póker.

Los humanos han tenido casi 20 días para imponerse al ordenador que, ni corto ni perezoso, les ha levantado exactamente 1.766.250 dólares. Jason Les, Dong Kim, Daniel McAulay y Jimmy Chou han jugado en total 120.000 manos durante ocho horas al día, los siete días a la semana en el Rivers Casino de Pittsburgh (Pensilvania). Todos han terminado en pérdidas y solo uno de ellos (Kim) ha sido capaz de frenar mínimamente la sangría.

Los profesionales han acabado así: Dong Kim, -85.649 dólares; Jason Les, -880.087 dólares; Jimmy Chou, -522.857 dólares y Daniel McAulay, -277.657 dólares. Habría sido una catástrofe total si esas pérdidas fueran reales, pero las cantidades son, en realidad, fichas de dinero virtual. Libratus no ganará dinero nunca, pero de momento ya tiene la honrilla de haber humillado a cuatro mentes acostumbradas a vencer en el juego de cartas.

Las apuestas estaban con los humanos

Para más recochineo, los científicos de la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania ofrecieron un premio de 200.000 dólares a repartir entre los cuatro jugadores si conseguían batir a Libratus. Aunque no lo hayan hecho, recibirán el dinero de igual forma por su esfuerzo non-stop durante 20 días.

Tuomas Sandholm y Noam Brown son los creadores de la criatura. El primero es profesor de Ciencia Computacional en la universidad estadounidense y el segundo es alumno de Sandholm y hace un doctorado en la misma materia. “No estaba confiado del todo”, ha dicho el profesor. Las casas de apuestas ponían a Libratus cuatro dólares contra uno. Muchas se basaron en la prueba anterior de abril de 2015 con Claudico, otra IA también diseñada por Sandholm y Brown que en aquella ocasión sí perdió contra los humanos.

Los profesionales fueron emparejados para jugar partidas duplicadas y así evitar en la medida de lo posible el factor suerte. El jugador A jugaba con las mismas cartas con las que jugaba el ordenador contra el jugador B, y viceversa. Además, cada pareja estuvo incomunicada y aislada físicamente los unos de los otros durante toda la competición. “Después de terminar cada día, un metaalgoritmo analizaba qué agujeros habían identificado y explotado los pros en Libratus”, explicó Sandholm. Pero ni con esas.

“No le dijimos cómo jugar al póker”

El póker, considerado un deporte mental desde 2010, combina matemáticas y habilidad. Como ya explicamos, no se parece al ajedrez porque no puede calcularse y no es como el Go porque no se fundamenta en trazar una estrategia, sino en tomar la mejor decisión posible en una situación determinada. El director del departamento de Ciencia Computacional de la Carnegie Mellon, Frank Pfenning, dijo tras el evento que “el ordenador no puede ganar al póker si no puede farolear”. Libratus aprendió bien de su hermano Claudico: juega mejor y farolea más.

“No le dijimos a Libratus cómo jugar al póker. Le dimos las reglas y le dijimos 'aprende por tu cuenta'”, ha dicho Brown. La IA ha sido capaz de ir mejorando su juego conforme pasaban los días, como si fuera un jugador humano. Analizaba sus fallos, examinaba a sus rivales, sabía sus defectos y los explotaba. También calculaba más rápido que ellos, aunque este factor en el póker apenas tenga importancia.

Jason Les, el que más ha perdido contra Libratus y que también jugó contra Claudico hace un año y medio, lo ha tildado de “desmoralizador”. McAulay se ha deshecho en elogios hacia el bot: “Siempre que juegas con un jugador top, aprendes de él”. 

Donde más han acusado la diferencia entre un ordenador y una mente humana ha sido en el factor emocional. “Es una experiencia emocionalmente diferente cuando no estás acostumbrado a perder de forma tan habitual”, explicaba Les. Otro de ellos, Chou, lo ha definido como “un jugador increíble”.

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