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Bicicletas eléctricas: vatios a pedales

Bicicleta eléctrica

Ricardo M. Sáez

Es viernes. Javier tuvo ayer una cena con los amigos que se alargó hasta altas horas de la madrugada. El despertador ha sonado y tras prepararse mira la bicicleta dudando, si como todos los días, utilizarla para llegar hasta el trabajo o coger el metro.

Hace calor y los ecos de la fiesta de la noche anterior retumban en su cabeza. Finalmente se decide por lo de todas las mañanas. Siete kilómetros, una considerable sudada y un cambio de camiseta después llega a la oficina maldiciendo la decisión que había tomado poco antes. Lo de ir dando pedales hasta el trabajo, a por los recados o a la universidad ha dejado de ser una costumbre de unos pocos y en los últimos tiempos ha ganado un generoso número de adeptos.

Disuadidos por el estratosferico coste de la gasolina o convencidos por estaciones de bicicletas como las de Zaragoza y Barcelona, muchos se han animado a dejar aparcado el coche en el garaje para ocasiones mejores. Sin embargo, un par de empinadas calles en el trayecto, la pereza o la distancia hacen que muchos no se animen y que otros acaben por dejarlo. Una solución a estos problemas podría ser hacerse con una bicicleta eléctrica.

E-bikes y pedelecs

E-bikespedelecsAunque existen desde hace tiempo, esta alternativa para moverse de la ciudad ha ido ganando algo de popularidad en los últimos meses. Sus ventas se han multiplicado en los últimos años y en el lejano Oriente, en un país como China tienes bastantes posibilidades de cruzarte con un ciclista 'motorizado' si sales a pasear por la calle. Al rebufo del gigante asiático, Europa o Estados Unidos, donde ha costado algo más la entrada de esta alternativa.

Para los que no hayan visto ninguna, básicamente lo que la diferencia de una bici mecánica es que tienen un pequeño motor adherido a su mecanismo. Al contar con esta ayuda extra también la normativa que las rige es diferente.

En España, a raíz de una directiva europea, estos aparatos no podrán rodar a más de 25km por hora, la maquinaria no podrá superar los 0,25 kilovatios de potencia y los modelos de las diferentes marcas deberán tener la homologación del Ministerio de Industria para, entre otras cosas, poder circular por vías públicas. Hay que diferenciarlas de los pedelec, con un uso más limitado que las ebikes, ya que permiten arrancar el motor en cualquier momento.

Si a alguien este tope se le queda un poco corto, no le quedará otro remedio que tirar de físico y comenzar a pedalear. Algo que hay que hacer en todos los trayectos, puesto que estos modelos son solo una 'asistencia' que reduce el esfuerzo que se realiza en modelos tradicionales pero no lo elimina. Muchas permiten regularlo. Al igual que los coches que llevan ese apellido, las bicis eléctricas también se recargan. En este caso, enchufándolas en casa o, si alguno se la puede subir hasta allí, en el despacho. Las más avanzadas, aprovecharán la fuerza cinética que el usuario genera para cargarse durante el viaje.

El peso, un factor a tener en cuenta

El peso, un factor a tener en cuentaPero eso quedan en manos de los modelos más caros. El rango de precios es enorme. La mayoría oscilan desde los 500 euros hasta los 3.000, aunque hay opciones más 'trendies' que se escapan a los bolsillos del común de los mortales como la Optibike 1100r, E-Rockit (ambas por 40.000 dólares) o la Blacktrail BT-01 (120.000 dólares). Ante su creciente popularidad, míticos nombres del sector como BH, Ducati u Orbea llevan ya unas temporadas comercializando y trabajando con líneas motorizadas.

El mantenimiento -por no hablar los carburantes- parece inferior al que puede ser el de un coche o el de un utilitario de ciudad, incluso una moto, pero ahí es donde cada uno quien mide sus necesidades. Si este presupuesto se te va de las manos, también existe la opción de comprar las piezas para hacer el motor y añadirlo por tu cuenta a una bicicleta normal. Buscando en internet, se pueden encontrar 'kits' por precios que oscilan entre los 300 y 500 euros.

Otro de los aspectos a tener en cuenta a la hora comprar una de estas bicicletas es su peso. Afortunadamente, la gran mayoría de fabricantes -sino la totalidad- han abandonado ya lo modelos que incluían baterías de plomo. Esto sumaba una carga notable a la estructura, pero han sido sustituidas progresivamente por otras de litio, más ligeras, y que han permitiendo el peso según se han ido lanzando nuevos modelos.

Aunque hace un par de temporadas era raro encontrar alguna que bajase mucho de los 20 kilogramos, la aparición de bicicletas eléctricas plegables han dejado estos guarismos rondando los 15 kilos, permitiendo así llevarlas al hombro con una mochila o bolsa. En el caso de querer comprar una de estas últimas hay que fijarse también en las medidas del usuario, puesto que algunas -las más ligeras- recomiendan que el usuario no exceda los 96 kilos de peso.

Foto: Richard Masoner / Cyclelicious y Chiemgau .::. Bayerns...

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