Piratas informáticos de China han logrado penetrar en los sistemas informáticos de decenas de empresas de telecomunicaciones de todo el mundo, una brecha de seguridad que los especialistas en ciberataques de Microsoft han bautizado como Salt Typhoon. Los ciberdelincuentes han conseguido un acceso sin precedentes. Además de ver quién enviaba mensajes de texto a quién, o quién hacía llamadas de teléfono a quién, y cuándo, lograron algo mucho más difícil de lograr en cualquier ciberataque: acceder al contenido de algunos mensajes.
El ciberataque afectó a tres de las principales empresas de telecomunicaciones de Estados Unidos. Interceptaron comunicaciones de autoridades del Gobierno, en Washington DC, y pudieron acceder a registros de navegación por Internet en poder de esas mismas empresas de telecomunicaciones. Los piratas informáticos intentaron, y es posible que lo hayan conseguido, piratear el teléfono de Donald Trump y de JD Vance, así como los del personal de campaña de Kamala Harris.
Incluso el programa de escuchas telefónicas de Estados Unidos ha sido violado, donde accedieron a registros de llamadas almacenadas. “El peor pirateo de las telecomunicaciones en la historia de nuestro país”, dijo un senador de Estados Unidos. En la misma semana, la gigante británica de telecomunicaciones BT comunicó que había esquivado “un intento de comprometer” su servicio de conferencias.
En ocasiones bajo el nombre de FamousSparrow, el grupo de piratas lleva activo desde el año 2020. Según la empresa de ciberseguridad Eset, ha atacado a organizaciones gubernamentales de Israel, Arabia Saudí, Brasil, Canadá, Guatemala y Burkina Faso. Los hoteles son su otro objetivo favorito y contra ellos ha lanzado ataques incluso más agresivos que contra los gobiernos. El grupo ha acosado los sistemas informáticos de hoteles en todos los países mencionados, robando sus datos. También en hoteles del Reino Unido, Francia, Lituania y Taiwán.
Según los servicios de espionaje de Estados Unidos, la brecha Salt Typhoon lleva abierta entre uno y dos años. Investigadores independientes de ciberseguridad y analistas estadounidenses atribuyen el ciberataque al gobierno de China en Beijing, que niega estar involucrado.
Los asesores de seguridad nacional de Estados Unidos están pidiendo a sus empleados que no usen aplicaciones de SMS tradicionales, y que hagan todas sus comunicaciones por aplicaciones de mensajería cifrada como Signal, WhatsApp y FaceTime. Es un buen consejo. Las agencias de seguridad de Australia, Nueva Zelanda y Canadá han emitido advertencias similares.
¿Es este pirateo parte de una respuesta más elaborada y coordinada en la escalada entre China y Estados Unidos por la guerra comercial de los chips? Este lunes, Beijing abrió una investigación contra Nvidia por monopolio. La semana pasada, las autoridades chinas prohibieron la exportación a Estados Unidos de minerales esenciales en la fabricación de semiconductores, como el galio y el germanio. Y a principios de año, Estados Unidos prohibió la venta a China de los chips más avanzados.
Con su poder regulador sobre Nvidia, TSMC y otras fabricantes de semiconductores, Washington busca mantener una ventaja geopolítica con la inteligencia artificial (no es posible crear buenos modelos de inteligencia artificial sin chips potentes). China está en desventaja porque no es capaz de copiar a Nvidia ni de destronarla, ¿significa eso que el pirateo fue una respuesta de China? Es posible, pero piratear redes de telecomunicaciones no parece tan relacionado con la industria de los semiconductores como para hacer llegar el mensaje: 'Dadnos vuestros chips o si no...'.
Si Beijing hubiera pirateado el teléfono de Jensen Huang [el CEO de Nvidia], eso sí habría sido un paso y un salto a más represalias en la guerra comercial. Para mí, lo de Salt Typhoon solo es espionaje a la antigua usanza.
El veto a TikTok privaría de derechos a los estadounidenses, pero se mantiene
Un tribunal de apelaciones de Estados Unidos confirmó el viernes que se mantiene el proyecto de ley para vetar a TikTok en EEUU o forzar a su venta. La empresa de redes sociales ha dicho que presentará un recurso ante el Tribunal Supremo.
Este es el informe de mi colega Dara Kerr, que esta semana empezó a trabajar para The Guardian:
Un tribunal federal de apelaciones dictaminó el viernes que se mantiene la ley que obliga a la inmensamente popular empresa de redes sociales a vender sus activos a una compañía no china para evitar su prohibición total en el país. La decisión es el último giro en una batalla que lleva años librándose entre el gobierno de EEUU y ByteDance, la dueña de TikTok con sede en China. El plazo para vender la aplicación TikTok vence el 19 de enero. Si no cumple, ByteDance tendrá que enfrentar su prohibición en el país.
“Los millones de usuarios de TikTok tendrán que encontrar medios alternativos de comunicación”, dijo el juez Douglas Ginsburg. “Esa molestia es atribuible a la amenaza comercial híbrida [de China] a la seguridad nacional de Estados Unidos, no al gobierno de Estados Unidos, que durante varios años buscó junto a TikTok una forma de encontrar una solución alternativa”.
TikTok presentó el lunes un recurso de urgencia contra la prohibición y un comunicado expresando su confianza en un fallo del Tribunal Supremo de EEUU que “proteja la libertad de expresión”. También dijo que la ley se basaba en “información hipotética”, algo que es cierto: EEUU no ha demostrado que en TikTok haya contenidos manipulados por China. La brecha de Salt Typhoon demuestra que China es capaz de ir más allá de lo hipotético para aventurarse en actos mayúsculos de injerencia global.
La falta de pruebas con que se argumenta la prohibición/venta forzosa no es ningún secreto. Tampoco para el tribunal. “El gobierno reconoce que carece de información específica que demuestre que China ha coaccionado en el pasado, o está coaccionando ahora, a TikTok para que manipule sus contenidos en Estados Unidos. De hecho, la argumentación del gobierno se refiere al riesgo de que China manipule contenidos en la plataforma de manera encubierta”, dice el texto de la sentencia.
“La base de la ley no es que haya habido manipulación, sino el riesgo de que se produzca, la posibilidad de que se produzca”, explica la sentencia, que también se refiere a que la empresa “nunca ha negado de manera rotunda que haya manipulado contenidos en la plataforma TikTok por orden de China”.
El juez Sri Srinivasan, miembro del panel de tres jueces que dictó la sentencia, reconoció la posible merma en los derechos de expresión de los usuarios estadounidenses si la empresa no vendía TikTok y la red social tenía que cerrar en EEUU. “Muchos estadounidenses pueden perder el acceso a un medio de expresión, un lugar donde formar comunidades, y hasta una forma de generar ingresos”, escribió.
TikTok es utilizada por unos 170 millones de estadounidenses que podrían verse privados de un medio de expresión y de acceso a la información. Pero el juez Srinivasan escribió también que, en última instancia, el proyecto de ley no atentaba contra la Primera Enmienda [referida a la libertad de expresión], especificamente por la cláusula que incorpora la posibilidad de vender la red social.
“Impedir que una nación rival manipule los contenidos de manera encubierta también es atender a un interés apremiante del gobierno. Los demandantes [TikTok] objetan por dos razones, ninguna de ellas convence”, escribió Srinivasan.
¿Cómo evitas el bombardeo de malas noticias?
Nos gustaría saber cómo haces para evitar el bombardeo constante de malas noticias en tu teléfono. ¿Hay alguna aplicación, alguna página o servicio de Internet que sirva como antídoto contra el llamado doomscrolling? Dinos lo que sepas sobre el tema en el siguiente formulario.
¿Cuánto dinero invirtieron las tecnológicas en las presidenciales de EEUU?
Dicho de otro modo: ¿cuánto poder de influencia trataron de comprar las empresas tecnológicas? A continuación, el informe de mis colegas Lauren Aratani y Raphael Hernandes:
Silicon Valley aportó más de 230 millones de dólares [unos 219 millones de euros] a las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, según un análisis del periódico The Guardian. La mayor parte viene de la donación gigantesca que Elon Musk hizo a la campaña de Donald Trump: 118 millones de dólares [unos 113 millones de euros].
En estas elecciones, los defensores de las criptomonedas se han mostrado especialmente activos en su pelea anti regulación, metiendo dinero en la elección presidencial y también en las principales elecciones al Congreso.
Las empresas tecnológicas más importantes donaron 133 millones a Trump:
- 118 millones de dólares [unos 113 millones de euros] donados por Elon Musk, dueño Tesla, de SpaceX y de X (antes Twitter). Su patrimonio neto se estima en 350.000 millones de dólares [unos 334.000 millones de euros].
- 5 millones de dólares [unos 4,8 millones de euros] de Marc Andreessen, el fundador multimillonario del fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz (también conocido como a16z). Ben Horowitz, cofundador de a16z, apoyó primero a Trump pero luego se pasó a Harris.
- 5 millones de dólares [unos 4,8 millones de euros] de Jan Koum, el fundador de WhatsApp que hizo casi toda su fortuna en 2014, cuando vendió la aplicación a Facebook por 19.000 millones de dólares [unos 18.100 millones de euros].
Harris recibió 71 millones de dólares:
- 39 millones de dólares [unos 37,2 millones de euros] del cofundador de Facebook Dustin Moskovitz, que en 2008 abandonó la red social y creó la empresa de software para trabajo en equipo Asana.
- 17 millones de dólares [unos 16,2 millones de euros] de Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn.
- 11 millones de dólares [unos 10,5 millones de euros] de Chris Larsen, el presidente multimillonario de la empresa de criptomonedas Ripple.
Trump ya está siendo una bendición para las criptomonedas, con el bitcoin alcanzando los 100.000 dólares [unos 95.400 euros]. Para el nuevo cargo de máximo responsable en inteligencia artificial y criptomonedas de la Casa Blanca, el presidente electo ha elegido a David Sacks, ex ejecutivo de PayPal, confidente de Musk y el principal defensor de Trump en Silicon Valley.
Paul Atkins, ávido defensor de las criptomonedas y ex miembro de la SEC, será su hombre en la presidencia del organismo regulador de los mercados financieros de EEUU. No hay que esforzarse mucho para imaginar un menor escrutinio gubernamental que durante el mandato de su predecesor, Gary Gensler, crítico de las criptomonedas.
Las donaciones de campaña de la industria de las criptomonedas parecen estar generando ya importantes ganancias en el sector, tanto para los que enviaron su dinero al presidente electo como para los que no.