Más de 100 profesionales médicos y de enfermería que están luchando contra el coronavirus han hecho pública hoy una carta en la que denuncian los peligros de los bulos y reclaman una mayor responsabilidad a “los gigantes tecnológicos” para evitar su difusión: “Nos enfrentamos no solo a la pandemia de Covid-19, sino a una infodemia global, con desinformación viral en redes sociales que pone en peligro vidas por todo el mundo”.
La carta ha sido enviada a los directivos de YouTube, Twitter, Google y Facebook. No obstante, en el texto solo se menciona a esta última red social, en donde, recalcan, es habitual ver comentarios y publicaciones sobre que el dióxido de cloro cura el autismo, que la vacuna de la polio causa cáncer o que el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) fue “inventado por las grandes farmacéuticas”. “El tsunami de contenido desinformativo y falso sobre el coronavirus no es un brote aislado de desinformación, es parte de una plaga mundial”, alertan.
“Estas mentiras importan porque promueven curas engañosas y alejan a la gente de las vacunas y de tratamientos efectivos. Y viajan lejos: una publicación en Facebook que aseguraba que el jengibre era 10.000 veces más efectivo que la quimioterapia para combatir el cáncer tuvo casi 30 mil interacciones, entre ‘me gusta’, comentarios y reenvíos”, denuncian.
Los firmantes provienen de diferentes zonas del mundo y entre ellos se encuentra Christian Drosten, el virólogo que está aconsejando al Gobierno de Angela Merkel. También hay representantes españoles, que incluyen desde médicos que trabajan en hospitales de las zonas más afectadas por la pandemia en España e investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). La carta está abierta a la firma de más profesionales.
Notificar las correcciones a los usuarios
“El diagnóstico es grave. Entonces, ¿qué se puede hacer? Las plataformas de redes sociales deben comenzar dando dos pasos obvios y urgentes”, recomiendan los profesionales sanitarios. Una es “desintoxicar los algoritmos que deciden lo que la gente ve”: piden a los gigantes tecnológicos que modifiquen los sistemas que hacen que la desinformación se viralice con tanta facilidad, debido a la bomba de atención y emociones que genera en los usuarios. Su otra solicitud es universalizar sistemas de notificación que avisen a los usuarios cuando un contenido con el que hayan interactuado sea desmentido o catalogado como bulo.
En este punto, los firmantes se apoyan en una serie de estudios que han sido publicados recientemente que afirman que los desmentidos emitidos por los periodistas independientes expertos en verificación reducen notablemente la confianza de los usuarios en esos contenidos. Un informe independiente de las universidades George Washington y la Estatal de Ohio (EEUU) encontró que en algunos tipos de bulos la efectividad de la verificación llega al 61%.
El estudio de las universidades norteamericanas fue encargado por la ONG Avaaz, centrada en el problema de la desinformación. Apoyándose en los datos de este estudio, Facebook decidió enviar alertas a los usuarios que interactúen con publicaciones en su plataforma que son desmentidas posteriormente por autoridades sanitarias.
“Aunque plataformas como Facebook ya han empezado a etiquetar contenido probadamente falso, el impacto del sistema todavía es limitado porque millones de personas probablemente ven las publicaciones antes de que se demuestren falsas. Es por eso que le pedimos urgentemente a Facebook que alerte a TODOS los usuarios que hayan caído víctimas de tal contenido, lo que implica que vayan un paso más allá del etiquetado y envíen correcciones retroactivas a sus usuarios”, exige la carta de los profesionales sanitarios.
En un comentario transmitido a eldiario.es, una portavoz de Facebook ha recordado que la compañía “persigue agresivamente la información errónea sobre la COVID-19”: “Tenemos equipos en toda la compañía dedicados a este esfuerzo”. “Hemos aplicado etiquetas de advertencia a millones de piezas de información errónea y eliminamos contenido que podría provocar daños inminentes. También hemos dirigido a más de 2.000 millones de personas a recursos de las autoridades de salud”.