Locura en España por la criptomoneda del jefe de ChatGPT: casi el 1% de la población ha dado su iris por ella
Más de 360.000 españoles forman parte de Worldcoin, que ya son más del 10% de los usuarios totales de esta iniciativa que quiere crear un “pasaporte” para diferenciar a humanos de inteligencias artificiales y a la que investiga Protección de Datos
Hay un problema: pronto será realmente difícil distinguir si ese avatar con el que uno habla en Internet es una persona o una inteligencia artificial intentando suplantarla. Hay una empresa que propone una solución: crear un pasaporte para identificar a todas las personas reales sin utilizar datos personales o documentos oficiales de identidad. Como siempre, el diablo está en los detalles. La forma de llevarlo a cabo es registrar el iris de toda la población mundial con una máquina plateada llamada “orbe”, inventada por la empresa. Para dar un empujoncito a la gente para que ponga su ojo frente a la máquina, se les recompensa con una nueva criptomoneda.
¿Y quién está detrás de todo esto? La misma persona que ayudó a generar el problema inicial: Sam Altman, el gran ejecutivo promotor de la inteligencia artificial en los negocios y en la política como mandamás de OpenAI, la desarrolladora de ChatGPT y otras herramientas cada vez más potentes.
Toda esta iniciativa se llama Worldcoin y su propio responsable en Europa reconocía en verano a elDiario.es que “es cierto” que parece sacada de un relato distópico. Worldcoin ha vuelto a ser la comidilla esta semana debido a las largas colas de jóvenes que se han vuelto a ver frente a los stands con orbes que hay en 30 centros comerciales, estaciones de tren y lugares de ocio de toda España. Hay varios motivos detrás de ello.
El primero es que la iniciativa ha utilizado la península ibérica como campo de pruebas tanto del orbe y como del proyecto desde hace un año, a pesar de que este se lanzó oficialmente en julio. España y Portugal son dos de los países en los que un mayor porcentaje de la población tiene ya un “pasaporte de humanidad” otorgado por Worldcoin: un 0,8% en España y un 2,5% en Portugal, según los datos oficiales de la empresa ofrecidos en enero.
Datos que este febrero se habrán ya quedado muy cortos, puesto que Worldcoin ha llegado a tener hasta 10.000 registros a la semana en España, asegura la empresa a este medio. En enero había más de 360.000 españoles en su base de datos de humanos, lo que equivaldría a más de un 12% de los poco más de tres millones de usuarios registrados que tenía entonces. Este martes la cifra total de iris capturados en todo el mundo roza los 3,6 millones, con registros en 36 países
Para encontrar datos similares a los de la península hay que acudir a Sudamérica, donde en Argentina más del 1% de la población se ha dado alta en apenas unas semanas, marcando el récord mundial con más de 16.000 registros en un solo día. En Chile alcanza el 1,6% de la población total: más de 300.000 personas.
Hasta 200 euros por el iris
Sin embargo, detrás de las colas de personas entre veintipocos y treintaymuchos años vistas en España esta última semana no solo está el hecho de que la península sea uno de los lugares donde Worldcoin está más consolidado. También es que recibir esos 25 worldcoins que les ofrece la empresa a cambio de su iris les parece cada vez mejor negocio.
El precio de la criptomoneda se ha disparado en los últimos diez días. De los 2,43 euros a los que se intercambiaba cada uno el lunes 12 de febrero (en la media de los últimos 8 meses) se dispararon a su máximo histórico, 8,57 euros, este jueves. Es decir, de recibir unos 60 euros por donar el iris a cobrar más de 214, una vez vendida la criptomoneda.
¿A qué se debe esta subida, tras muchos meses en los que los worldcoins estuvieron en barbecho? “En mi opinión hay tres razones”, contesta David Tercero-Lucas, profesor de Economía en la Universidad de Comillas especializado en criptoactivos y monedas digitales.
“Primero, porque multitud de gente considera que el resto van a seguir cediendo sus datos, por lo que compran worldcoins con la esperanza de que su precio aumente”, explica el experto. “Segundo, porque tiene detrás a OpenAI (que el otro día presentó SORA, y hay una gran expectación) y muchos inversores y especuladores creen que esta empresa va a seguir creciendo en el futuro. Y tercero, porque parece que el criptoinvierno ha acabado y la mayoría de las cripto están subiendo de precio paulatinamente”, prosigue.
Hay más datos de que ese período bajista conocido en el sector como “criptoinvierno” ha quedado atrás, además de la explosión de los worldcoins. El principal es que el bitcoin ha vuelto a superar la barrera psicológica de los 50.000 dólares. Un precio que no alcanzaba desde diciembre de 2021, en medio de un derrumbe total que le llevó a caer por debajo de los 15.000.
De hecho, como ocurre con otras tantas criptomonedas, la evolución del precio del worldcoin ha evolucionado de forma muy similar al del bitcoin desde que salió al mercado el 24 de julio. Es el termómetro del sector.
Otras razones de esta variación es que se están empezando a liberar los worldcoins que estuvieron paralizados durante un año y que fueron otorgados como pago a los primeros inversores y colaboradores del proyecto. Según Token Unlock, el 88% de los worldcoins acuñados permanecen bloqueados.
Protección de Datos investiga a Worldcoin
Cuando elDiario.es pregunto a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) por Worldcoin en julio, el regulador de la privacidad informó de que no había ninguna actuación en curso contra la empresa. Es decir, no se habían recibido denuncias y el organismo no había visto motivos para entrar de oficio.
Esta semana la AEPD ha informado de que ha recibido ya cuatro denuncias contra el tratamiento que hace Worldcoin de los datos personales de los registrados. Todas ellas, no obstante, se encuentran “en fase de análisis”, la primera de las varias por las que pasan las investigaciones de este organismo y que no implica la apertura de un expediente contra el denunciado.
Al contrario de lo que pudiera parecer, el proyecto de Worldcoin está más atado de lo que parece en materia de privacidad. La empresa ha publicado los planos sobre cómo funciona el orbe y documentación detallada sobre lo que hace con los iris (que se compromete a borrar en cuanto los asigna a una persona real y crea su “pasaporte de humanidad”) está contemplado en las políticas de privacidad y su contrato con los registrados.
La AEPD tendrá la última palabra al respecto. El regulador de la privacidad francés también lanzó una investigación en julio, que de momento no ha ofrecido ningún resultado. Worldcoin ha retirado sus orbes del país, pero asegura que es porque el desembarco inicial en Francia “era un preview por un tiempo limitado. Worldcoin sigue con sus planes de abrir de una manera continuada durante 2024”.
“La Fundación Worldcoin está comprometida con el pleno cumplimiento de todas las leyes y reglamentos pertinentes que rigen el tratamiento de datos personales en los mercados en los que opera”, dice la empresa al respecto de la investigación del regulador de la privacidad. “Worldcoin da la bienvenida a los reguladores, incluida la AEPD española, y a los consumidores que pregunten y busquen información o aclaraciones sobre sus programas disponibles para las personas en sus comunidades, ciudades, países o regiones”.
Qué hay detrás de Worldcoin
Desde la empresa insisten que la información de los iris de las personas les da igual. “Cuando empezamos a mirar los tipos de datos biométricos, descubrimos que el único que tiene escalabilidad suficiente para el tamaño que queremos que este proyecto tenga es el iris, ya que puede garantizar hacer la distinción exclusiva de un humano dentro de un conjunto de 2.000 millones de personas. Cada humano tiene un iris único, incluso los gemelos. No tiene ningún antecedente genético, no está relacionado con nada”, explicaba el julio a este medio Ricardo Macieira, el jefe de Worldcoin en Europa, sobre por qué eligieron este rasgo biométrico.
“Tuvimos que construir un hardware nuevo, que era algo que no estaba en nuestros planes. Era la única opción, porque tenía que ser capaz de varias cosas. Lo primero es que tiene que saber si es una persona real lo que tiene delante, y no una foto o un perro o una persona muerta. Después lo que hace es tirar dos fotos, una de cada iris. Con ellas genera un código que se llama Iris Code, que es una tecnología que existe hace muchos años. Luego borra las imágenes que ha tirado a través del orbe y envía el código a nuestra base de datos encriptada para mirar si hay otro código igual. Si no lo hay, simplemente le dice a nuestro sistema: esta persona no se ha dado de alta y se le puede asignar un World ID a esta persona”, añadía sobre el particular orbe. “World ID” es como la empresa llama a su “pasaporte de humanidad”.
Cada humano tiene un iris único, incluso los gemelos. No tiene ningún antecedente genético, no está relacionado con nada. Es el único rasgo que permite identificar a una persona en un conjunto de 2.000 millones
Macieira reconoció que ahora mismo la empresa pierde dinero. Su proyecto es a muy largo plazo. “Ahora mismo no estamos teniendo beneficios, pero estamos mirando formas de que el proyecto sea sostenible”, admitía, adelantando que “la propuesta más sólida” es vender su tecnología de identificación a terceros o convertirse en un intermediario necesario en Internet para distinguir personas de máquinas. Un trabajo como el que ahora realizan Google o Facebook pero adaptado a los retos de la IA: “Con nuestro método no estaríamos vendiendo datos, porque no tenemos datos. Solo sabemos que ese usuario es realmente una persona”.
Por el camino, y si la criptomoneda worldcoin se consolida, el proyecto haría aún más ricos a Altman y sus más estrechos colaboradores, que siguen teniendo más del 88% de ellas en su poder.
Apúntate aquí al boletín de economía
En un momento convulso para las noticias de economía, es más importante que nunca estar bien informado. Las repercusiones de cada movimiento de empresas, de la política económica de los gobiernos y su impacto en los ciudadanos, explicadas desde un punto de vista riguroso y diferente.