Israel usa a los palestinos para vender su tecnología espía y militar como “probada en combate”
Israel tiene una de las industrias militares más potentes del mundo, así como un avanzado sector de ciberseguridad. Su desarrollo se basa en dos claves: las compras públicas del Estado para la ocupación de Palestina y las exportaciones. Ambas se retroalimentan, puesto que uno de los grandes valores de la marca made in Israel con la que promociona sus armas y software de espionaje es la de “probado en combate” o “probado sobre el terreno”.
Así lo documenta el informe Negocios probados en combate. Exportar la marca ‘made in Israel’ para mantener la ocupación y normalizar la injusticia, que publica este lunes el Centre Delàs d’Estudis per la Pau y al que ha tenido acceso este medio. “Palestina, sobre todo la Franja de Gaza, lleva años convertida en un laboratorio de pruebas de material militar israelí. Así lo defienden las autoridades israelíes y así lo publicitan sin tapujos las empresas que venden esos productos”, denuncia el estudio.
“La marca ”probado en combate“ o ”probado en terreno“ que Israel promociona, de productos testados en y sobre la población y los territorios ocupados palestinos, se ha convertido en un valor añadido en el mercado de la seguridad y la defensa internacional”, reflejan los investigadores del Delàs, una entidad independiente de análisis de paz y armamentismo financiada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya.
“Precisamente, la existencia de esta marca, resulta la principal razón, para condenar la colaboración, producción, compra y uso de este material”, afirman.
Estrategia de negocio
Se trata de un círculo perfeccionado durante décadas. Una industria militar y de ciberseguridad potente permite sostener el conflicto y generar economías de escala en la producción de armas, tanto físicas como informáticas. El coste nominal por cada tanque es menor si se fabrican 1.000 que si se fabrican 100, un efecto que se multiplica en el caso del software. A su vez ese armamento tiene una oportunidad de testarse en escenarios reales de la que no gozan muchos de sus competidores, lo que lo convierte en una opción muy atractiva para compradores internacionales, que invierten en el material y reinician el círculo.
“Para vender mucho se precisa, por un lado, construir una marca que le proporcione una ventaja competitiva global. Por el otro, construir esa marca de productos y servicios a partir de dos elementos de valor añadido”, expone el informe. “El primero consiste en estar en la vanguardia tecnológica, sobre todo en la tecnología militar, invirtiendo fuertemente y fomentando la investigación y la producción nacional, y orientando y promoviendo sus exportaciones en esa dirección, poniendo a su servicio la maquinaria del Estado. El segundo es publicitar sus productos como probados en combate”.
La marca “probado en combate” o “probado en terreno” que Israel promociona se ha convertido en un valor añadido en el mercado
Pegasus es uno de los ejemplos del modelo. Este potente programa de espionaje vendido por todo el mundo —solo “bajo licencia y regulación a los organismos de inteligencia y policiales”, dice NSO, la empresa que lo diseñó— permite a un atacante tener un control total del móvil del objetivo. Podrá acceder a su geolocalización en tiempo real, leer los emails, SMS, mensajes de WhatsApp, Telegram o cualquier app, escuchar las llamadas en curso, hacer pantallazos de lo que muestre el teléfono en cada momento, conocer el historial de navegación o la lista de contactos.
Este software espía ha sido uno de los más avanzados de su tipo durante años y uno de los secretos mejor de Israel. De hecho, fue su tremendo éxito el que lo puso en disparadero. Con centenares de víctimas entre activistas, periodistas y representantes políticos de todo el mundo, se hizo imposible mantener su existencia en secreto. En España el presidente del Gobierno Pedro Sánchez y varios ministros, así como políticos el president de la Generalitat de Catalunya y políticos independentistas fueron espiados.
Cuando los escándalos protagonizados por Pegasus se acumularon en el extranjero, la población israelí comenzó a preguntarse si sus autoridades no habían aprovechado la cercanía de NSO para hacerse con el software. La empresa aseguraba que este no se puede no se puede lanzar contra teléfonos israelíes o estadounidenses, lo que no hizo sino agravar el cariz de las revelaciones que mostraron que no solo había atacado a palestinos sino también contra manifestantes israelíes que protestaban contra Netanyahu.
Negocios con España
Durante el escándalo de espionaje a miembros del Gobierno, el CNI reconoció que había comprado Pegasus a NSO. Sin embargo, el rastro de las adquisiciones de software de espionaje suele quedar oculto bajo la manta de la “seguridad nacional” con la que los organismos de inteligencia tapan sus operaciones. La industria de defensa tradicional no es mucho más transparente, pero sí que promociona más abiertamente “el probado en combate” de sus productos.
“En España, como en otros países, los productos y la tecnología vanguardistas son presentados como probados en combate”, recalca el informe del Delàs. “Los ejemplos incluyen misiles Spike de Rafael, drones de IAI y Elbit Systems, torretas de vehículo terrestre de Rafael, sistemas de mortero de Elbit Systems o munición de carros de combate de Israel Military Industries Ltd”, recoge.
En muchos de los documentos oficiales de estas empresas puede encontrarse esta marca de valor añadido. Ocurre con Elbit Systems, una de las empresas más conocidas del mundo en gestión transfronteriza, que incluye su “probado sobre el terreno” de Israel en su último portfolio de productos de este sector.
“Hoy en día, las empresas israelíes están a la vanguardia de la seguridad fronteriza, ofreciendo sofisticadas vallas electrónicas y ”vallas virtuales“ encubiertas, respaldadas por capacidades de detección de movimiento por vídeo, radar y sensores de vigilancia basados en la electroóptica, y vehículos autónomos de patrulla aérea, terrestre y marítima no tripulados”, presume el Ministerio de Seguridad Pública israelí.
Las ventas de armas de la industria israelí a España se realiza a través de empresas radicadas en Israel, como en el caso de Elbit Systems, pero también existe otro modelo. Este se basa en hacerlo a través de empresas españolas que en realidad son filiales de los grandes consorcios de armamento israelíes. Ocurre con Pap Tecnos, Aeronautics Enterprise España (AEE) o Magal. Todas ellas son subsidiarias de Rafael Advanced Defense Systems, que antes de convertirse en multinacional fue un centro de investigación armamentística fundado por el Ministerio de Defensa de Israel.
elDiario.es se ha puesto en contacto con Elbit Systems, Pap Tecnos, AEE, Magal y con el Ministerio de Defensa español para confirmar las compras de armamento que se han producido en los últimos años, así como las importaciones de otras empresas israelíes. No ha recibido ninguna respuesta al cierre de esta información.
No podemos aportar información clasificada de los sistemas y productos que suministramos en España debido a limitaciones que nos impone el Ministerio de Defensa israelí
La única que ha respondido al requerimiento es Guardian Defense & Homeland Security, que “representa en España a los principales fabricantes israelíes de material policial y militar”, como la propia empresa explica. No obstante, ha sido para escudarse el carácter clasificado de su negocio. “Lamentablemente no podemos aportar información clasificada de los sistemas y productos que suministramos en España debido a limitaciones que nos impone el Ministerio de defensa israelí para este tipo de productos”, ha respondido un portavoz.
“No se conoce el detalle oficial de las estadísticas y el material importado por España desde Israel, para el que no existe una legislación específica como sucede con las exportaciones”, lamenta el estudio del Delàs. “Algo similar ocurre con muchos otros países, cuya explicación en relación con aquello que compran a Israel depende de lo que informan los medios de comunicación o lo que publicitan las revistas militares, pero no de un reporte oficial sujeto a rendición de cuentas”.
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