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Tu coche conectado no será realmente tuyo: “Si la operadora no quiere que vayas a un sitio, lo bloquea y no vas”

La datificación de los aparatos, el proceso de conectarlos a Internet para añadirles capacidad de computación y que puedan tomar decisiones por sí mismos, tiene algunos efectos secundarios. Uno de ellos es que lo que se adquiere se parece más a un servicio que a un objeto, puesto que el fabricante impone a través de la informática que el dispositivo se use solo de una determinada manera. Si el propietario toca ese código informático para aprovechar otras funcionalidades del aparato pierde cualquier cobertura, como la garantía, puede ser bloqueado e incluso se arriesga a una denuncia por violar las condiciones de uso.

Esta situación, por la que primero pasaron ordenadores o teléfonos móviles y que afecta ya a televisiones y aspiradoras, está a punto de llegar a los automóviles.

Sin embargo, en el caso del coche es poco probable que sean los propios fabricantes los que dirijan las conexiones a Internet de los coches inteligentes, dado que estos tendrán que comunicarse entre ellos así como con un operador central que ejerza de árbitro de la vía. Mientras que el lenguaje que hablarán los coches entre ellos ya se ha definido por un protocolo, hay una carrera por gestionar esa cascada de datos que retransmitirán los coches conectados.

“Hay tres opciones principales”, explica en conversación con eldiario.es Xavier Vilajosana, catedrático en el área de sistemas de comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya y experto en el desarrollo del coche autónomo. “Una es que lo hagan los operadores de telefonía, otra que lo haga una concesionaria encargada de la gestión de la vía de forma similar a como se hace actualmente con las autopistas de peaje, mientras que la tercera opción es la vía estatal, es decir, que haya una aplicación de país que se encargue de recibir los datos de los coches, como si fuera la torre de control de un aeropuerto”.

Ese cerebro central del coche conectado no solo sabrá qué hace cada vehículo en la carretera, sino que tendrá capacidad de control sobre él, detalla el investigador. “Por ejemplo, si protección civil corta una carretera por una nevada, un incendio o una inundación, podrán delimitar una zona y hacer que ningún coche pueda entrar”.

“Las posibilidades van desde poderte multar automáticamente a disminuirte la velocidad o evitar que pases un límite. Esa capacidad podrá utilizarse para bien, pero también para mal”, continúa el investigador: “Imagínate que deciden que por una carretera específica solo puedes pasar si tienes una suscripción especial. Si eres premium. Lo mismo que pasa en plataformas digitales como Netflix, que si quieres HD tienes que pagar”.

A la imposibilidad de reparar el coche en talleres no admitidos por la marca, hacer cualquier tipo de modificación mecánica o cambiar su sistema operativo, podrán seguirles otros bloqueos. “Es un poco más de control que a lo mejor puede estar bien para mejorar la seguridad, pero que va a ser a costa de estar vigilado en todo momento y de perder autonomía sobre el coche: si la operadora decide que no puedes ir a un sitio, lo bloquea y no vas”, advierte.

La duda es qué ocurrirá si se desea comprar un coche sin esa conexión. ¿Ofrecerán las marcas la posibilidad de desactivar estas opciones, o habrá que recurrir a vehículos de gama menor que no las incluyan de serie? “Lo que hay que evitar es que nos fuercen a tener un coche con estas funciones, es decir, que se imponga como estándar y que simplemente nos den un contrato de condiciones como los de política de privacidad que nadie lee”, pide el investigador.

Del ángel de la guarda al coche espía

El proceso que detalla el investigador ya ha empezado, pero se catapultará con el asentamiento del 5G. Muchos de los nuevos modelos de coche actualmente en venta llevan incorporada una conexión a través de una tarjeta SIM como la de los móviles, pero la irrupción de la nueva tecnología de comunicación multiplicará la velocidad a la que los coches transmiten y reciben datos y lo que pueden hacer con ellos.

Esa conexión ultrarrápida es la que permitirá desarrollar el coche autónomo, pero ese es el final del camino. Antes de eso los automóviles irán incrementando su grado de autonomía del conductor, incluyendo asistentes que apoyarán la ejecución de determinadas maniobras. Algunos de ellos ya están disponibles, basados en cámaras e información que gestiona el propio coche. Son los que facilitan el aparcamiento o previenen ante la invasión de otro carril (detectan si el conductor se ha despistado y enderezan el coche). El siguiente nivel de autonomía llegará gracias al 5G.

“Los coches implementan ya un sistema que se llama Guardian Angel [ángel de la guarda], que llama automáticamente a emergencias si tienes una accidente y te geolocaliza. Actualmente es una aplicación que puedes desactivar. En mi opinión creo que no lo haría porque es una cuestión crítica y me gustaría que supieran dónde estoy si tengo un accidente, pero vamos a avanzar un poco más”, propone Vilajosana.

“Con el avance del 5G, los fabricantes están instalando en una centralita que hay dentro del coche un módem celular para conectarlo a estas nuevas bandas de quinta generación. ¿Qué quieren hacer con ello? Por un lado, permitirles comunicarse con el resto del coches de la vía para que se envíen información entre ellos, como que el de delante ha hecho una desaceleración muy fuerte o que hay un obstáculo en la calzada”, continúa.

“Pero luego hay otro nivel de comunicación —revela el experto— que es en el que los coches van mandando unos mensajes a Internet cada pocos segundos que son para informar de eventos, como el detalle de posicionamiento (van diciendo estoy aquí, estoy aquí, estoy aquí). Estos dos niveles tienen un significado distinto, porque mientras que un coche se comunique con el que tiene cerca no me importa, porque no va a salir del otro coche, su conexión permanente a Internet sí, porque permite monitorizar cómo conduces”.

La carrera por los datos del coche conectado

Aunque el modelo que se va a imponer para ejercer el rol de gestor central de los coches conectados (y autónomos, en los próximos años) no está claro, ya hay empresas desarrollando tecnología para desempeñar ese papel. Nokia, está desarrollando una plataforma para ello, mientras que Vodafone y Deutsche Telekom también están investigando.

“La estrategia es que, aunque no sean ellos los que terminen operando, el que lo haga tendrá que comprarles la solución tecnológica que hayan desarrollado”, explica el investigador.