“La amenaza no ha desaparecido”, reconoció Mark Zuckerberg, preguntado por la posibilidad de que operaciones de intoxicación manipularan las elecciones de EEUU a través de Facebook, como ocurrió en 2016. Para evitar un escándalo como el de Cambridge Analityca, su plataforma impuso una serie de controles para la propaganda política en las elecciones que terminarían sacando a Donald Trump de la Casa Blanca. De esas protecciones no quedó ni rastro el 14F: Facebook no solo no aplicó una vigilancia especial a la publicidad política de la campaña catalana sino que tampoco impidió que su plataforma se usara para contravenir la regulación electoral española.
En algunos campos el incumplimiento ha sido general. Casi todos los partidos que se presentaban a los comicios pidieron el voto a través de Facebook en algún momento de la jornada de reflexión, algo perseguido por la Junta Electoral Central (JEC) cuando el soporte son medios tradicionales. También hicieron publicidad en período irregular organizaciones de la sociedad civil como Òmnium Cultural. Facebook no puso ningún límite a esos anuncios fuera de fecha, pero tampoco estableció controles para la propaganda electoral para Catalunya que se pagaba desde el extranjero.
Esto es lo que ocurrió con “Superem el 50”, una página de Facebook que pedía el voto para los partidos independentistas. El pasado miércoles, elDiario.es reveló que un empresario investigado por la justicia española por el supuesto desvío de fondos públicos para financiar el procés había utilizado esta página para lanzar una campaña de propaganda opaca.
Según las declaraciones del empresario a este medio, los fondos llegaban desde el extranjero, en concreto de una ONG radicada en Estonia. Pese a que el procés fue, junto con el Brexit y la victoria de Trump, uno de los procesos electorales sobre los que pesó la sombra de manipulación desde el exterior entre 2016 y 2018, Facebook no intervino para atajar la situación, sino que siguió aceptando el dinero de “Superem el 50” para distribuir propaganda electoral.
La inversión total de “Superem el 50” a través de la ONG estonia fue de 7.185 euros. Con ella consiguió que sus anuncios se mostraran alrededor de 1,5 millones de veces a los usuarios que la red social tiene perfilados como residentes en Catalunya. Además, aproximadamente la mitad de los 84 anuncios que publicó en la semana previa al 14F estuvieron activos también en la jornada de reflexión, según la Biblioteca de anuncios de Facebook.
La diferencia con EEUU es notable: en su país de origen, Facebook limitó el recorrido de la propaganda electoral e impidió que se publicaran anuncios nuevos en la semana previa a las elecciones de noviembre. En Catalunya no se establecieron ese tipo de controles porque, afirman a elDiario.es fuentes de la red social, cada proceso electoral es diferente. “Facebook dice que cumple el código de buenas prácticas de la UE, pero en realidad no controla la dirección física del responsable de los anuncios, ni el teléfono... lo único que controla es que haya una tarjeta de crédito y que el anuncio no diga barbaridades”, detalla Raúl Magallón, profesor de la Universidad Carlos III.
La jornada de reflexión sin ley
Magallón, autor de Desinformación y Pandemia: la nueva realidad (Pirámide) analizó el sábado los anuncios políticos que permanecían activos en Facebook durante la jornada de reflexión. Los había a decenas. Vox, las CUP y el PDeCat pedían el voto directamente desde sus cuentas oficiales, mientras que en el caso de otros partidos, como PSC, ERC, Junts per Catalunya o En Comú Podem, fueron las páginas de sus candidaturas en poblaciones más pequeñas.
Las páginas del Partit Nacionalista de Catalunya, Òmnium Cultural, Plataforma Per la Llengua, Joventut Nacionalista de Catalunya, Partido por un Mundo más Justo, Primàries de Catalunya o la de Joan Josep Nuet, secretario General de Comunistes de Catalunya y diputado de ERC en el Congreso de los Diputados, también hicieron anuncios electorales durante la jornada de reflexión a través de Facebook.
“Ha habido anuncios que se publicaron el 12 de febrero y cuya intencionalidad era obviamente que estuvieran activos el 13”, destaca Magallón. “Facebook debería tener mecanismos para evitar esto. La Junta Electoral Central, que ni está ni se le espera, también debería tener un equipo de control del ecosistema digital para ver qué es lo que se está haciendo, supervisar si se está cumpliendo la ley y dar una respuesta rápida a ese tipo de cuestiones”, recalca.
La JEC lleva años dejando hacer a los partidos en las redes sociales. Así lo hizo cuando el PSOE y Más País denunciaron la trama de manipulación del PP en Facebook durante las elecciones de noviembre 2019, que destapó elDiario.es. Entonces, asesores y militantes del partido crearon páginas de Facebook que fingían ser simpatizantes de otros partidos pero cuyo objetivo real era desmovilizar a su electorado. Pese a ello la JEC dio un paso a un lado y aseguró que la acción entraba dentro de la “libertad de expresión”. El organismo tampoco pidió a la Fiscalía que investigara el origen de los 45.000 euros que la trama había utilizado para aumentar su impacto en Facebook.
La jurisprudencia en la que se basó la JEC data de 1982, 20 años antes de la creación de Facebook. “Necesitamos adaptar la legislación a la nueva realidad”, recuerda Magallón. “Ahora es un buen momento puesto que en principio no vamos a tener procesos electorales en el corto plazo. Si queremos evitar que siempre exista este fantasma de una mala regulación en redes sociales tenemos que dotar a la JEC de los recursos suficientes para que la ley se cumpla”.