La Biblioteca de Trantor se define como el programa de la fantasía y la ciencia-ficción. Cine, libros, cómics, series de televisión, manga-anime y videojuegos. Todo un compendio de temáticas que trata en profundidad y de forma crítica y honesta. Su creador, Félix de la Concepción, nos da unos apuntes sobre cómo se ve el podcast desde dentro y nos orienta sobre el pequeño universo de este nuevo formato.
Fran Andrades - ¿Cómo surge la idea de lanzarte a grabar un podcast sobre una temática como la que cubre La Biblioteca de Trantor?
Félix de la Concepción - Pues si te soy totalmente sincero nunca había tenido contacto alguno ni con el mundillo de la radio ni con el podcasting antes de empezar a grabar La Biblioteca de Trantor. Todo comenzó cuando descubrí los podcast como oyente al poco tiempo de comprarme mi primer Mac. Comencé a escuchar podcast de temática tecnológica y sobre todo maquera para poco a poco ir ampliando el espectro temático y convertirme en adicto a todo tipo de podcast. El siguiente paso natural fue preguntarme si yo podía hacer algo semejante.
Desde un principio tuve claro que si quería que mi podcast tuviera continuidad en el tiempo tendría que tratar de algo que me apasionara. Eso me dejó dos opciones, la tecnología y mi lado friki. La tecnología pronto quedó descartada dada la sobrecarga de podcast de esta temática y tuve claro que el proyecto iría por los derroteros de la literatura y el cine de ciencia ficción y fantasía, con el aliciente añadido de que en aquella época la existencia de podcast de esta temática era prácticamente nula.
Así fue como allá por el año 2009 y tras liar a un buen amigo para que me acompañara en la aventura, nació La Biblioteca de Trantor con uno de esos típicos episodios piloto de “a ver qué nos sale”. La cosa nos gustó y grabamos tres episodios más juntos hasta que mi amigo Salva tuvo que abandonar el podcast por problemas familiares. Entonces me vi solo ante el peligro. Ese fue un punto de inflexión para el podcast y estuve a punto de abandonarlo. Afortunadamente seguí en la brecha buscando colaboradores puntuales y el podcast fue encontrando su propio camino. Siempre me ha gustado pensar que un podcast es un ente vivo que va evolucionando junto a los podcasters que lo graban.
FA - En el documental “La radio ha muerto” haces mención a la especialización y versatilidad del podcast frente a la radio clásica, incluso en sus “versiones” para podcast. También haces especial hincapié en la atemporalidad de tus grabaciones y al papel del oyente que tampoco es pasivo, como ocurre en la radio tradicional. Una de tus afirmaciones más contundentes es la de que la radio se oye y el podcast se escucha. ¿Crees que comienza a marcarse una diferencia clara entre podcast y radio? ¿Que empiezan a ser “especies” distintas“?
FC- Desde el principio tuve claro que quería que mi podcast fuera atemporal, que no caducara y que incluso pudiera escucharse varias veces a lo largo del tiempo. Que fueran pequeñas cápsulas de audio, archivos sonoros que uno puede escuchar de vez en cuando. Por el feedback que recibo de muchos oyentes creo que lo he conseguido y eso me llena de satisfacción.
En cuanto a la radio, para mí el podcast y la radio siempre han sido especies diferentes y yo mismo soy una muestra viva de ello. Nunca he sido demasiado aficionado a la radio y en cambio soy un ávido devorador de podcasts. El podcast gana por goleada en cuanto a especialización por temáticas y permite al oyente confeccionar su propia programación y escucharla donde y cuando quiera. Y luego está la frescura y espontaneidad que le da al podcasting el que sea amateur, creo que eso es algo con lo que la radio nunca podrá competir.
Como digo en el vídeo, siempre me ha gustado pensar que la radio se oye pero el podcast se escucha. El oyente de podcast tiene mucha más intencionalidad que el oyente de radio desde el mismo momento en el que tiene que tomarse interés por buscar el podcast que quiere escuchar, suscribirse y descargar los episodios. Esto quizá también sea un pequeño handicap para el podcasting en tanto en cuanto se hacen necesarios unos conocimientos tecnológicos básicos para llegar hasta los podcast más allá de encender un aparato de radio y mover el dial. Afortunadamente esto está cambiando y cada vez es más sencillo acceder a los podcast.
Por cierto, para mí los programas de radio grabados que se suben a iTunes como podcast no son podcast.
FA - Al compañero de La Orbita de Endor le preguntaba acerca de la calidad de la escena del podcast en castellano, sobre todo en el género que ambos tratáis y mostraba una visión muy crítica al respecto. ¿Qué opinas del podcasting hispano? ¿Piensas que esta popularización está vulgarizando los contenidos o lo realmente bueno apenas ha alcanzado la superficie?mostraba una visión muy crítica al respecto
FC - Que el podcasting sea en su mayor parte amateur para mí es su mayor encanto pero también conlleva irremediablemente que la mediocridad esté a la orden del día. Cualquiera puede grabar un audio soltando tonterías sin orden ni concierto con el micrófono integrado del ordenador y subirlo a internet, pero sinceramente no creo que eso suponga un gran problema para nadie. El propio oyente es un filtro infalible para separar el grano de la paja. Cuando alguien empieza a escuchar un nuevo podcast, si el audio es tan malo que se hace inaudible, la locución de los que intervienen es un galimatías ininteligible o el contenido del podcast no tiene ni pies ni cabeza, lo descarta y a otra cosa. Eso es lo que van a hacer el 95% de los oyentes que escuchen ese podcast, que no será recomendado a través del boca a boca ni en las redes sociales y pronto quedará condenado al más terrible de los olvidos en su oscuro rincón del ciberespacio.
Creo sinceramente que, pese a lo que digan algunos, el podcasting esta viviendo buenos tiempos. Constantemente salen podcast nuevos y las temáticas son cada vez más variadas. Aunque es inevitable que haya mucha morralla también hay muchos buenos podcast a los que suscribirse y la selección natural de la que hablaba hace el resto Al final van quedando y sobresaliendo los que merecen la pena, brindando al oyente un amplio abanico donde elegir.
FA - La estrella de Pandora, Ready Player One, El nombre del viento, El rey del invierno... Para muchos, La Biblioteca de Trantor se ha convertido en un referente de lecturas obligadas. El peso de la literatura en el podcast, al que dedicas monográficos bien documentados marcan una reconocida diferencia. ¿Ha mejorado la calidad de la literatura de fantasía y ciencia ficción en los últimos años? ¿Vivimos un resurgir de ambos géneros en los últimos años, algo que parece haber transcendido al lector tradicional asociado a una cultura más geek?
FC - Me encanta leer y creo que eso queda reflejado en el podcast. Aunque también me gustan mucho el cine y las series, la literatura tiene un lugar preferente en mi corazón. Además, con el cine y las series en el podcasting empieza a suceder como pasó en su momento con el tema tecnológico, están saliendo podcast hablando de eso hasta de debajo de las piedras. Sobre literatura en general y de ciencia ficción y fantasía en particular, no hay casi nada y La Biblioteca de Trantor creo que está llenando ese hueco.
En lo que al género fantástico se refiere hemos asistido en los últimos años a una ola de aire fresco que ha aportado nuevos horizontes más allá de la imitación de Tolkien que era el denominador común en años anteriores. De la mano de autores como Andrzej Sapkowski, Joe Abercrombie, George R.R. Martin o Patrick Rothfuss, la Fantasía está viviendo una nueva Edad de Oro, una renovación que ha ampliado los horizontes del género y que ha allanado el camino para que llegue a un público más generalista. Recientemente la adaptación de la obra de G.R.R. Martin a la televisión también ha puesto su granito de arena, todo hay que decirlo.
En cuanto a la ciencia ficción, algunos dicen que está en crisis. Que el futuro es ya demasiado cercano como para imaginarlo y que no hay vida más allá de los viejos maestros del género. No comparto todo ese derrotismo hacia la ciencia ficción.
Evidentemente la ciencia ficción no es la literatura de moda pero es que nunca lo ha sido y aunque los aficionados al género que ya tenemos unos cuantos años a las espaldas tenemos la tendencia de mirar con nostalgia a los grandes del siglo XX, pues no cabe duda de que la sombra de los Asimov, Clarke, Bradbury, Heinlein, Lem o similares sigue siendo alargada, esto no implica que la ciencia ficción actual sea mala. Ahí están nombres como Alastair Reynolds, Peter F. Hamilton, Tim Maughan o John Scalzi, por nombrar a algunos, que escriben ciencia ficción de altísima calidad. En mi opinión la ciencia ficción sigue gozando de muy buena salud.
FA - El cine es otro de los aspectos que más llama la atención del podcast. En este sentido, tanto series como el mismo cine parecen vivir un segundo romance con la ciencia ficción y la fantasía en la que el presupuesto parece no comprometerse especialmente con los guiones sino más bien con los efectos especiales. En este sentido, he escuchado en ocasiones como veis con añoranza proyectos de aquellos 80' en los que la historia primaba sobre el empalago digital. ¿Que opinión te merece la nueva oleada de cine fantástico?
FC - A diferencia de la literatura del género, el cine es otro cantar. El panorama cinematográfico en lo referente a ciencia ficción y fantasía, cuando no se alimenta de bodrios infumables se embarca en un festival de remakes y adaptaciones en la mayoría de los casos bastante desafortunados. Salvo honrosas excepciones, la mediocridad y el abuso de los medios técnicos para suplir la falta de ideas es preocupante.
En contrapartida yo destacaría el mundo de las series de televisión, que de un tiempo a esta parte está tomando el relevo del cine y a menudo nos trae productos de altísima calidad, tanto en ciencia ficción y fantasía como en otros ámbitos más generalistas.
Es cierto que lo freak está de moda. Antiguamente, jugar videojuegos era cosa de niños y jugar a rol cosa de psicópatas chalados. Hoy aquellos niños hemos crecido, en muchos casos somos padres, y nos siguen gustando las mismas cosas, solo que ahora tenemos dinero para gastar y la industria lo sabe. El bocado es demasiado suculento como para dejarlo escapar y gran parte de la industria del entretenimiento se está centrando en esas temáticas por propio interés lo que hace que se esté extendiendo a un abanico de público más extenso.
FA - En su mayor medida el fenómeno podcast ha llegado de la mano de la aportación voluntaria de sus creadores; un trabajo aficionado que cuenta con el reconocimiento de su audiencia pero que no ha dado el paso de convertirse, salvo algún caso muy puntual de colaboración radiofónica, en algo profesional. ¿Piensas que hay espacio y posibilidades de vivir del podcasting y sus derivados?
Poder vivir haciendo lo que te gusta es el sueño de muchos. La panacea. Personalmente pienso que saliendo de USA, que es otro mundo, aquí estamos muy lejos de eso en el podcasting todavía. Se ha hablado mucho de la monetización de los podcast aunque yo ahora mismo lo veo difícil. El podcasting, pese a que ha avanzado mucho en los últimos años, sigue siendo algo muy minoritario y desconocido como para que la publicidad a gran escala se fije en nosotros.
Quizá si iTunes o alguna otra gran plataforma se decidiera a dar la posibilidad a los podcasters de cobrar unos céntimos por sus episodios de manera rápida, sencilla y transparente, como se hace con los ebooks o la música, a lo mejor ese pueda ser el camino. Aunque la verdad es que siendo realistas de momento no lo veo, y menos en este país donde la cultura del “todo gratis” está tan arraigada. Habiendo gente que pone el grito en el cielo por pagar un euro por algo que usa constantemente y a diario para comunicarse como es el WhatsApp o que sigue pirateando ebooks que se venden por dos euros en Amazon, pocos pagarían unos céntimos por descargar podcast, por muy buenos que estos sean. Es triste pero es así.
En cualquier caso, yo confío en que el podcasting siga siendo amateur durante mucho tiempo. Sinceramente no vine a esta fiesta para hacer dinero y experiencias pasadas en otros campos me enseñaron que cuando hay dinero de por medio lo que una vez fue un hobbie se convierte en un trabajo, con todo lo positivo que eso conlleva pero también con todo lo negativo. Además, estoy convencido de que la libertad y la frescura que atesora el podcasting actualmente se perderían. Llámame romántico, pero si todo eso llega quizá será el momento de colgar el micrófono y buscar nuevos horizontes inexplorados que conquistar. O quizá no, quien sabe...