Un equipo internacional de científicos ha descubierto que las supergalaxias, las mayores galaxias del universo, surgieron de océanos cósmicos de gas frío en el llamado universo primitivo, es decir cuando éste aún era joven.
El hallazgo, que se publica hoy en Science, es resultado de una investigación liderada por el Centro de Astrobiología (CAB), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
“Pensábamos que, en las etapas iniciales del universo, estas galaxias enormes se formaron a partir de otras pequeñas que se fundieron unas con otras bajo la acción de su propia gravedad, tal y como ocurre en el universo próximo”, pero “hemos visto que todo es mucho más complicado”, advierte el investigador del CAB y autor principal del trabajo, Bjorn Emonts.
La intención de los investigadores era entender cómo se forman las supergalaxias realizando observaciones astronómicas que pusieran a prueba las predicciones de las simulaciones teóricas, explica a Efe la investigadora del CAB y coautora del estudio, Montserrat Villar-Martín.
Con la ayuda de los radiotelescopios ATCA (Australia) y VLA (Estados Unidos), los astrónomos han estudiado un cúmulo (agrupación de galaxias) situado a 10.000 millones de años luz de la Tierra.
En el centro del cúmulo está MRC 1138-262 o Spiderweb (telaraña), una supergalaxia que está formándose inmersa en una enorme nube de gas frío.
“Esta supergalaxia es un objeto muy lejano. La luz que emitió y que nosotros estudiamos ha tardado miles de millones de años en llegar hasta nuestros telescopios. Por tanto, vemos la galaxia tal y cómo era mientras se formaba, cuando el universo era aún joven”, agrega Villar-Martín.
Y es que, en astronomía, cuanto más distantes están los objetos observados más jóvenes son. “Es lo más parecido a viajar hacia atrás en el tiempo, y la 'telaraña' es un cúmulo que vemos en la época en que se estaba formando”, puntualiza.
Durante las observaciones, los astrónomos constataron algo que ya predecían las simulaciones teóricas: que en el inicio de la formación de una supergalaxia, galaxias más pequeñas nadan inmersas en una reserva gigante de gas. “Hemos descubierto además que este gas es lo bastante frío como para formar estrellas”.
El hallazgo ha sido posible porque los investigadores han observado a una supergalaxia, la telaraña, en su fase de crecimiento desde una gran nube de gas frío.
El resultado “nos ha sorprendido porque es algo que no vemos en el universo cercano”.
Gracias a este estudio, “ahora sabemos cómo y dónde buscar los depósitos gigantes de gas frío que originan las galaxias más grandes en el universo. A partir de este momento, podremos utilizar la más avanzada tecnología astronómica para encontrar sistemas similares”, agrega Villar-Martín.
No obstante, de dónde proviene el gas frío es todavía un rompecabezas para la comunidad científica.
“Hemos identificado la gran reserva de gas frío con un gas traza, el monóxido de carbono, que es más fácil de detectar. Este monóxido de carbono es un subproducto de estrellas ya desaparecidas. Es una forma de reciclaje cósmico. Sin embargo, no podemos asegurar con certeza el origen del gas o cómo se acumula en el centro del cúmulo”, explica Bjorn Emonts.
“Para averiguarlo, tendremos que estudiar en más profundidad la historia de las galaxias más grandes del universo”, concluye Emonts.