El matemático chileno Gunther Uhlmann, padre de la teoría de la invisibilidad, asegura que este concepto propio de la ciencia ficción “ya es una realidad” y, además de capas de invisibilidad, su desarrollo permitirá crear mantos de inhibición sísmica para proteger ciudades enteras de los terremotos.
“La ciencia está mucho más cerca de la magia de lo que nos imaginamos”, dijo a Efe el Doctor en Matemáticas por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, postdoctorado en Harvard y ganador del premio Bôcher, uno de los principales galardones de la Sociedad estadounidense de Matemáticas.
En 2003, el chileno radicado en Estados Unidos, publicó un revolucionario estudio científico en el que describía las ideas teóricas de la invisibilidad sobre las cuales se basan los actuales experimentos en la materia. “La técnica consiste en hacer una capa de invisibilidad a lo Harry Potter, que tenga propiedades tales que puedan desviar la luz, de manera que lo que haya adentro sea invisible para el ojo humano”, explicó Uhlmann. Para ello es necesario crear lo que el matemático bautizó como “un agujero blanco”, que permita desviar los rayos de luz, de tal manera que al observador le parecería estar delante de un espacio vacío.
El concepto de refracción -el cambio de dirección que experimenta una onda al pasar de un medio material a otro- fue clave para las investigaciones del equipo de Uhlmann, cuyos integrantes lograron describir las condiciones necesarias para generar un índice de refracción que pudiese convertir un objeto en invisible. Gracias a ecuaciones matemáticas, el chileno consiguió detallar las propiedades que tendría que tener un material, inexistente en la naturaleza, para que no absorbiera ni reflejara la luz y, por tanto, dejara de ser visible.
Aunque ya se han inventado metamateriales que, a pequeña escala, permiten ocultar objetos, según el matemático “aún es difícil predecir cuándo se va a poder comprar la primera capa de invisibilidad”, cuya comercialización podría comportar “problemas éticos vinculados a la privacidad” que los seres humanos tendrán que encargarse de discutir y legislar.
“Es muy difícil predecir el futuro pero creo que van a inventarse distintas aplicaciones que ahora no podemos ni imaginar. Muchas cosas se han descubierto con un propósito determinado pero han tenido otras funciones que no se habían pensado”, remarcó el matemático. Desde el momento en el que se descubrió la idea científica de la invisibilidad hasta el momento sólo han pasado doce años, -“muy poco tiempo para la historia de la humanidad”, bromea Uhlmann- y, desde entonces, ya se han realizado muchos experimentos y se han ideado distintas aplicaciones.
Uno de los usos de la invisibilidad que hace tiempo ya describió Uhlmann son los mantos de inhibición sísmica para proteger edificios de los terremotos, unas estructuras que podrían ser construidas con materiales capaces de desviar las ondas de los terremotos y evitar que éstas afectaran a los inmuebles.
A pesar de su notoriedad en el ámbito científico internacional, su postura sobre la propiedad intelectual le ha jugado a la contra a la hora de lograr el reconocimiento mediático que se merecería.
Uhlmann siempre ha sido un acérrimo defensor del libre acceso a la ciencia, motivo por el cual nunca ha patentado sus descubrimientos sobre la invisibilidad. “Me parece que los descubrimientos pertenecen a todo el mundo y no a mí particularmente: Uno es producto de la sociedad en la que vive”, remarcó el matemático. Para Uhlmann, la señora que limpia el laboratorio de la universidad o la persona que conduce el autobús que le transporta cada día hasta allí también contribuyeron de alguna manera en sus estudios.
“¿Por qué algo que salió de eso va a ser patentado? La ciencia tiene que estar disponible para todo el mundo”, sentenció el genio, con humildad.