Sant Adrià de Besòs (Barcelona), en un extremo. Bude, en la costa oeste del Reino Unido, al otro. Son los dos extremos del nuevo cable submarino de fibra óptica que unirá ambas localidades, pero no por la vía rápida del Estrecho de Gibraltar, sino a través del Canal de Suez y bordeando toda África y la costa atlántica del continente europeo. El 2Africa, que Meta (matriz de Facebook, Instagram o WhatsApp) y un consorcio de teleoperadoras internacionales están construyendo, será el cable submarino más largo del mundo cuando se termine en 2024, con más de 45.000 kilómetros.
Meta ha anunciado este lunes que el cable ya ha quedado anclado a Barcelona. Conectará otras 45 ciudades a lo largo de su recorrido. Marsella, uno de los centros de conectividad digital más importantes del Mediterráneo, es la siguiente parada desde Barcelona. Después Génova, en Italia; Creta, en Grecia; y Egipto como puerta de entrada a África. Casi todos los países de la costa este del continente quedarán conectados, y aproximadamente un tercio de los de su vertiente atlántica.
La infraestructura contará con una bifurcación en el cuerno de África, con una ruta que bordeará la península arábiga para crear estaciones de conexión en Omán, la India, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Bárein, Arabia Saudí e Irak. Se trata de una conexión especialmente interesante para China Mobile, una de las principales promotoras del proyecto junto a Meta. En el consorcio de empresas propietarias del cable también se encuentran Orange, Vodafone, Saudi Telecom, Telecom Egypt y MTN, la principal operadora telefónica de África.
“El cable submarino 2Africa está diseñado para ofrecer una conectividad internacional a aproximadamente tres mil millones de personas, que representan el 36% de la población mundial y conectan tres continentes: África, Europa y Asia”, ha expuesto Meta en un comunicado. “Las empresas y los proveedores de servicios situados en España podrán acceder a esta conectividad internacional desde cualquiera de las múltiples instalaciones independientes de la compañía con conexión directa a la estación de amarre del cable de Barcelona”, añade.
La corporación de redes sociales afirma que todos los estudios apuntan a que este tipo de infraestructuras suponen “un crecimiento económico para la población circundante, beneficiando a particulares y empresas”. Pone como ejemplo su cable Marea, entre Bilbao y Virginia Beach (EEUU) que genera unos “18.000 millones de dólares cada año” para la economía europea. La ciudad vasca fue el punto de anclaje de otro importante cable submarino promovido por Google, en 2021.
Este tipo de infraestructuras digitales está viviendo una nueva oleada de expansión en los últimos años. España es uno de los países que aspira a convertirse en polo regional de esa revertebración digital, suponiendo un punto estratégico para unir Europa, África y Latinoamérica.
Además de los cables submarinos, las nuevas inversiones se complementan con centros de datos que almacenan y gestionan las ingentes cantidades de información que produce la digitalización. Empresas como Microsoft, Google, Amazon o la propia Meta o IBM han anunciado la construcción de grandes centros de datos en el país.
La actividad de estas infraestructuras lleva aparejado un alto consumo energético, lo que ha derivado en que algunos países paralicen nuevos desarrollos ante la crisis del gas ruso. Un informe promovido por la patronal Adigital e Interxion, una compañía de centros de datos, apunta a que por cada punto de incremento en el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) “se consigue un ahorro en emisiones de CO2 en torno a las 142.000 toneladas”. “La digitalización se relaciona como una U-invertida con las emisiones de CO2 per cápita: hay un patrón de aumento de emisiones en niveles de baja digitalización que, tras alcanzar un umbral, invierte la tendencia, de manera que mayores tasas de digitalización implican mejores resultados en indicadores de sostenibilidad medioambiental”, aseguran.