La asociación aLabs usa y construye software de naturaleza libre, tal como Richard Stallman lo pensó en aquel verano de 1983: software para aprender, reconstruir, mejorar y compartir. aLabs tiene sus raíces idelógicas en la cultura hackers, por lo que no separa la tecnología de sus posibles usos políticos y sociales, y oiga.me es el mejor ejemplo de ello.oiga.me es una plataforma de movilización ciudadana basada en el crowdsourcing, o el apoyo masivo, entre pares, a una causa compartida. Digamos que oiga.me es a las campañas sociales lo que Kickstarter a los proyectos de innovación. Si bien la idea de oiga.me está inspirada en otras plataformas como change.org o avaaz.org, toma distancia de éstas por su inusual mezcla entre hacking, activismo, innvoación y desarrollo para el bien común.
A continuación la entrevista que tuvimos con los miembros de oiga.me, a propósito del reciente lanzamiento de su segunda versión.
¿Qué diferencia a oiga.me frente a plataformas como change.org?
Las diferencias son, por un lado, técnicas, pero también de modelo: por el tipo de entidad jurídica/organizativa que es oiga.me, por los valores en los que se basa y por la dinámica de activismo que promueve.
En primer lugar, oiga.me no es una empresa, sino una organización sin ánimo de lucro. Es independiente de intereses económicos o partidistas y no hace un uso ni comercial ni político de los datos de los usuarios. Está gestionada por un Consejo Social del que forman parte entidades muy diversas, que velan por el cumplimiento de estos principios.
Desde el punto de vista técnico, oiga.me no solo permite lanzar campañas de peticiones, sino que integra funcionalidades adicionales a la recogida de firmas, como los sistemas de envío masivos de correos electrónicos, fax y, próximamente, telefonía (llamadas y SMS).
Por último, oiga.me es una plataforma que comparte los valores del software libre: es abierta, transparente, colaborativa y replicable.
Parte de estos valores se reflejan en el hecho de que las acciones que se lanzan en oiga.me tienen un componente participativo e inacabado: No se trata de sumar adhesiones a un escrito cerrado, sino de multiplicar fuerzas. Por eso existe una casilla para que cualquiera pueda modificar el escrito o los argumentos de una campaña.
Algunas iniciativas se han creado de forma completamente abierta, como fue #EREpaRato, que surgió tras conocerse que el expresidente de Bankia había fichado como asesor de Telefónica y que se creó a partir de un Pad (una herramienta colaborativa para el trabajo en red), en algunos momentos “caído” por la elevada participación, lanzado en twitter.
¿Por qué usar software libre, además de la conveniencia económica? ¿Cuál es el discurso político?
Llevamos años liberando código y la experiencia nos dice que todo lo libre, además de las ventajas evidentes en términos de privacidad, independencia, etc..., es potencialmente mejor porque siempre está sujeto a mejoras por parte de la comunidad.
Esto, por un lado, permite que oiga.me sea una plataforma que se ha ido completando, creciendo modularmente, y lo seguirá haciendo. Ahí reside parte de su fuerza. Y, por otro, favorece la innovación porque las decisiones y las ideas no están cerradas en una empresa o comité directivo: son de todos y fluyen libremente por la red. Por eso, el software libre no solo beneficia a toda la comunidad al ser un conocimiento y un trabajo que se comparte, sino que hace que oiga.me sea mejor.
Además, el hecho de que sea replicable multiplica su capacidad de producir los cambios que se persiguen.
Desde su lanzamiento hace unos meses, ¿qué campañas ejemplifican el poder y utilidad de la plataforma?
Algunos casos de éxito han sido la liberación de Hervé Falciani, informático del banco suizo HSBC, detenido por liberar datos de defraudadores y evasores de impuestos o la destitución de Felipe Gonzalez del consejo de Doñana.
Fuera de España, es significativa la campaña que perseguía la derogación, por parte del gobierno de Guatemala del decreto 270/2012, una norma considerada “un pacto de impunidad para las élites militares” ante “desapariciones forzadas y otros delitos de lesa humanidad” durante la guerra en este país. El pasado 11 de enero el presidente Otto Pérez anunció la derogación de la norma.
Además, junto a estos resultados, oiga.me ha facilitado multitud de acciones de movilización distribuida, cuyo objetivo era lograr una comunicación vírica en torno a un problema o denuncia, con consecuencias en la imagen pública de empresas o instituciones.
Y, en sentido contrario, ¿cómo se fue transformando la plataforma con la retroalimentación de la gente?
En buena medida, los cambios que presenta la nueva versión de oiga.me responden a esa retroalimentación, tanto en lo que se refiere a las nuevas funcionalidades, como a lo relativo al diseño o la usabiliad.
¿Cuál ha sido la respuesta internacional hacia la plataforma?
oiga.me pretende ser una plataforma internacional. El nuevo oiga.me no solo se está traduciendo (también de forma colaborativa) a las distintas lenguas españolas, sino a múltiples idiomas.
Las campañas que se lanzan en oiga.me no tienen ninguna limitación geográfica. Algunos ejemplos han sido las campañas contra las agresiones a las comunidades zapatistas en Chiapas, la acción global contra el “fracking” (tecnología no convencional de extracción de gas natural), la exigencia al gobierno de México para que detuviese detener las plantaciones de maíz transgénico, o la denuncia de los Cabildos Indígenas del Norte del Departamento del Cauca (Colombia) de los intensos bombardeos y ametrallamientos de que estaban siendo objeto.
En cuanto a su desarrollo, aspectos esenciales de la plataforma, como la app para móviles, se realizan fuera de España, en concreto en México.
Oiga.me es una plataforma para una sociedad pensada como red, y las redes potencian sus posibilidades con nuevos nodos e interacciones, en este sentido, ¿cuál es el siguiente paso (técnico/social) para potenciar la red que están creando?
En el ámbito técnico es probable que, en un futuro, tengamos un módulo relacionado con el geoposicionamiento y las redes sociales, abriendo el abanico a acciones sorprendentes y de un gran impacto.
Socialmente, la red se irá extiendo, por un lado de forma espontánea, porque forma parte de la propia naturaleza abierta e inacabada de oiga.me, pero también queremos seguir abriendo el Consejo Social con más organizaciones. Aunque no sea sencillo, porque oiga.me no se rige por unos estatutos o unas reglas definidas y escritas, sino que funciona por consenso y a partir de la confianza entre sus miembros. Esto es una parte esencial de su concepto. Cuando la creamos, no queríamos entregar el poder de una herramienta así a una sola organización o ideología, y por eso está apoyada por entidades tan diversas. Los siguientes pasos tenderán a ampliar estas alianzas. También para potenciar el carácter internacional de la plataforma. Además, se continuarán realizando talleres presenciales para favorecer que se cree una comunidad en torno a oiga.me, en lugar de simplemente agregar personas que usan una herramienta.
Finalmente, en términos generales, ¿en qué consiste la tecnología fax que desarrollaron?
La tecnología de fax puede tener un gran potencial en acciones de presión contra administraciones públicas y empresas, al permitir, por ejemplo, bajas masivas de un servicio como puede ser el telefónico.
Consiste en el envío masivo de mensajes vía fax a una compañía o a un político. Para ello, previamente, se ha de completar, mediante pequeñas donaciones, la recaudación de fondos necesaria para asumir el coste (el pago al operador) de estos envíos.