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Blackstone, El Corte Inglés, Iberdrola o ACS: la fiebre por los centros de datos se extiende por todos los sectores

Interior de un centro de datos

Carlos del Castillo

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Otro gran campus de centros de datos aterriza en un pueblo de Aragón. Tras cerrar un compromiso de 15.700 millones de euros provenientes de Amazon la pasada primavera, la comunidad se asegura ahora otro de 7.500 millones para seguir construyendo estas infraestructuras clave de la sociedad digital en Calatorao, en la provincia de Zaragoza. La diferencia es que ahora no vienen de Google, Microsoft ni ninguno de los rivales de Amazon en el negocio de la nube. El inversor es Blackstone, el mayor propietario de viviendas en alquiler en España.

El fondo se convierte así en el segundo mayor inversor en centros de datos del país, superando los 6.600 millones que Microsoft destinó (también) a Aragón en junio. Blackstone asegura que la nueva infraestructura creará 1.400 puestos de trabajo en el pueblo, que ahora cuenta con menos de 3.000 habitantes, y que sumarán decenas de miles de millones al PIB de la región. En septiembre su responsable inmobiliario en Europa ya adelanto que tenía su mirada puesta en el “emergente” negocio de los centros de datos en España.

En su último balance de resultados, presentado en julio, el fondo ya controlaba una cartera de centros de datos valorada en unos 50.000 millones de euros. Desde entonces no solo ha anunciado el despliegue de Aragón, sino que ha desembolsado otros 15.000 millones para comprar AirTrunk, una promotora con sede en Australia que gestiona este tipo de infraestructuras digitales por todo el área Asia-Pacífico. Steve Schwarzman, el director ejecutivo de Blackstone, ha revelado que el fondo ha estado vendiendo edificios de oficinas en EEUU en los últimos años para acometer estas operaciones.

El banco de inversión —conocido como un fondo buitre en España por sus polémicas adquisiciones de compra y subida de alquileres— es uno de los que está virando de forma más marcada del ladrillo tradicional a las factorías de la inteligencia artificial. Pero no el único. El grupo Damac, de Dubai, anunció esta semana su entrada en el negocio de los centros de datos en España a través de su filial Edgnex. La compañía pondrá en marcha un centro de 40 MW con una inversión de 400 millones de euros. Mientras, ejecutivos del gigante chino GDS Holdings, según publicó El Confidencial, se han reunido con directivos de Telefónica y miembros del Gobierno para invertir en centros de datos en nuestro país en 2025, lo que sería la primera inversión fuera de Asia de esta compañía.

Según Linklaters, el 40% de las inversiones de los 50 principales fondos inmobiliarios a nivel global ya se destina a la construcción de centros de catos. Los cálculos de Statista apuntan a que el beneficio de este negocio crecerá a un ritmo del 8,5% anual hasta 2030.

España en el horizonte

España es uno de los mercados emergentes en esta explosión de los centros de datos. Hay dos factores que lo justifican, según autoridades y expertos.

Por un lado, “tiene una posición geográfica estratégica, al contar con cables submarinos que llegan a nuestras costas y permiten conectar distintos continentes”, explican desde SpainDC, la patronal de los centros de datos. La corriente tradicional de datos en Europa desde Estados Unidos por el efe conocido como “FLAP” (Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París). La península ofrece una mejor oportunidad para las nuevas conexiones con África y Suramérica y un mercado mucho menos saturado que su competencia del norte.

También una disponibilidad eléctrica mucho mayor. “La segunda fortaleza es que estos centros de proceso de datos consumen mucha energía. Ahí nosotros tenemos una ventaja competitiva enorme en la posibilidad de producir energía renovable abundante”, completaba el ex ministro de Transformación Digital, José Luis Escrivá, ahora gobernador del Banco de España, en una entrevista con elDiario.es.

Mientras compañías compañías como Google o Amazon se ven obligadas a llegar a acuerdos con proveedores de energía nuclear para la electrificación de sus centros de datos en EEUU, España ofrece facilidades para que estas infraestructuras se coloquen la etiqueta de “100% renovable”. Un sello relevante dado el debate sobre la inteligencia artificial y su sostenibilidad que se está desarrollando tanto entre legisladores como en la sociedad civil.

Las concesiones de uso de agua, otro de los aspectos críticos para la instalación de centros de datos, tampoco están suponiendo un problema para las empresas que quieran instalarse en España. Aunque tanto estas compañías como las administraciones locales y regionales se niegan a revelar el consumo de agua planificado de estas infraestructuras, la patronal asegura que las cifras se han exagerado. “Los centros de datos de nueva generación que se están desarrollando, ninguno tiene consumo de agua”, mantienen.

Se abre la veda entre las empresas españolas

La situación está provocando que empresas de sectores no relacionados directamente con el negocio digital se lancen a por un trozo de este pastel. Especialmente en los casos de aquellas que lo que sí tienen es la capacidad de suministrar alguno de los pilares clave: el espacio adecuado para instalarlos (técnicamente, cuanto más cerca de las empresas y personas a las que van a dar servicio, mejor), la energía o la experiencia en la gestión de infraestructuras para terceros.

Así ocurre en el caso de Iberdrola. La energética lanzó en septiembre una nueva filial, CPD4Green, cuyo objetivo es ofrecer espacios “lave en mano” a las empresas que quieran construirlos: el terreno, la acometida eléctrica preparada para gran consumo, el contrato de energía renovable y la instalación para asegurar el suministro 24-7. Iberdrola está buscando un socio capitalista para que se encargue de poner el dinero para construir y operar los centros de datos.

La empresa presidida por Ignacio Galán ha identificado 11 posibles ubicaciones para estas instalaciones. Los centros de datos se miden en megavatios (MW) de potencia instalada: hasta 10 MW se consideran pequeños; de ahí hasta los 50 MW, medianos; y más allá, grandes. Iberdrola afirma que quiere asegurarse una capacidad de 400 MW en los próximos meses y estar operando unos 200 MW entre los diferentes centros de datos para 2030. Sus cálculos son que esta infraestructura llegará a suponer el 10% del consumo energético global. Según el Instituto Internacional de la Energía, en 2023 no llegaron al 2%, aunque estima que habrán alcanzado el 4% para 2026.

También en el sector energético se ha apuntado a este negocio Solaria, la compañía de energía renovable que trata de responder a su caída de ingresos en el negocio tradicional con la diversificación de prestación de servicios, acceso y energía a los centros de datos. Solaria asegura que ya tiene 270 MW de capacidad asegurada para responder a la demanda de data centers y se ha puesto como objetivo 1.000 MW.

Otra de las grandes empresas españolas que quiere hacer negocio gestionando centros de datos es ACS, que ha pasado a la fase final del proceso de subasta para hacerse con Nabiax, una de las principales empresas de centros de datos de España. Nabiax se fundó en 2019 a partir de la venta de 11 centros de datos propiedad de Telefónica al fondo Asterion por 550 millones de euros. Dos años después la teleco puso otros cuatro centros encima de la mesa a cambio de un 20% de las acciones de la compañía.

A finales del pasado año Asterion y Telefónica pusieron en venta Nabiax, esperando conseguir unos 1.000 millones de euros. ACS presentó una de las pujas no vinculantes más altas por la compañía, lo que le dio acceso a la fase final, en la que recibirá datos más concretos sobre la operativa que le permitirán poner encima de la mesa una oferta vinculante. Nabiax cuenta con 28 MW de potencia instalada en España y espera que su operación de venta le permita doblarlo en pocos años.

Sin embargo este movimiento no sería ni mucho menos el primero que ACS hace en este sector. A finales de 2023 el grupo anunció la construcción de un centro de datos de 50 MW en Alcalá de Henares que espera tener operativo para 2025. De manera similar a Blackstone, la constructora comenzó hace años el viraje hacia el negocio de la infraestructura digital. Hoy cuenta en su cartera de activos con gigantes como Turner, uno de los mayores contratistas de EEUU especializado en centros de datos y gigafactorías, o con CIMIC, un gigante australiano de la construcción que también se está focalizando en estas instalaciones y ganado posiciones en la minería de cobre, aluminio, litio, cobalto o níquel, recursos clave para la industria digital.

Otra de las grandes empresas españolas en hacer un movimiento en esta dirección ha sido El Corte Inglés. La firma se ha hecho este octubre con el 100% de la filial española de KIO Networks, una compañía mexicana que se había expandido a España en los últimos años. Cuenta con un centro de datos en Murcia y ultima los preparativos para arrancar otro en Paterna (Valencia). Su potencia es mucho más modesta (2,4 MW en total) pero contará con el nivel IV se seguridad, el más alto del sector. La empresa asegura que solo hay 47 de estos centros en el mundo, cuatro de ellos en España.

La inversión de KIO en Paterna alcanzaba los 50 millones de euros. Las cifras de la adquisición por parte de El Corte Inglés no han trascendido, aunque la empresa ya contaba con el 50% de su accionariado. Fuentes de El Corte Inglés han rechazado dar más detalles sobre la operación o si está en los planes convertir sus activos inmobiliarios en centros de datos en un futuro, aunque explican que KIO seguirá operando como empresa independiente.

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