Inquietud en Europa por el alto consumo eléctrico del sector digital ante la crisis del gas ruso

Los países europeos están revisando dónde va a parar cada megavatio de su red eléctrica en previsión de un invierno complicado por la crisis del gas ruso. El alto consumo de los centros de datos, los esqueletos que sostienen la sociedad digital, ha cambiado las prioridades políticas de algunos países y lo que antes se percibía como instalaciones prioritarias y estratégicas, han pasado a ser posibles problemas en ciernes.

“Si no actuamos sobre los centros de datos, estamos perdiendo parte del potencial para salir del gas y ayudar a la transición energética”, expuso Claude Turmes, ministro de Energía y Ordenación del Territorio de Luxemburgo, tras una reciente reunión del Consejo Europeo. Su país había dado el visto bueno para la instalación de varias de estas infraestructuras, pero ahora el político del Partido Verde no lo ve tan claro.

Los centros de datos son gigantescas instalaciones que procesan la información que consulta cada dispositivo conectado a Internet. A grandes rasgos son naves industriales repletas de servidores y de la maquinaría necesaria para mantenerlos a una temperatura óptima de funcionamiento. Ahí se guardan las series de Netflix, los algoritmos que llevan a cabo las búsquedas de Google y todos los servicios que funcionan en la nube.

Según un informe de la consultora Synergy, el negocio de las infraestructuras de la nube alcanzó los 155.000 millones de euros en 2021, un 37% más que el año anterior. Pero acarrea un coste. Como cualquier ordenador, los servidores tienden a calentarse con un uso prolongado, por lo que mantenerlos encendidos y refrigerados las 24 horas convierte a los centros de datos en enormes consumidores de energía.

En los últimos años la UE ha puesto el foco en la necesidad de aumentar la eficiencia de estas instalaciones, regulándolos para que se encaminen hacia un horizonte en el que el 100% de la energía que usen provenga de fuentes “limpias”. No obstante, no dejan de ser grandes consumidores conectados a una red eléctrica que este invierno puede quedar muy tensionada por las restricciones derivadas de la invasión de Putin a Ucrania. A ello se suma que la tendencia es que su consumo siga creciendo, parejo a la demanda de servicios digitales.

Los países del centro y del norte de Europa son los que más preocupaciones han expresado acerca de los centros de datos. Son los más expuestos a los cortes del suministro de gas ruso. Las declaraciones del ministro de Luxemburgo sobre estas infraestructuras se produjeron después de rubricar un pacto con Alemania, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca para impulsar medidas de eficiencia más estrictas para ellas. Algunos han devuelto a fase de estudio la construcción de centros de datos a los que ya habían dado el visto bueno.

El objetivo de estos países es que el resto de socios europeos se sumen a ellos en las restricciones para conectar nuevos centros de datos de multinacionales tecnológicas a la red eléctrica del continente. Según los datos de la Comisión Europea, los centros de datos consumen cerca de un 3% de la potencia eléctrica europea y para 2030 podrían rozar los 100 TWh, más que muchos países europeos.

Ese consumo, sin embargo, no se reparte igual entre todos los territorios. Los centros de datos tienden a agruparse en polos para aprovechar las economías de escala. Esto suele desencadenar un florecimiento de empresas tecnológicas a su alrededor por la concentración de profesionales, pero también multiplica el consumo eléctrico de ese área.

Irlanda es el mejor ejemplo de ello. El entorno de Dublín es el lugar que la mayor parte de multinacionales tecnológicas estadounidenses han elegido para su sede europea debido a las ventajas fiscales que les ofrece. Allí han establecido también grandes centros de datos que ya consumen un 14% de la electricidad del país. Es más que toda la energía que usa la población rural de un país que supera en 9 puntos la media europea de residentes fuera de áreas urbanas (36% de los irlandeses viven en zonas rurales, por el 27% de la UE).

La alta demanda energética de estas instalaciones ha provocado que Dublín bloquee la instalación de nuevos centros de datos cerca de la ciudad en el período 2022-2026 para no tensionar más la red eléctrica que surte a la población. Una decisión que ha sorprendido al Ejecutivo nacional irlandés, que analiza cómo revertirla. También ha sido recurrida ante los tribunales por una de las empresas que gestiona centros de datos en la ciudad y que aspira a construir más en los próximos años, como recoge el Irish Times.

Los grandes centros de datos españoles no se activarán este invierno

La crisis del gas ruso se produce en medio de una revertebración de las infraestructuras de red para llevar los centros de datos más cerca de los usuarios finales. La consolidación de la digitalización forzada por la pandemia y los nuevos servicios tecnológicos, en los que los contenidos servidos en streaming y la computación en la nube han ganado mucho peso, requieren conexiones más rápidas y menores latencias.

España es uno de los países que aspira a convertirse en polo regional de esa nueva generación de infraestructuras. Empresas como Microsoft, Google, Amazon, Meta (matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp) o IBM han anunciado la construcción de grandes centros de datos en el país, que se encuentra en una posición estratégica atractiva para concentrar nuevas rutas de tráfico. Por un lado tiene una conexión sencilla con Lisboa, donde se han anclado importantes cables submarinos que enlazan Europa con Latinoamérica. Por otro, es el portal más sencillo entre el continente y África, donde las tecnológicas quieren aumentar su presencia en los próximos años.

Los grandes proyectos de data centers en España aún están en fase de desarrollo y no estarían operativos este invierno

Pese a esto y a diferencia de algunos de sus socios europeos, el consumo de la industria digital no es un foco de preocupación para el Gobierno español. “Los grandes proyectos de data centers en España aún están en fase de desarrollo y no estarían operativos este invierno. Igualmente, muchos de ellos aún no tienen acceso a la red eléctrica y están pendientes de que se modifique la Planificación de electricidad para poder obtenerlo”, explican desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a elDiario.es.

Las mismas fuentes recuerdan que la construcción o ampliación de centros de datos debe llegar precedida de detallados estudios sobre la energía que van a consumir, cuánta hay disponible para esa parcela y la evolución de la demanda prevista para su entorno en los próximos años. Una de las principales reivindicaciones de las empresas especializadas en construir y gestionar este tipo de instalaciones es precisamente agilizar esos procesos, que pueden extenderse durante años.

La previsión de crecimiento en la generación de energía renovable y los problemas energéticos de otros países de nuestro entorno están favoreciendo el desarrollo de la industria en España

“Los nuevos proyectos de centros de datos en España están planteados con el objeto de ser neutros en emisiones, o incluso ser positivos en generación de energía”, expone por su parte la patronal de centros de datos española, SpainDC. “La industria de los centros de datos en España puede ofrecer el modelo más sostenible de todos los países de nuestro entorno”, expresan a este medio.

La ausencia de problemas energéticos en la península puede llegar a ser incluso una ventaja competitiva para este sector, a juicio de esta asociación. “España aún no está al nivel de los principales centros de digitalización de Europa, conocidos como FLAP (Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París). La previsión de crecimiento en la generación de energía renovable en España y los problemas energéticos de otros países de nuestro entorno están favoreciendo el desarrollo de la industria en nuestro país”, resumen.