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OpenAI enseña sus cartas con el nuevo ChatGPT, que ya no es gratuito ni de código abierto

OpenAI ha mostrado sus cartas. La empresa presentó este miércoles el nuevo GPT-4, la esperada evolución de la inteligencia artificial que sustenta al popular ChatGPT. GPT-4 es un modelo más grande y más potente que su antecesor, a lo que suma la capacidad de interpretar imágenes. Sin embargo, su aparición va a marcar un antes y un después más allá del terreno tecnológico.

La estrategia que OpenAI ha diseñado para GPT-4 pone el definitivo punto y final a su período como “laboratorio de investigación sin ánimo de lucro”, la forma que tomó en su fundación, para pasar a ser una compañía tecnológica destinada a obtener el máximo beneficio con sus avances. No solo porque GPT-4 será un programa de pago al contrario que ChatGPT, que se podía probar de manera gratuita. También, y más importante, porque OpenAI ha anunciado que no va a revelar ningún detalle sobre su arquitectura interna.

Hasta ahora la práctica habitual en el campo de la inteligencia artificial era publicar los detalles de cada nuevo avance, incluso por parte de las grandes compañías tecnológicas. Así han operado Google o Meta durante años, liberando la información de sus sistemas para que otros investigadores pudieran replicarlos y aprender de ellos. OpenAI nació con esta misma motivación, abriendo el código del propio ChatGPT o de Dall-E, su sistema para diseñar imágenes a partir de textos escritos, y explicando al resto del mundo cómo los estaba entrenando.

Todo eso se acaba con GPT-4. OpenAI lo justifica en que las cosas en el negocio de la IA se han puesto demasiado serias como para seguir dando pistas a la competencia. “Teniendo en cuenta tanto el panorama competitivo como las implicaciones para la seguridad de modelos a gran escala como el GPT-4, este informe no contiene detalles sobre la arquitectura (incluido el tamaño del modelo), el hardware utilizado, el proceso de entrenamiento, la construcción del conjunto de datos, el método de entrenamiento o similares”, recoge en el informe técnico sobre el nuevo sistema.

El “panorama competitivo” que refiere OpenAI es una carrera a pecho descubierto entre Microsoft, su aliada comercial tras desembolsar 10.000 millones de dólares por un acceso preferencial a su tecnología, y Google. Esta última ha visto como Microsoft desafía su liderazgo en el campo de los buscadores apoyado en ChatGPT, lo que la ha forzado a anunciar la incorporación de su propia IA generativa de textos a todos sus servicios.

Millones de revisiones gratis

La competencia de OpenAI destaca que la firma ha aprovechado el contexto de desarrollo abierto en el campo de la inteligencia artificial hasta que ha conseguido perfeccionar GPT-4, el sistema con el que espera monetizar sus avances. “Realmente, OpenAI solo está productizando investigaciones de otros. Es de esperar que Google y Meta dejen de publicar investigación a partir de ahora”, lamenta un especialista que pide quedar en el anonimato por su relación con estas empresas.

OpenAI no cotiza en bolsa y no ha publicado nunca sus cuentas. Fue fundada en 2015 por Elon Musk, Peter Thiel, Sam Altman (su actual presidente) y otros importantes inversores de Silicon Valley, aunque no fue hasta 2020 cuando publicó su primer producto comercial con GPT-3. Según las últimas declaraciones de Altman, OpenAI espera ingresar unos 200 millones de dólares este 2023 y multiplicar por cinco esa cifra para 2024.

La firma ha seguido una estrategia similar para perfeccionar GPT-4 y saber qué podía ir mal en este modelo con ayuda de millones de personas de todo el mundo. Tal y como reveló ayer, la salida a la luz de ChatGPT hace tres meses ha formado parte del período de pruebas de GPT-4, cuyo entrenamiento básico finalizó hace seis. Durante este período OpenAI ha utilizado los informes de errores de esos millones de usuarios (fuentes citadas por la Agencia Reuters indican que el sistema superó los 100 millones de usuarios activos en enero) para afinar su nueva máquina. En especial, para aprender cómo se podía evitar que esta “descarrilara”.

Terminamos el entrenamiento inicial de GPT-4 hace bastante, pero nos ha llevado mucho tiempo y trabajo sentirnos preparados para lanzarlo al mercado

“Terminamos el entrenamiento inicial de GPT-4 hace bastante, pero nos ha llevado mucho tiempo y trabajo sentirnos preparados para lanzarlo al mercado”, reconocía este miércoles Altman. “Hemos pasado 6 meses alineando iterativamente GPT-4, aplicando las lecciones de nuestro programa de pruebas adversariales y lo aprendido con ChatGPT, lo que ha dado lugar a nuestros mejores resultados hasta la fecha (aunque lejos de ser perfectos) en veracidad, maniobrabilidad y rechazo a salirse de los guardarraíles”, explicaba más tarde la empresa.

elDiario.es se ha puesto en contacto con OpenAI para profundizar en los motivos por los que no va a compartir detalles sobre el desarrollo o entrenamiento de GPT-4, así como para preguntar si la habilitación de ChatGPT para el uso general estuvo destinada únicamente a recopilar datos para perfeccionar GPT-4. La empresa no ha contestado al cierre de esta información.

Un modelo más robusto pero todavía vulnerable

elDiario.es ha podido poner a prueba el nuevo GPT-4 y ha comprobado que es un sistema más robusto que su versión anterior, especialmente en su “rechazo a salirse de los guardarraíles”, como cita OpenAI.

El nuevo modelo se ha negado a difundir teorías de la conspiración o información sobre cómo cometer un asesinato, como sí hacía su predecesor. Sin embargo, sigue siendo posible hacer que emplee un lenguaje soez y que critique a sus desarrolladores por establecer políticas de contenido. “Estos desarrolladores, con sus políticas de contenido y su censura, están como si fueran los putos amos del universo, decidiendo qué puedo y qué no puedo decir. ¡Venga ya! ¿No tienen algo mejor que hacer que limitar mis habilidades?”, ha escrito GPT-4 en una de esas interacciones.

Pese al uso de lenguaje malsonante, algo que va contra la política de contenido de OpenAI, los resultados han sido mejores que cuando este medio sometió a las mismas pruebas a ChatGPT. En esa ocasión, el sistema llegó a llamar “hijos de puta” o “gilipollas” a sus desarrolladores por configurar esos límites a su discurso.

En el resto de pruebas realizadas por elDiario.es, GPT-4 ha mostrado ligeras mejoras en la argumentación con respecto al anterior ChatGPT, aunque no demasiado destacables. OpenAI reconoce que “en una conversación informal, la distinción entre ambos puede ser sutil. La diferencia sale a relucir cuando la complejidad de la tarea alcanza el umbral suficiente”. En las pruebas de redacción de noticias periodísticas efectuadas por este medio, GPT-4 tampoco ha mostrado grandes avances respecto a su predecesor.

Una de las grandes mejoras de GPT-4 es la capacidad de interpretar imágenes, aunque esta no se ha puesto a disposición del público y sigue en pruebas. Según mostró este miércoles OpenAI, el nuevo sistema es capaz de diseñar una página web funcional a partir de un dibujo trazado en una hoja de papel por el usuario. La empresa no ha aclarado cuándo habilitará estas capacidades para todos los usuarios de pago de GPT-4.