MySpace ha perdido unos 50 millones de canciones y vídeos almacenados en sus servidores desde 2003 hasta 2015. Achacan el error a un fallo a la hora de migrar los servidores, pero la compañía ya le ha reconocido a un usuario que “no existe forma de recuperar los datos”. Fue en esta red social donde los Artic Monkeys se granjearon un nombre, en la que apareció Adele por primera vez o el lugar en el que Lily Allen despuntó para después dar el salto a las discográficas.
MySpace nos ha enseñado que no todo lo que se sube a la nube se queda en la nube. “Los archivos fueron corruptos e incapaces de ser transferidos a nuestros servidor actualizado”, asegura la empresa a uno de los usuarios que se puso en contacto con ellos para reclamar sus canciones. “Es extraño pero es posible”, explica a eldiario.es Jordi Torres, profesor de Computación en la Nube en la facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Catalunya.
“Parece un problema de inversión”, continúa el profesor, que a su vez reconoce que “tener copias en muchos sitios vale mucho dinero”. Torres también hace referencia a la base de datos con la que tuvieran indexada la información, ya que si una migración no se hace bien, pueden ocurrir estas cosas.
“Tienes que ir con mucho cuidado. Si tú mueves el contenido de sitio sin prestar atención a las direcciones físicas o las direcciones web de los equipos, entonces pierde la indexación correcta”, explica. No es que se pierdan los datos, sino que se pierde el acceso a ellos y se vuelven, entonces, irrecuperables. La cuenta de Twitter de la compañía no se mueve desde septiembre del 2017 y nada parece indicar a los usuarios que MySpace vaya a lanzar un comunicado en las próximas horas.
La nube no es segura (y nunca lo fue)
La nube es eso que pasa mientras alguien sube una canción a Google Drive y otro ve una película en Netflix. La tecnología, democratizada en Internet al albor del año 2010, trajo un nuevo paradigma al mundo de la informática: la posibilidad de acceder a cualquier archivo desde cualquier lugar hizo que muchas grandes empresas vieran el creciente nicho de mercado y comenzasen a comprar servidores de almacenamiento. Hay un problema ecológico y medioambiental creciente, pero quizá ya sea demasiado tarde; todas la grandes están en el negocio: Amazon Web Services, Adobe, Microsoft, Google, IBM, Oracle, Salesforce, Dropbox, Verizon... y así una larga lista.
“Ya nadie se puede imaginar vivir sin la nube. Ya no tanto para almacenar los datos sino para el tema de la ubicuidad: tener un archivo guardado no sé dónde y acceder a él desde el trabajo, desde el coche, desde casa...”, continúa Torres. Sin embargo, las ventajas de la tecnología también traen consigo unos contras en los que la mayoría de los expertos coinciden: la seguridad.
“¿Es segura la nube? No, claro que no. Al final son data centers donde hay un montón de máquinas”, explica Torres. También hace hincapié en la necesidad de que el usuario cuente con copias de seguridad: “Lo suyo es tener varios backups: el riesgo cero no existe, pero lo que está claro es que si tú tienes las copias de las fotos solo en casa aún es peor”.
El profesor emérito en Sociología de la Universidad de Queen's (Canadá) y experto en la nube, Vincent Mosco, considera que la tecnología “es buena” pero que cuenta con “numerosas limitaciones”, entre ellas quién y cómo accede a esos datos. Cualquier cosa que guardemos allí “significa ceder el control de los datos a un tercero y proporciona a los hackers un punto de ataque centralizado”, explica a eldiario.es.
En la misma línea se muestra Ignacio Martín, profesor de Nube y Big Data en la facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid. “La seguridad es una de las principales barreras de la nube”, explica. Señala dos razones principales: “la primera por temas de privacidad, ya que no sabemos donde están realmente almacenados los datos y puede que sea en países sin una normativa de protección de datos”. También menciona el control que tenemos sobre esos datos, que al final dependen “de las políticas de seguridad del proveedor y pueden ser bastante limitadas y no contemplar una política de copias de seguridad”.
El futuro de la nube: instituciones y gestión de los datos
Como Martín, el profesor Torres también distingue dos estados de la nube, por un lado el que se refiere al almacenamiento y por otro, el de la privacidad. “Si tú haces una copia de tus fotos en un disco duro portátil y la dejas en casa, en teoría, parece más seguro, pero a nivel privacidad. No tengo tan claro que a nivel seguridad lo sea tanto”, explica.
Torres se refiere a la información valiosa que alguien tiene, por ejemplo a un archivo o documento “que alguien sepa que tienes solo tú y quiera robártelo”. Pero, ¿acaso existe alguna forma de almacenamiento que no pase por la nube ni la copia física de los datos en un ordenador? Mosco propone una idea relacionada con las instituciones: “Estos organismos proporcionan almacenamiento local de datos en sus propios servidores, que constituyen una alternativa a la nube lejana y al PC individual”, explica.
Para terminar, pedimos a los profesores Mosco y Torres que intenten imaginar el futuro de la nube. El canadiense se muestra convencido de que “sin duda, será importante” y recalca la idea de que sean las instituciones públicas quienes controlen la nube y no las empresas: “Esto permitirá a los ciudadanos establecer normas sobre seguridad, limitaciones en la eliminación de archivos y tasas de almacenamiento basadas en la capacidad de pago”, concluye.
Torres, por su parte, se muestra prudente: “Piensa que hace 10 años no teníamos nube. Y hace 20 no había Internet. No me atrevo a imaginar qué habrá dentro de 40 o 50 años... Pero algo sí tengo claro: no sé cómo vamos a gestionar tanta información”, concluye.