Jefes en Google, IBM, Microsoft o Twitter: los ejecutivos indios conquistan Silicon Valley
El fundador de Twitter, Jack Dorsey, dio este lunes un paso atrás en la dirección de la compañía. Su sustituto será Parag Agrawal, nacido hace 37 años en Bombai, la ciudad más grande de la India. Agrawal fue al colegio y a la universidad en su ciudad, donde destacó en física siguiendo la estela de su padre, miembro del departamento de energía atómica del país. Después se marchó a Estados Unidos para hacer un doctorado en la prestigiosa universidad de Stanford. Tras probar en varias tecnológicas entró como ingeniero raso en la red social en 2011 y seis años después ya era su máximo responsable de Tecnología. Hoy dirige la compañía.
La suya es una historia de ascensor internacional que va desde las populosas y contaminadas calles de Bombay hasta el despacho más grande de una tecnológica estadounidense. Y sin embargo no es una historia excepcional, sino que se ha convertido en la norma en Silicon Valley: los máximos responsables de gigantes como Google, Microsoft, IBM o Adobe son emigrantes indios, nacidos en familias de clase media, que sobresalieron en universidades de su país y dieron el salto a EEUU.
Todos ellos se caracterizan por haber ascendido de manera orgánica dentro de sus empresas, jugando papeles clave en el desarrollo de los servicios que de verdad generan dinero y control del mercado para sus respectivas organizaciones. Su perfil es el de personas centradas en la gestión, alejadas de la imagen de gurús capaces de cambiar el mundo, a veces excéntricos, que a menudo se asocia a sus fundadores estadounidenses.
Para muestra, el caso de Agrawal en Twitter. Dorsey es un tuitero empedernido que muchos de sus empleados destacan como “visionario” y compatibiliza varios proyectos a la vez: fundó y dirige la empresa de pagos electrónicos Square y es un absoluto defensor de la “revolución” de las criptomonedas y el Bitcoin. Pero es criticado desde dentro por ser un jefe distante, ausente en el día a día y del que se echa en falta más determinación en la toma de decisiones importantes. Le rodea un aura zen por practicar la meditación extrema, especialmente tras completar en 2017 un proceso de 10 días de reflexión silenciosa y sin conexión con ningún aparato electrónico.
Agrawal, en cambio, apenas usa Twitter. Lleva cuatro años como responsable de la sala de máquinas y es uno de los cerebros detrás de los sistemas de inteligencia artificial y aprendizaje automático de la red social. “Me incorporé a esta empresa hace 10 años, cuando había menos de 1.000 empleados”, ha recordado: “Aunque fue hace una década, esos días me parecen como si fuera ayer. He caminado con vuestros zapatos, he visto los altibajos, los retos y los obstáculos, las victorias y los errores”.
De picar código a la dirección
Los ciudadanos indios ya llevan más de un lustro ocupando posiciones muy importantes en las tecnológicas estadounidenses. El primero en llegar a la última planta fue Satya Nadella, CEO de Microsoft desde 2014, presidente y máximo responsable de la compañía desde 2015. Entró en 1992. Antes de ascender al puesto de CEO dirigía la división de computación en la nube, el negocio que ha permitido a Microsoft sostener el embate de la economía digital mucho mejor que rivales como IBM.
Nadella nació hace 54 años en Hyderabad, una ciudad de la zona central del subcontinente indio. Se graduó en ingeniería eléctrica en su país y emigró a EEUU para continuar sus estudios en universidades americanas. Desde que está al mando de Microsoft las acciones de la compañía han multiplicado su valor por 11.
Sundar Pichai se convirtió en CEO de Google solo un año más tarde que Nadella. También es el primer y de momento único CEO de Alphabet, la corporación creada ese mismo 2015 como paraguas de todos los productos que estaban naciendo al calor de los datos de Google. Uno de los motivos por los que Pichai fue elegido para ese puesto es su rol fundamental en el desarrollo de muchos de esos servicios, como Android, el navegador Chrome, Google Maps o Google Drive.
La posición de Google en la sociedad digital no se puede explicar sin mencionar a Pichai, con quien la multinacional ahora vale seis veces más. Es oriundo de Ashok Nagar, en la costa este de India, tiene 49 años y su recorrido hasta llegar arriba del todo en Silicon Valley pasa por una infancia sin lujos en su ciudad natal, un puesto como alumno de honor en ingeniería metalúrgica en una universidad de su región y una partida a EEUU para obtener un master en Stanford.
La ruta vital es la misma para el CEO de IBM, Arvind Krishna (59 años, infancia y estudios superiores en India, doctorado en EEUU, trabajador de IBM desde 1990 y su presidente desde 2020). Para el de Adobe, Shantanu Narayen, la trayectoria es la misma a excepción de que ya entró en un puesto de responsabilidad en su compañía, tras ser fichado como vicepresidente en 1998.
Las escuelas de excelencia indias
Los motivos del éxito de los trabajadores indios en Silicon Valley son complejos. Sin embargo, hay unas siglas que afloran al estudiar su trayectora: IIT e IIM. Corresponden a Indian Institute of Technology e Indian Institute of Management, centros de estudios superiores e investigación repartidos por el país.
“Son institutos de excelencia en los que no se puede entrar pagando, solo por mérito”, explica a elDiario.es Sudhanshu Karandikar, director del India Desk de la consultora BDO. “Es muy difícil entrar. En mi caso se presentaron un millón de personas y entramos 600. Es muy competitivo, pero no en un sentido coreano, sino que se fomenta un sistema de educación sano”, defiende.
Toda la construcción de India como economía a partir del año 2000 estuvo basada en crear un país con más gente preparada
La educación en estos centros es gratuita. Pichai, Agrawal o Krishna pasaron por sus clases antes de dar el salto a EEUU. “Toda la construcción de India como país, como economía, a partir del año 2000, era crear un país con más gente preparada. El auge de India comparado con Pakistán, Bangladesh u otros países en vías de desarrollo se basa en el capital humano y hacer mucho hincapié en la educación”, abunda Karandikar, que destaca que los indios no han destacado solo en el sector tecnológico, sino que también han liderado multinacionales como Pepsi o Mastercard.
“Una de las críticas a nuestro sistema de educación es que creamos empleados, no empresarios. Pero son gente que aunque trabajan en empresas punteras conocidas por ser agresivas, son capaces de primar el factor humano. Tienen empatía. Vienen de clases medias y saben qué es sufrir, qué es la pobreza”, concluye el experto.
3